Kara Ema:
Este domingo volví a ir al hogar de niños Haruka Gakuen como voluntario, el mismo donde había ido dos semanas atrás.
Tenía la esperanza de volver a encontrarme con Miyu, pero lamentablemente no terminó siendo el caso. Esta vez me tocó estar con niños un poco más mayores, de primero y segundo grado de primaria.
En total éramos alrededor de diez niños y cinco adultos. Viajamos en dos coches hasta un parque que tenía varios juegos. Allí estuvimos jugando y correteando durante dos horas.
Yo fui el único de los voluntarios que se sumó al onigokko (mancha) con los niños y estuvo corriendo con ellos y subiéndose a los juegos.
Esta vez no hubo ningún voluntario extranjero; eran todos japoneses—o debería decir japonesas, dado que eran todas mujeres jóvenes (universitarias). Yo era el único hombre y el único extranjero.
Dado que el parque quedaba un poco alejado del hogar, tardamos unos veinte minutos en ir y volver con el coche. Eso hizo que no tuviesemos tiempo para almorzar con los niños, dado que la actividad de voluntariado tenía estipulado un horario de finalización a las 13:00.
Cuando estábamos volviendo a pie hacia la estación, la organizadora del evento de voluntariado me ofreció pasar por un konbini y comprarme algo para comer, así no me volvía a mi casa con el estómago vacío tras haber estado corriendo y jugando con los niños por dos horas.
En la estación me despedí de todos y me fui a tomar el tren de regreso a Osaka.
Ame,
Kato
Panza llena corazon contento!