Kara Ema:
El domingo a las 9:00 me pasó a buscar Hùng para llevarme con toda la familia a desayunar a otro de esos restoranes con las mesas rojas en la calle (¿por qué siempre tienen que ser rojas?).
Cuando llegamos al establecimiento y nos sentamos, una niña nos acercó los platos y una mujer le quitó el bebé de los brazos a Xuân para que pudiese comer mejor.
Esta vez me hicieron probar algo llamado bánh cuốn.
El bánh cuốn (lit. pastel enrollado) es un plato vietnamita originario del norte del país.
Se elabora con una fina y ancha lámina de masa de arroz fermentado rellena de una mezcla de carne de cerdo picada, setas picadas y chalotas picadas. Los acompañamientos de este plato suelen consistir en chả lụa (salchicha de cerdo vietnamita), rodajas de pepino y brotes de soja, y la salsa para mojar se llama nước chấm (salsa de pescado).
Wikipedia
Cerca de las 10:00 fuimos a una cafetería llamada Coffee S99.
Allí nos juntamos con el primo de Hùng, que resulta ser el dueño de un jardín de infancia privado. También había otra persona más, amigo del primo de Hùng, que era dueña de un colegio privado.
Andaba ansiando ver cómo eran las escuelas vietnamitas, pero nunca me habría imaginado que iba a terminar sucediendo de la manera en que lo hizo. Cuando me levanté el domingo no tenía idea de que ese mismo día estaría visitando un colegio y charlando personalmente con no solo su director, sino su mismísimo dueño y fundador.
Tras una breve charla de media hora mientras tomábamos café, fuimos caminando desde la cafetería hasta el colegio de esta persona, así nos daba un tour por las instalaciones y yo de paso preguntaba y aprendía un poco sobre cómo es el sistema educativo en Vietnam.
Me impresionó lo grande que era el predio del colegio. Incluía dos edificios, uno de los cuales llegaba hasta el piso diez. Comprendía tres niveles educativos: primaria, secundaria inferior (o escuela media) y secundaria superior.
Solo llegué a ver una pequeña parte de todas las instalaciones, incluyendo:
Luego el piso 9 tenía seis habitaciones que parecían de hotel, además de una cocina, un salón y una lavandería.
Según me contó, la idea del dueño del colegio es utilizar este piso para hospedar a extranjeros que estén dispuestos a enseñar inglés en su instituto.
Por último nos mostraron el último piso, el décimo, donde vivía el fundador del colegio junto a su familia, incluyendo su esposa que según me contaron había sido subalcaldesa de la ciudad de Vinh. En otras palabras me encontraba rodeado de gente rica y poderosa.
En aquel momento fue cuando el Sr. Vivo-en-un-penthouse-arriba-de-un-colegio me extendió su tarjeta de negocios y me ofreció enseñar inglés en su instituto cuando quisiera y tuviese disponibilidad. Actualmente los niños vietnamitas están de vacaciones de verano, pero al parecer en esta escuela tienen un programa de verano mediante el cual algunos de los niños acuden a clases mismo durante las vacaciones.
Si bien en esta escuela privada enseñan inglés, me contaron que en las públicas los niños no aprenden otros idiomas, lo cual explicaría por qué los vietnamitas no se manejan bien con el inglés en general (asumiendo que la mayoría va a escuelas públicas).
También les pregunté sobre las clases de religión, dado que era algo que me daba mucha curiosidad saber, sobre todo después de enterarme hace poco que la gran mayoría (~80%) de los vietnamitas no pertenecen a ninguna religión (incluyendo Hùng). Me explicaron que este colegio privado no daba clases de religión y que las escuelas públicas sí tienen, pero no se enseña ninguna religión en particular sino que es más general y sobre varias de ellas como el budismo, el islam, etc.
A las 11:00 me despedí de los ricos y poderosos y me fui con la familia de Hùng a su casa a almorzar.
A las 13:00 me volví caminando al hotel.
Parece que a los niños vietnamitas también los dejan andar solos en la calle, dado que en el trayecto al hotel me crucé con esta niña pequeña atravesando una avenida con su bici rosa:
Por cierto, también me topé con esto:
A las 17:30 me volví a juntar con mis anfitriones, que me llevaron a una cafetería. Me encanta porque todos los días me llevan a cafeterías y siempre a una diferente.
Yo aprovecho para pedirme cada vez algo distinto también. Esta vez fui por el Ô long cốt dừa, una bebida fría tipo frappé hecha con coco y té oolong.
Una hora más tarde fuimos a buscar las bicis y con ellas nos fuimos a un lugar que tenía juegos para niños de interior, de esos que pagas una vez la entrada y tienes derecho a jugar todo lo que quieras el tiempo que quieras.
No te puedo explicar la cantidad de niños que había cuando fuimos, así que te lo voy a mostrar directamente:
Nos quedamos allí jugando con Minh hasta las 20:00 pasadas, hora en que Hùng dijo que deberíamos ir a su casa para cenar.
A las 21:30 me fui con la bici para el hotel.
Ame,
Kato
Alto cole!