Kara Ema:
El miércoles a las 8:30 me levanté, y cuando abrí la puerta de la cabaña para salir al baño me encontré con los dos hermanos mayores Krung, que habían estado allí esperando a que nos despertáramos.
Al igual que todos los días anteriores, la última jornada también nos había tocado lluviosa, así que el paseo por el bosque nunca lo pudimos hacer. En su lugar fuimos al comedor a jugar con los niños. El equipo les enseñó a los hmong a jugar al juego del hombre lobo.
A las 10:00 me fui a dar un último paseo por la aldea, acompañado por los hermanos Krung. En el trayecto me crucé con:
En un momento nos encontramos con dos integrantes del equipo que también estaban dando un paseo, así que se nos sumaron a nosotros. Los Krung nos llevaron a conocer una parte de la aldea con hermosas vistas de la naturaleza que nos rodeaba.
Al mediodía volvimos al comedor para almorzar. Los hermanos Krung me dijeron que tenían hambre, así que antes de ir al comedor pasamos por una tienda donde les ofrecí comprarles algo para comer. Una vez más fueron modestos y moderados con lo que eligieron: una salchicha cada uno. Les pregunté si estaban seguros de que no querían nada más—al parecer lo estaban.
Después de almorzar fuimos a la cabaña a recoger nuestras cosas. Ahora solo quedaba esperar a que el autobús nos pasara a buscar, y —lo más difícil— despedirse de los niños.
A las 13:00 dejamos atrás la aldea y cuatro horas más tarde llegamos a Hanói. Desde el sitio donde nos dejó el autobús caminé hasta la casa de la señora Đinh, tras haberme despedido de todo el equipo.
Ame,
Kato
Volvio la Señora Ðinh! Jajaja