Khlong Toei: jardín, escuela, fundación y nuevos amigos

Kara Ema:

El miércoles a la noche después de escribirte terminé de armar el Pikachu.

Armando el Pikachu con ladrillos de plástico
Pikachu terminado

El jueves salí del hotel a las 8:30. Luego de comprar algo para desayunar en MaxValu, me fui a tomar el Skytrain.

Asiento prioritario para personas mayores, niños, discapacitados, embarazadas y monjes.

A las 9:00 pasadas me bajé en la estación Bearing, cerca de la Foundation for Child Development.

Estos carteles en el medio de la acera realmente ponen de manifiesto el hecho de que en Tailandia (y el Sudeste Asiático en general) los peatones son ciudadanos de segunda clase, mientras que los vehículos son ciudadanos de primera.
Foundation for Child Development

Cuando llegué, toqué la campana y hablé con una mujer de ahí. Le pregunté si podía pasar a jugar con los niños pero me dijo que no había niños allí, sino que eran solo oficinas. Me llamó la atención dado que parecían tener un bonito y amplio espacio, con jardín y paredes pintadas con dibujos de niños. Además las imágenes que aparecían en Google Maps incluían niños. Pero bueno, como no había niños me terminé volviendo en Skytrain hacia Ekkamai, y desde Ekkamai caminé hasta Khlong Toei.

A las 10:20 llegué a Sikkha Asia Foundation. Una de las mujeres que trababa allí me reconoció enseguida, dado que ya había pasado por esta fundación el año pasado. Se alegró de verme de vuelta y me invitó a entrar y sentarme.

Noté que no había ningún niño así que le pregunté a qué hora vendrían; me dijo que a las tres de la tarde. Claro, es que estaban todos en el colegio todavía.

Sikkha Asia Foundation (I)
Sikkha Asia Foundation (II)
Sikkha Asia Foundation (III) — Biblioteca móvil.

Cerca de las 11:00 me fui, prometiendo que volvería más tarde cuando los niños estuvieran.

Me puse a dar una vuelta por el barrio.

Paseando por los sois
Uno de los varios gatos con los que me crucé
La entrada a una casa
Otro soi
Otro gato
Soi atravesado por un canal
Gatito lindo

A las 11:40 me pedí una sopa de fideos en un restorán en la calle principal.

Mi almuerzo del jueves (฿50; ~US$1,5).

También me pedí un té tailandés con queso y burbujas.

Té tailandés (฿45; ~US$1,3).

A las 13:00 llegué al sitio de juegos donde siempre me encontraba a mis amigos, pero a aquella hora seguramente estarían en la escuela. No había nadie y estaba un poco cansado así que me puse a dormir una siesta de una hora en el tobogán.

Siesta en el tobogán

Cuando me desperté y empecé a caminar de vuelta, me crucé con una iguana y un perro ladrándole.

Iguana y perro ladrándole

A las 14:30 hice algo que tendría que haber hecho desde más temprano: ir al jardín de la fundación Duang Prateep.

Loli en el jardín, con la cara espolvoreada de talco.

En un momento mientras estaba allí al lado de esta loli, apareció una niña que de repente me dio un abrazo. Al ver esto, otra que venía atrás me vino a abrazar también, y luego otro, y otro, hasta que de repente me vi rodeado de un puñado de niños queriendo abrazarme. Fue muy tierno.

No entendí bien por qué todos los niños de los diferentes cursos se estaban agrupando en la sala al lado de la entrada principal, y al cabo de 5 o 10 minutos se volvieron a desagrupar y se fue cada curso a su respectiva aula de vuelta.

Niños agrupados, preparándose para regresar a las aulas.

Uno de los grupos no fue a un aula sino a la parte donde comían. Le pregunté a una maestra si iban a comer un snack antes de irse a casa pero me dijo que no, que estaban por tener una clase.

Niños en clase (I)
Niños en clase (II)

¿Estás preparado para ver una de los mejores fotos que he tomado jamás?

La de este dulce de leche tentación

Esta niña supuestamente tenía que estar en clase, pero se había escapado para ir a los juegos, así que yo la seguí y me puse a hacerle fotos y a jugar con ella. Fue divertido seguirla a medida que se iba moviendo como una conejita de juego en juego, del tobogán, al balancín, etc. Lo mejor era que cada vez que yo sacaba el teléfono de mi bolsillo y lo apuntaba hacia ella, me mostraba una sonrisa (como en la foto de arriba).

O como en esta foto
Y también esta
Niñas haciendo un ejercicio de tailandés

Estas dos niñas estaban prestando atención a la profe en la última foto, pero también se la pasaron jugando conmigo, dándome choques de mano y abrazos.

O posando para las fotos
Más niñas en clase (los varones estaban en la mesa de al lado).

Nunca había deseado tanto tener un giratiempo como este día. Me quería quedar en el jardín hasta que se fueran todos los niños, pero también quería visitar de vuelta la escuela Muban Phatthana, así que a las 15:45 me fui para allá.

Niños bailando en un aula de la escuela
Niñas de la escuela

En la escuela me lo crucé de vuelta al niño de la sopa. Bueno no, pobre, vamos a ponerle un nombre ahora mismo así no tengo que seguir refiriéndome a él como «el niño de la sopa». Llamémosle Kiat.

Kiat entendió enseguida que yo quería visitar toda la escuela completa así que me empezó a dar un tour.

Escuela Muban Phatthana
Barrio de Khlong Toei visto desde uno de los pisos superiores de la escuela
Más niños de la escuela

A las 16:00 pasadas salimos de la escuela con Kiat.

Niñas saliendo de la escuela y caminando solas

Una vez más me hizo ir con él al 7-Eleven y comprarle su querida sopa. Yo me compré algo para mí también y nos fuimos a sentar afuera a comer nuestros refrigerios.

A las 16:40 emprendimos nuevamente la marcha. Él quería que lo acompañara hasta su casa, pero yo quería ir a Sikkha Asia Foundation, así que me dijo que me acompañaría un rato.

Kiat

En la fundación me hice una nueva amiga, Rutna. Kiat no quería saber nada: le pegaba a mi amiga y la intentaba separar de mí de lo celoso que estaba. Quería que yo solo le preste atención a él y que jugara solo con él.

Rutna, Kiat y yo jugando al Jenga.
Rutna intentando sacar una pieza de Jenga

También estaba esta otra loli, Yindee:

Yindee

Yindee era la hija de una de las mujeres que trabajaban allí, así que venía todos los días. De hecho también estaba cuando yo había ido el año pasado. Me dijeron que Yindee se acordaba de mí, lo cual me puso muy contento, sobre todo porque solo habíamos estado jugando media hora o menos, dado que yo había llegado al final de la jornada cuando ya estaban cerrando.

A las 17:30 fuimos a 7-Eleven una vez más, esta vez con Rutna. Les dije a Rutna y a Kiat que podían elegir tres cosas cada uno.

Rutna eligiendo su helado
Rutna con la cesta donde iban poniendo las cosas

Yo me pedí un helado para mí también, para comer con Rutna. Kiat eligió un juguete, un pan y una bolsa de patatas. Por su parte, Rutna optó por el helado, unas pastillas de goma y unos fideos instantáneos picantes. Le advertí que eran picantes —usando el traductor automático para estar seguro de que me entendiera—, pero aún así los quería así que se los compré. En total gasté ฿329 (~US$9,5).

Cuando salimos del 7-Eleven hubo una pequeña disputa, dado que Kiat quería que yo fuese con él hasta su casa pero yo quería ir con Rutna. Después de todo ya había conocido la casa de Kiat el día anterior, y la de Rutna no la conocía todavía. Al final Kiat terminó yéndose a su casa solo, un poco decepcionado conmigo. Supongo que ese es el problema de tener muchos amigos niños: nunca vas a poder complacer a todos siempre. Por eso habría deseado tener un giratiempo este día.

Empezamos a caminar con Rutna mientras tomábamos nuestros helados. Tan pronto como terminó su helado, la levanté y me la puse en los hombros. Pareció gustarle dado que no paraba de reír.

Cuando llegamos a su casa, parecía que no quería que yo entrase dado que me hizo señas de que la esperara afuera.

Rutna al lado de su casa, pidiéndome que la espere afuera.

Al minuto salió de la casa y me hizo señas de que la siguiera de vuelta.

Siguiendo a Rutna
Niñas con quienes nos encontramos

Resulta que Rutna me estaba llevando al campo de fútbol, donde había varios niños haciendo deporte.

Campo de fútbol

También vi a niños practicando Muay Thai, lo cual me pareció genial.

Niños haciendo Muay Thai
Mi amiga Rutna

Cuando me vieron jugando con Rutna, cargándola, subiéndola a mis hombros y a mi espalda, enseguida empezaron a aparecer varios niños más queriendo jugar conmigo y que yo los cargara también a ellos.

A las 18:00 me llevaron al patio de juegos y estuvimos allí jugando un buen rato. Yo no podía evitar pensar que en cierto modo los estaba tracionando a mis otros amigos en el otro extremo del barrio, que me estaban esperando para que jugara con ellos. Sobre todo el que me había dado el Pikachu para que se lo armara seguramente se estaría preguntando por qué no había ido a dárselo todavía. Es el problema de no tener un giratiempo…

Niña con los labios pintados (no me gusta cómo le quedaba; las niñas son más tiernas al natural, sin maquillaje).
Esta niña de la derecha se pasó todo el tiempo observándome mientras yo jugaba con las otras, y recién al final entró en confianza y accedió a jugar conmigo también.
Estas dos eran unas loquitas: se trepaban a las rejas y se pasaban de un lado al otro. Además se peleaban entre ellas y con Rutna para subirse a mí.
Esta es Wilai—me encantó jugar con ella, y con todas las otras también.

A las 19:00 salimos del patio de juegos y yo ya me estaba por ir, pero decidí levantar a Wilai por última vez. Había un niño que estaba tomando una lata de Coca a medio metro de donde estaba yo haciendo girar y volar a Wilai, así que accidentalmente le terminamos haciendo volcar la Coca. Esto provocó una riña entre Wilai y el niño, lo cual hizo que Wilai se echara a llorar.

Yo me puse a contenerla, abrazarla y secarle las lágrimas de la cara, pero no sabía qué más hacer para conseguir que dejara de llorar. Me partía el corazón verla así y no podía irme hasta que estuviera bien. En un momento al niño le vinieron a traer una nueva lata de Coca, y a mí se me ocurrió decirle (a través del traductor) que no había sido culpa de Wulai, que ella ni siquiera había visto que él estaba ahí con la Coca, con lo cual no tenía sentido que él se enfadara con ella.

Le ofrecí un estrecho de manos al mismo tiempo que le pregunté si ya estaba todo bien. Cuando me respondió que sí, le pedí que estrechara la mano de Wulai también, lo cual aceptó hacer. Fue en este momento cuando Wulai se empezó finalmente a calmar y a dejar de llorar.

Antes de irme les pedí a los tres niños que quedaban que se pusieran juntos así les hacía una foto para el recuerdo:

Foto para el recuerdo de mis nuevos amigos

A las 20:00 pasadas volví al hotel.

Ame,
Kato