Kara Ema:
El lunes fuimos a un centro comercial en Alicante, llamado The Outlet Stores.
Me compré varias cosas nuevas que necesitaba, incluyendo unas zapatillas deportivas Nike (42€) y una mochila Fjällräven Kånken (67€).
Fuimos a almorzar a The Good Burger, una cadena española que en mi opinión hace unas de las mejores hamburguesas del mundo. Dado que mi hermana había invitado el bar de tapas y su marido el restorán japonés, esta vez me tocaba invitar a mí. Me costó 37€.
A las 17:00 con mi hermana nos pusimos a ver el último episodio de la segunda temporada de El juego del calamar, y cuando lo terminamos miramos Del revés 2 (Intensamente 2 / Inside Out 2), que ninguno de los dos la había visto todavía.
A las 20:30 fuimos a pasear al Perri.
El martes me puse a ordenar un poco mis cosas, dado que ya se estaba acercando el día en que dejaría Alicante y España. Me habría gustado quedarme un poco más a recorrer otras partes de España, pero quiero seguir avanzando primero con los demás países que me quedan por conocer.
A las 13:30 salimos a pasear al Gordo por el barranco, el cual estaba todo embarrado dado que había llovido durante la noche.
Hicimos como la otra vuelta: anduvimos por el barranco un rato hasta que en un momento salimos, yo me quedé con el perro y mi hermana se fue a dar vueltas corriendo para hacer ejercicio.
Cuando llegamos los dos a casa mi hermana me preguntó cómo había hecho para llegar antes que ella, y le dije que porque descubrí un atajo que me hacía pasar por las vías del ferrocarril y por una abertura en las rejas.
Me regañó un poco por haberme metido por un camino no oficial —aunque curiosamente figuraba en Apple Maps— y me recordó que ya no estaba en Asia sino en Europa, y «en Europa no se jode».
A las 19:00 salimos a la casa de las Polis. Las Polis son dos mujeres policía que están en pareja y viven en una casa de campo a 15 kilómetros de donde vive mi hermana. Una de las Polis es la hermana del marido de mi hermana.
Me habían dicho que seríamos diez adultos y cuatro niños, pero cuando entramos a la casa yo no vi niños por ningún sitio. En su lugar había cuatro adolescentes —tres hombres y una mujer—, de cuerpos altos y desarrollados, al punto que llamarlos «niños» me parecía desmesurado. La supuesta «niña» de 16 años tenía más tetas que la mitad de las mujeres adultas que conozco. Si bien los adultos presentes en la fiesta hacían referencia a «los cuatro niños», yo los llamaré «los cuatro jóvenes» en este artículo.
Los cuatro jóvenes estaban sentados en el sofá viendo una película cuando llegamos. Después de ver la película se pusieron con sus móviles y apenas interactuaron entre ellos. Con los adultos tampoco interactuaron mucho durante toda la fiesta. Los adultos les prepararon una mesa aparte solo para ellos cuatro, y un menú especial de comida.
Yo creo que era el más joven del grupo de adultos; todos los demás parecían tener de 40 para arriba. Entre ellos había una pareja de lesbianas (las Polis) y una pareja de gays, lo cual es curioso dado que significa que un 40% de los adultos presentes formaban parte del colectivo LGBT—una proporción muy superior a la de la población en general.
El grupo de adultos se pasó la fiesta tomando distintos tipos de bebidas alcohólicas, empezando por el Aperol y pasando por la ginebra, la cerveza y el vino. A veces compartían vasos: se olvidaban cuál era el suyo y cogían el de otro, o bien se pasaban una copa grande o una cerveza de mano en mano como si fuese un mate. Yo me sumé al principio pero en un punto decidí que no quería tomar más alcohol y me pasé a la Coca-Cola.
El «menú infantil» no, me niego a llamarlo así. Vamos de vuelta: el menú de los jóvenes consistió en lasaña. Por suerte había sobrado así que yo pedí que me sirvieran un plato de lasaña para probarla también. Estaba excelente. Todo lo demás también estuvo muy bien.
Después de cenar nos pusimos —o debería decir se pusieron, dado que yo no participé mucho— a bailar y cantar algunas canciones que ponían en YouTube, sobre todo música española que yo no conocía, canciones de los ochenta y por algún motivo varios temas de Madonna.
Resulta que en España tienen una tradición especial que hacen a la medianoche de Nochevieja, y que yo no conocía.
Las doce uvas de la suerte es una tradición española que consiste en comerse doce uvas a las 00:00:00 del 1 de enero.
Las doce uvas datan de al menos 1895, pero se establecieron en 1909. Según una teoría, en diciembre de dicho año, algunos viticultores alicantinos popularizaron esta costumbre para vender mejor gran cantidad de uvas de una excelente cosecha. Según la tradición, comer las doce uvas conduce a un año de buena suerte y prosperidad. En algunas áreas, se cree que aleja a las brujas y el mal general, aunque esta «magia» es tratada como un legado antiguo, y en la actualidad se ve como una tradición cultural para dar la bienvenida al año nuevo.
Hay dos lugares principales donde la gente se reúne para comer las uvas: en casa con la familia después de la cena de Nochevieja o en las principales plazas del país, siendo la Puerta del Sol de Madrid el lugar más famoso para hacerlo y donde comenzó esta tradición.
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Solo los adultos hacíamos lo de las uvas. Los jóvenes por su parte tenían más suerte, dado que en lugar de uvas les habían dado grageas de chocolate. Yo ni intenté hacer lo de comer una uva con cada campanada porque sabría que no iba a poder y no estaba interesado en la idea de atragantarme, así que me tomé mi tiempo para comerlas.
El Reloj de Gobernación (a veces también conocido como Reloj de la Puerta del Sol) es un reloj de torre colocado en un templete sobre la Casa de Correos en la Puerta del Sol. Fue inaugurado el 19 de noviembre de 1866 por la reina Isabel II […]. El reloj, tras haber pasado ya un siglo y medio funcionando en perfecto estado, continúa dando las campanadas cada año en el ritual de las doce uvas.
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No esperaba ver fuegos artificiales allí donde estabamos en el campo, pero diez minutos después de la medianoche uno de los vecinos nos sorprendió a todos.
Nosotros también teníamos algo igual: bengalas.
Ya hacía varias horas que estábamos allí y el evento no parecía estar próximo a llegar a su fin. Si bien me reía con los chistes que hacían y había disfrutado de la deliciosa comida y la amena compañía, lo cierto es que no me interesaba mucho ni el baile que estaban haciendo ni el alcohol que estaban bebiendo. Las reuniones de adultos de este estilo que se focalizan en baile, alcohol y música fuerte no son mi estilo. Puedo fingir por un rato, pero llega un punto en que necesito alejarme y volver a las cosas que sí me gustan.
Normalmente lo que hago en ese punto es ir a jugar con los niños, pero el problema es que en esta fiesta no había niños con quienes ir. Así que lo que hice en su lugar fue pedir las llaves del coche a mi hermana y meterme allí a leer en la Kindle por un rato. Menos mal que me la había llevado conmigo.
A las 3:00 llegamos a casa. El marido de mi hermana se fue a acostar de inmediato, dado que se sentía mal con todo lo que había bebido. Mi hermana por su parte tenía ganas de seguir bebiendo y charlando un rato más, así que yo la acompañé hasta pasadas las 4:00, que era cuando había llegado el 2025 para los argentinos.
A las 5:00 nos fuimos a dormir.
¡Feliz Año Nuevo!
El miércoles fue un día muy corto y sin acontecimientos destacables, dado que todos nos levantamos supertarde y no estábamos con energías para ir a ningún sitio, de todo los que habíamos comido y tomado la noche anterior.
Nos levantamos a las 14:00 pasadas. Nos saltamos el desayuno y pasamos directamente al almuerzo.
A las 19:30 salimos a pasear al Morrudo.
A las 21:00 cenamos pizzas mientras veíamos una peli española que encontré yo en Netflix, llamada Thi Mai, rumbo a Vietnam.
Tras la muerte de su hija en un accidente, Carmen (Carmen Machi) recibe una carta que anuncia que su ya fallecida hija había solicitado la adopción de una niña en Vietnam y que se le ha concedido, por lo que se lleva a sus amigas Rosa (Adriana Ozores) y Elvira (Aitana Sánchez-Gijón) para viajar hasta Vietnam y recoger a la pequeña.
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El jueves hicimos comida en lo de las Polis («hacer comida» en español de España significa almorzar).
Llegamos a las 13:30.
Vi que estaban todos muy entretenidos charlando entre ellos y preparando la comida, así que aproveché para salir a dar una vuelta y explorar un poco los alrededores.
Lo de las Polis quedaba en una zona rural de la provincia de Alicante. A treinta minutos a pie estaba el municipio costero de Santa Pola. Me habría gustado ir hasta allá para ver la playa, pero si hacía eso no llegaría a tiempo de vuelta para el almuerzo, así que en su lugar solo me fui hasta el polígono industrial que quedaba más cerca.
A las 14:40 regresé a la casa, cuarenta minutos después de haber salido.
Había varias personas más que cuando salí, incluyendo los cuatro niños adolescentes de la vez pasada, que ahora eran cinco dado que se había sumado una chica más que antes no estaba.
Al igual que la vez anterior, separaron a los adolescentes en una mesa aparte y les dieron su propio menú. La mesa de los adultos la habían puesto afuera dado que el día estaba lindo y soleado. Los adolescentes almorzaron adentro.
El roscón de Reyes es un bollo elaborado con una masa dulce con forma de toroide adornado con rodajas de fruta confitada, escarchada o cristalizada de colores variados. Puede rellenarse de nata montada o crema, en la actualidad también de moca, trufa o chocolate, y se introducen en su interior sorpresas.
Normalmente contiene una figurita de cerámica o de plástico escondida en la masa, que los comensales se encuentran en alguna rebanada. También se introduce un haba seca y es tradición que aquel que encuentre el haba pague el roscón.
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Los adultos le jugaron una broma a la adolescente tetona, dándole la porción de roscón que tenía el haba y haciéndole creer que tendría que pagar 50 euros a la persona que le había tocado el rey.
A las 19:00 fuimos al centro comercial con mi hermana, principalmente porque yo tenía que devolver una chaqueta que había comprado unos días atrás, dado que luego me compré otra que me gustó más.
A las 20:30 volvimos a casa. Pedimos comida a un restorán turco y nos pusimos a ver una peli mientras la esperábamos. Se trataba de una comedia española llamada Padre no hay más que uno 4. No paramos de reírnos durante toda la película.
Hoy fue mi última jornada completa en España antes de mi vuelo de mañana.
Ame,
Kato
Feliz año!!!