Kara Ema:
El domingo lo pasé bastante tranquilo también (tan tranquilo que no sabía qué nombre ponerle a este artículo). Es que ya no me quedan muchas cosas en Reikiavik que quiera hacer y aún no haya hecho, con lo cual no llevo apuro. Desde hoy me queda oficialmente una semana aquí.
Durante el día me dediqué a lavar un cúmulo de ropa sucia que venía amontonando desde que me fui de lo de mi hermana. Digo durante el día porque fue una tarea de varios pasos que fui haciendo de a poco: a la mañana puse la ropa en la lavadora, a la tarde la pasé al tendedero para secar, y unas horas más tarde finalmente la llevé a mi maleta.
A las 13:00 salí del hotel, y en lugar de dirigirme hacia la izquierda como siempre —en dirección del centro—, por primera vez tomé el sentido contrario.
A dos kilómetros en ese sentido había un centro comercial llamado Holtagarðar. Bueno, al menos se suponía que era un centro comercial pero cuando llegué me di cuenta de que era más bien un área de servicio, o en todo caso un mini centro comercial orientado a la gente que viene en coche. Supongo que tiene sentido, considerando la posición incómoda y alejada del lugar.
Antes de llegar a Holtagarðar pasé por un barrio residencial. Tenía la misma disposición que el que había visitado la otra vuelta frente a mi hotel, con senderos estrechos para las bicis y los peatones pasando por detrás de las casas, y conjuntos de casas con sus frentes orientados a la calle y sus traseras dando a un parque infantil comunal.
Tras veinte minutos de paseo a pie llegué a Holtagarðar.
Pensé que por lo menos habría un patio de comidas, pero no. Lo que sí había que me interesó fue el supemercado Bónus más grande en el que he estado hasta hora, por lejos. Aproveché y entré a comprarme algunas cosas.
Esta vez me compré un skyr sabor a coco y uno sabor vainilla, y de una marca distinta de la que suelo comprar como para probar otra cosa. Por cierto, el skyr natural que compré el otro día no me gustó mucho. Los skyr saborizados tienen una mezcla de dulce y ácido que los hace interesantes, pero el skyr natural es solo ácido.
A las 14:00 volví caminando al hotel. En el trayecto pasé por esta casa con varias esculturas en el frente:
Siempre imaginé que mi casa tendría esculturas así en la entrada (me refiero claramente a las de niños y no a las de leones). A lo mejor en un futuro cuando tenga una casa y dinero suficiente como para comprar o encargar una escultura.
Una vez en el hotel seguí con la ropa, y también me puse a ver un par de capítulos más de Alice in Borderland (está superinteresante—te la recomiendo si no la viste aún).
Ame,
Kato
No spoliess