Kara Ema:
El martes a las 13:30 salí del hotel y tras media hora de caminata llegué a Kringlan.
Kringlan es el centro comercial más grande en Reikiavik con más de 170 tiendas, restaurantes y servicios. Construido en 1987, contiene de todo, desde una biblioteca, un teatro y un cine a una tienda de licores, tiendas de dulces y un pub. Ha crecido con los años, y se cree que ha sido la mayor amenaza para las tiendas del centro de la ciudad de Reikiavik. Kringlan también está compitiendo por los clientes con otro centro comercial, Smáralind en Kópavogur.
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Wikipedia lo pinta como si fuese enorme con ese «tiene de todo», pero al menos a mí no me pareció tan impresionante, sobre todo comparado con otros centros comerciales que he visitado en otros países. Aunque supongo que para la escala de la ciudad de Reikiavik está bien.
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Lo primero que vi tan pronto como entré fueron estas taquillas:
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Me sorprendió no solo el hecho de que hubiese taquillas, sino también que eran de uso libre y gratuito. Entonces aproveché, me quité las tres capas de abrigo que llevaba encima y las metí todas allí, así no tenía que estar cargando con ellas por todo el centro comercial.
Lo segundo que noté en una de las tiendas fueron las mochilas Fjällräven Kånken, las cuales son extremadamente populares en los países nórdicos, y también extremadamente caras.
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En la tercera y última planta había un cine y un patio de comidas.
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En el patio de comidas me pedí un burrito en un lugar llamado Serrano’s. Fue la primera y definitivamente la última vez que me pediré comida en un sitio de comidas en Islandia. Con los precios que tienen realmente no merece la pena. El burrito —solo el burrito, dado que no me pedí bebida ni ninguna otra cosa— me costó 2499 kr (17€), más de lo que salía la entrada al cine. Con ese mismo dinero me podría haber comprado comida para tres o cuatro días en el supermercado. Esta es la razón por la cual siempre voy a Bónus o a Krónan.
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A las 18:00 pasé por un Bónus que había en el centro comercial antes de volver al hotel. Allí me compré tres paquetes de galletas, y dos de fideos que puedo utilizar para un almuerzo y una cena (y las galletas para desayunos y meriendas). Todo me costó 1461 kr (10€); casi la mitad de lo que me había salido el burrito.
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De ahí me volví para el hotel y ya no volví a salir.
El miércoles no hice nada interesante hasta la noche.
Como para compensar el hecho de que no había salido en todo el día, a las 17:30 salí y decidí hacer una caminata inusualmente larga.
Me fui desde mi hotel hasta el faro de Grótta, que en total eran aproximadamente 8 kilómetros (~2 horas según el GPS) de caminata. Luego tuve que hacer el mismo trayecto para volver.
Grótta es una isla atada en el extremo de Seltjarnarnes, en la Región Capital de Islandia. Durante la marea alta, el tómbolo queda completamente sumergido, convirtiendo Grótta en una isla. La isla es accesible a pie durante la marea baja […].
En 1897 se construyó un faro […]. La casa principal está abandonada desde 1970. El ayuntamiento adquirió los edificios en 1994 y ahora se utilizan como instalaciones ocasionales para grupos en excursiones escolares.
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Esa luz que se en el fondo de la foto, por la altura donde están las nubes, es el faro. No llegué hasta el faro porque estaba todo oscuro y no tenía mucho sentido ir hasta ahí. En su lugar terminé en esta casa iluminada que fotografié, que estaba a más o menos diez minutos del faro.
Además de que estaba oscuro, hacía muchísimo viento y frío: -12 ºC de sensación térmica. No podía quitarme los guantes por más de un minuto porque corría el riesgo de perder los dedos. Justamente dado que estaba oscuro y frío, y no había nada especial para hacer allí, tan pronto como llegué a la casa me di la vuelta y emprendí el camino de regreso.
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A las 19:30 pasé frente a uno de los edificios más icónicos de Reikiavik después de la iglesia: Harpa.
Harpa es una sala de conciertos y centro de conferencias de Reikiavik, Islandia. El concierto inaugural se celebró el 4 de mayo de 2011. El edificio presenta una característica fachada de cristal de colores inspirada en el paisaje de basalto de Islandia.
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A las 20:00 pasé por Krónan y me compré algunas cosas para comer durante los próximas días.
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El yogur de caramelo desapareció de la bolsa solo 200 metros después de haber salido de la tienda. Tras los 16 kilómetros de caminata —en tiempo récord encima: menos de tres horas— beber eso fue como una poción revitalizante.
A las 20:30 estaba de vuelta en el hotel.
El jueves fue un día meteorológicamente malo. Durante la mañana hizo mucho frío y viento, y luego llovió y nevó toda la tarde. Con lo cual, no estaba para salir a ningún sitio.
Pero como no podía soportar la idea de pasar una jornada entera metido en el hotel, decidí al menos salir a una cafetería.
A las 14:30 fui a Te & Kaffi, una popular cadena de cafeterías islandesa.
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Aquí fue cuando cometí el peor error de la jornada—cuando decidí pedirme lo que yo pensé que iba a ser un Frappuccino de matcha. No solo me salió caro (1195 kr; 8€), sino que no me gustó para nada. Era como si hubiesen puesto un kilo de hojas de matcha y algo de leche en una licuadora. Se sentía demasiado fuerte y desagradable. Me tendría que haber pedido un capuchino.
Mientras tomaba mi Frappuccino —sí, me lo terminé tomando igual, por la pena—, me leí varios capítulos del nuevo libro que arranqué hace poco. Por lo general me gusta leer uno de ficción, seguido por uno de no ficción de forma intercalada; esta vez me tocaba ficción. La obra se llamaba Lamb y fue publicada en 2011 por la escritora estadounidense Bonnie Nadzam.
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Lamb trata de una historia de amor entre un hombre de 54 años y una chica de 11. Poco convencional y algo controversial, lo sé, pero ¿qué gracia tendría leer una historia de amor convencional —con las tropecientas que hay, todas muy similares— cuando puedes leer una controversial y distinta? La gracia de leer es que te haga pensar y sentir cosas, y una historia como Lamb es perfecta para eso.
Las siguientes son algunas de mis frases favoritas del libro:
Quería agarrarla y congelarla, detenerla tal y como estaba. Apartarla de la mujer que se la robaría día tras día.
Y he aquí la afirmación más cierta sobre ella: era la criatura más hermosa y perfecta que jamás había tenido el honor de tocar bajo su rostro, de estrechar entre sus brazos. Apretó ligeramente su boca contra la de ella: era muy pequeña y pura. Un beso paternal.
Será mejor que te olvides de mí. Volveré a la ciudad y daré vueltas buscándote, pero ya no estarás. Habrá una mujer en tu lugar y no sabré cómo encontrarte.
Frases de Lamb
Han hecho una película basada en este libro, la cual es homónima y fue estrenada en 2015 (a no confundir con la película islandesa del mismo nombre, que estrenó en 2021 y cuya trama no tiene nada que ver).
A las 17:00 me echaron del café dado que estaban cerrando, así que me tuve que volver al hotel.
En el momento en que había entrado al café aún no había empezado a nevar, pero cuando salí me encontré con la calle así:
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A las 20:00 nos juntamos en una mesa con todos mis compañeros de dormitorio (dos chicas alemanas, un chico alemán y una chica italiana) para jugar un rato a las cartas.
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Jugamos un juego alemán, al Uno, y un juego argentino (el Chancho Va). La italiana nos mostró su baraja de cartas españolas —que aparentemente también se usan en Italia—, y los tres alemanes estaban sorprendidos dado que era la primera vez que veían ese tipo de naipes.
A las 23:00 nos fuimos a dormir.
El viernes a las 11:30 jugué con el alemán a una especie de ajedrez antiguo de los países nórdicos llamado hnefatafl.
Los juegos tafl (también conocidos como juegos hnefatafl) son una familia de antiguos juegos de tablero de estrategia del norte de Europa que se juegan en un tablero a cuadros o enrejado con dos ejércitos de número impar. […] Los juegos de la familia del tafl se practicaban en Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia, Gran Bretaña, Irlanda y Sápmi. El ajedrez suplantó al tafl en el siglo XII, pero la variante del tafl de los sami, el tablut, se jugó al menos hasta el siglo XVIII. […]
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A las 12:30 salimos a tomarnos el autobús, dado que habíamos planificado pasar el día haciendo senderismo en un sitio particular.
Para llegar allí nos tuvimos que tomar dos autobuses y pagar un total de 1870 kr (~13€), tanto para la ida como para la vuelta.
A las 13:30 llegamos al pueblo de Hveragerði. No era la primera vez que yo estaba en este pueblo, dado que esta había sido la primera parada de mi excursión al Círculo Dorado.
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Pero la razón por la que habíamos ido allí no era para ver el pueblo en sí, si no para hacer una ruta de senderismo que arrancaba más o menos a una hora de distancia desde el pueblo.
Empezamos a caminar en dirección del punto donde arrancar el sendero.
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A las 14:50 llegamos al puente que daba inicio al sendero de Reykjadalur.
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Verdes colinas ondulantes. Dramáticas cascadas. Unas aguas termales enclavadas en las montañas. Las aguas termales de Reykjadalur son una de las experiencias más increíbles de Islandia, ya que te ofrecen la oportunidad de sumergirte en un acogedor río termal mientras disfrutas de la impresionante belleza natural del País del Fuego y el Hielo. Pero para sumergirte en estos manantiales, tendrás que hacer un pequeño esfuerzo: solo se puede acceder al río a través de una excursión por las tierras altas islandesas.
Uprooted Traveler
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Recién a las 16:30 llegamos a la parte donde estaban las aguas termales, con lo cual estuvimos alrededor de dos horas caminando por la montaña blanca.
Ya estaba empezando a oscurecer, así que no nos podíamos quedar mucho tiempo. De todas formas, si bien teníamos la idea de meternos —habíamos llevado bañador y toalla— cuando vimos lo fangoso que estaban los baños y lo caliente (hirviendo) que estaba el agua decidimos pegar la vuelta sin siquiera meter los pies.
A las 18:00 llegamos de vuelta a la parte donde arrancaba el camino de montaña (el puente que te mencioné más arriba), y alrededor de una hora más tarde regresamos al pueblo.
Le pedí al alemán que tomásemos un pequeño desvío para pasar por una escuela, dado que quería ver cómo lucían las escuelas en los pueblos islandeses.
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Luego pasamos por un Bónus, y finalmente nos fuimos a la parada de autobús a tomar los mismos dos autobuses de antes para volver a Reikiavik.
Cerca de las 21:00 estábamos de regreso en el hotel.
El sábado nevó casi todo el día.
A las 14:45 decidí salir a enfrentar la nevada, y al supermercado.
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De camino al supermercado pasé por la escuela de las niñas que había entrevistado la otra vuelta. Aprovechando que no había nadie —dado que era sábado y estaba nevando—, entré a los terrenos de la escuela para echar un vistazo más de cerca.
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He notado que las escuelas islandesas suelen tener un edificio principal con aulas, y luego separado de él varios cobertizos de chapa con más aulas esparcidos por todo el terreno. Imagino que esta fue la forma barata y rápida que el gobierno adoptó para agrandar las escuelas a medida que la población de los municipios islandeses fue creciendo y necesitaban incorporar aulas en sus escuelas.
Al rato llegué a Nettó, un supermercado que descubrí tiene precios similares a los de Krónan y Bónus, pero productos distintos y más variados.
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Había parado de nevar cuando pasé por la escuela, pero cuando salí del supermercado había recomenzado.
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A las 16:00 regresé al hotel y me puse a ver un capítulo más de Alice in Borderland—ya estoy por terminar la segunda temporada.
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A la noche jugamos a juegos de cartas con mis compañeros de cuarto.
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Ame,
Kato
Tenes que comprarte unos guantes tactiles asi no tenes que sacrtelos!
Y muy buen trekking metiste eh!