Últimos días en Islandia

Kara Ema:

El jueves durante el día no hice mucho interesante. La misma rutina de siempre.

A las 15:30 llegó Gyða del jardín así que me puse a jugar con ella.

A las 16:30 llegaron Drifa e Íris de la escuela y me pidieron hacer el glaseado de las galletas, ahora que Freyja había comprado los ingredientes.

La receta de Freyja para el glaseado era muy sencilla y solo requería de dos ingredientes: azúcar en polvo y zumo de limón. Mezclar estas dos cosas te generaba un glaseado blanco, al cual luego podíamos añadirle colorante para teñirlo de cualquier otro color.

Íris añadiendo colorante rojo al glaseado

Naturalmente, las niñas siendo niñas, estaban más interesadas en jugar con el glaseado y hacer todos los colores posibles que en ponerlo sobre las galletas. También se pusieron a comer directamente el glaseado en estado líquido, lo cual hizo que sus lenguas se volviesen de color.

Gyða con la lengua teñida de negro
Íris comiendo el glaseado verde
Gyða chupando glaseado de la mesa
Drifa probando las galletas

A las 19:30 jugamos al Ligretto.

Ligretto con las niñas

A las 21:00 las niñas ya estaban arriba en su cuarto así que me fui a pasear a Loki.

Frente: luz de la calle rosa. Fondo: luna llena.

Resulta que durante esta semana había estado en contacto con la dirección de la escuela de Drifa e Íris, y la del jardín de Gyða, para ver si podía pasar a visitar.

La directora de la escuela básicamente me dijo que no, lo cual fue un poco inesperado y desalentador, pero por suerte la semana anterior había tenido la oportunidad de visitar aquella escuela en Selfoss, así que no me molestó tanto por eso.

Por su parte, la directora del jardín aceptó y me dijo que podía ir a la clase de Gyða (la de los más grandes) el viernes a las 10:00.

Cuando llegué primero me hicieron esperar unos diez minutos en un salón con sofás, y me ofrecieron una taza de café. Luego me hicieron pasar al aula, donde solo estaba la maestra de Gyða dado que en ese momento los niños estaban todos jugando en el parque fuera del jardín.

No tomé notas y esto pasó hace dos días ya, así que me va a costar recordar todo lo que me dijo la maestra. Estuvimos hablando un montón, sobre lo que hacían los niños, sobre la falta de maestros en los jardines en Islandia (debido a la exigencia de tener un máster y estudiar durante cinco años), sobre el hecho de que solo había maestras mujeres en aquel jardín, sobre metodologías de enseñanza, etc.

Mientras charlábamos algunos niños nos observaban con atención a través de las ventanas. Me dijo la maestra que uno de ellos hizo un comentario de algo parecido a «se supone que no debemos hablar con extraños», refiriéndose obviamente a mí, dado que yo era el único desconocido para ellos allí. Tan pequeños (5 años) y ya condicionados a desconfiar de los extraños.

Me dijo que se prioriza mucho el juego, dejando a los niños un montón de tiempo para jugar libremente a lo que quieran. También se enseña un poco, sobre todo cosas como los sonidos, las sílabas, y un poco las letras y los números. Para ello se aplica una metodología llamada PALS (Peer-Assisted Learning Strategies).

[…] Con PALS, todos los alumnos de la clase se emparejan, y cada pareja está formada por un alumno académicamente más fuerte que el otro. Las sesiones de PALS duran entre 20 y 45 minutos, de 2 a 4 veces por semana. Durante estas sesiones, los alumnos de una pareja se turnan como tutor y tutorado mientras trabajan en actividades estructuradas que introducen destrezas relevantes para el grado y se centran en las dificultades que cada pareja de alumnos puede estar experimentando. El emparejamiento crea de 10 a 15 experiencias instructivas en un aula determinada. Cada manual de PALS le proporciona toda la información que necesita para implantar PALS en su aula, incluidas las lecciones con guión dirigidas por el profesor y los materiales para el alumno. Como complemento del plan de estudios básico, PALS se adapta bien a una gran variedad de enfoques didácticos y permite a los profesores abordar una gama más amplia de áreas de desarrollo de los alumnos.

The Fuchs Research Group

Otra metodología que aplican en este jardín es una que fue inventada por una maestra de primaria en Islandia, llamada Leikur ad Læra.

Leikur ad Læra es un método de enseñanza en el que los niños de 2 a 10 años aprenden todas las asignaturas del plan de estudios a través del juego, el movimiento y los sentidos de una forma divertida, viva y eficaz.

Un profesor dedicado a utilizar el método PTLM se encuentra mirando el currículo desde un punto de vista diferente. En lugar de tener un enfoque adulto, ¡lo vemos desde el punto de vista de los niños y su necesidad individual de acción y juego!

Leikur ad Læra

Un ejemplo que me dio la maestra para entender esta metodología es como en lugar de enseñar los colores con un libro o un pizarrón y los niños sentados en sus asientos pasivamente recibiendo la información del maestro, en Leikur ad Læra los niños toman un rol más activo, utilizando sus cuerpos, yendo por ejempo a buscar algo de un color que el maestro mencionó y colocándolo en un contenedor de ese mismo color.

En un momento me mostró una de las canciones que les hace cantar a los niños para practicar la letra A:

A, a, a, hvað amma er góð,
Afi er líka gæðablóð.
Afi segir a, a , a,
Amma svarar: Ha?
Amma segir: Alli minn,
Alli, þú ert besta skinn
Alli segir a, a, a,
Amma svarar: Tja
A, a, a, qué buena es la abuela,
El abuelo también es un alma noble.
El abuelo dice a, a, a,
La abuela responde: ¿Ah?
La abuela dice: Mi querido Alli,
Alli, eres el mejor niño.
Alli dice a, a, a,
La abuela responde: Pues…
YouTube player
A, a, a, hvað amma er góð

También me mostró una estantería donde había un libro correspondiente a cada uno de los niños de la clase (eran 28 niños en total, una maestra principal y tres asistentes sin título). En el libro estaban todos los dibujos, fotografías y demás cosas de cada niño. En el momento en que el niño se graduara, se llevaría este libro a su casa para mostrárselo a sus padres.

Estuvimos hablando por más o menos una hora hasta que los niños entraron a la clase y finalmente pude interactuar un poco con ellos. Algunos hablaban un poco de inglés. Unos cuatro o cinco de ellos fueron los que más curiosos se mostraron para conmigo, y que quisieron jugar conmigo y mostrarme cosas (incluyendo sus dibujos y fotografías en sus libros).

Una niña en particular me pareció supertierna. Me tomó de la mano, me dijo «come» (ven) y me llevó al aula de PALS para ver cómo saltaba desde una montaña de colchonetas. También se mostró interesada por mi camiseta de Labubu, y se acordó del nombre del personaje cuando se lo mencioné. Al final, cuando me despedí de todos los niños, ella me saludó con un «bye-bye Labubu!», y dijo que se volvía a visitar el jardín que volviese a traer a Labubu.

Por supuesto que también estaban Gyða y Lilja. Lilja me sonrió cuando me vio, lo cual me dio a entender que me reconocía y estaba contenta de volver a verme y de que haya ido a visitar su clase. Gyða también parecía contenta.

Cerca de las 12:00 los niños estaban todos reunidos en una sala, preparándose para almorzar. Entendí que era hora de que yo me fuera, así que me despedí de todos y pedí si podía hacer una foto para el recuerdo, lo cual me dejaron.

La clase de jardín de Gyða

Algo curioso y particular de las escuelas islandesas es que miden periódicamente la cantidad de palabras que cada estudiantes puede leer por minuto, y los evalúan según eso. Este es el informe que recibió Freyja sobre el índice de alfabetismo de Drifa:

Según este informe, en enero de 2025 Drifa podía leer 140 palabras por minuto.

A las 15:00 fui al supermercado con la tarjeta de Freyja y compré ingredientes para hacer empanadas. Pronto me iba a ir de esta casa y antes de irme quería que la familia probara un plato típico de mi tierra natal, así que hoy sería finalmente el día en que cocinaría empanadas.

Lo que compré en Krónan: huevos (que al final no tuve que usar), queso rallado, carne picada, patatas, y skyr de caramelo salado. El skyr no era un ingrediente, pero no me podía ir de Islandia sin deleitarme una última vez con un skyr. Todo costó 3938 kr (~27€), lo cual lo pagó Freyja dado que me dijo que podía utilizar su tarjeta.

A las 16:00 Drifa e Íris, que ya habían llegado de la escuela, decidieron salir solas al parque de juegos que quedaba a 300 metros de la casa.

Drifa e Íris saliendo al parque de juegos. Los niños son tan independientes (y capaces) como los adultos los dejan ser.

Me puse a hacer las empanadas. Estuve más o menos tres horas haciéndolas—entre las 16:00 y las 19:00. Preparé primero la masa con harina, mantequilla, sal y agua, y luego el contenido con carne picada, patatas cortadas en cubos, queso rallado y orégano.

Gyða me ayudó un poco al principio, pero muy pronto se aburrió y se fue a hacer otra cosa.
Gyða aplanando la masa
Cocinando el contenido que le pensaba poner a las empanadas

Me terminó alcanzando la masa justo para hacer 20 empanadas, que era justo lo que entraba en la plancha que iba al horno. El contenido (lo que ves en la última imagen) me terminó sobrando un montón; tranquilamente podría haber hecho 20 empanadas más con todo lo que sobró del guisado de carne y patatas. Igual por suerte las 20 empanadas que hice alcanzaron bien para todos los que éramos en la cena—es más, sobraron tres que guardamos en la nevera junto con lo que sobró del guisado.

Cuando le pedí a Drifa que al menos intentara hacer una empanada—le salió bastante bien.

Mientras yo cocinaba, las tres niñas estaban a mi lado mirando vídeos y escuchando temas de IceGuys, un grupo musical islandés. Sabía que los niños pequeños podían ser ávidos fanáticos, pero era la primera vez que veía una niña de 5 años tan obsesionada con sus ídolos. Durante los últimos días que conviví con ella, me pidió que le pusiera temas de IceGuys tropecientas veces.

Las niñas viendo vídeos de IceGuys
Las niñas mostrándome sus uñas falsas
YouTube player
Uno de los temas de IceGuys

A las 19:00 pasadas al fin tenía las empanadas listas para meter en el horno.

Empanadas listas

Mientras las empanadas se horneaban, me di cuenta de que me estaba faltando un elemento esencial para comerlas con: la salsa. Como me había sobrado bastante queso rallado, decidí hacer un experimento: metí leche en una olla, queso rallado, una pizca de harina y de crema, y empecé a batir mientras calentaba con una llama media. La idea era hacer una salsa de queso. No era perfecta pero salió más o menos decente.

La mesa lista con las empanadas y la salsa de queso

Por suerte a todos les gustaron.

A las 21:00 terminamos de comer, las niñas se fueron arriba y yo me fui a pasear a Loki.


El sábado a las 9:00 desayunamos.

Hice mate para que Freyja y sus tres hijas probaran. (Por cierto, si te estás preguntando dónde estaba Stefán, el padre, seguramente estaría con la novia. Desde el jueves que no aparecía por la casa. Nunca más lo volví a ver.)

Íris probando mate

A Freyja le gustó, a Drifa no le gustó, a Íris le gustó un poquito, y a Gyða no le gustó. Obviamente que le añadí un poco de azúcar porque si no sabía que a las niñas les iba a gustar aun menos.

Después de desayunar estuvimos todos un rato sentados en la mesa de la cocina, haciendo sesión de dibujo, intercalado con un poco de juegos de cartas.

Jugando con Gyða a la guerra (juego de cartas muy sencillo y 100% de azar).

A las 12:00 nos subimos todos al coche. Freyja conducía, yo iba de copiloto, las tres niñas iban en el asiento de atrás, y Loki iba en una jaula en el maletero.

Íris cerrando la puerta del maletero luego de poner a Loki en la jaula
Las tres niñas en el asiento trasero del coche

Fuimos a la cordillera volcánica Esja, en particular a un sendero boscoso en una parte de este conjunto de montañas.

En la entrada al bosque había un aparcamiento. Allí dejamos el coche y nos encontramos con la amiga de Freyja, quien se sumó al paseo que íbamos a hacer.

Las niñas parecían contentas jugando en el arroyo y con el lodo

Al principio Drifa e Íris se fueron por su cuenta y tuvimos que llamarlas por teléfono para poder localizarlas y reencontrarnos.

Gyða estuvo siempre cerca de mí
La loquilla de Íris tirada en el suelo
Drifa jugando con la poca nieve que quedaba (haciendo bolas para tirarme).

Tanto Íris como Gyða me pidieron en un momento que las cargara en mi espalda.

AKOPSOFJAOOE esa brosa (sonrisa) tan genuina y letal…

A eso de las 13:00 paramos en un sitio con una mesa, donde nos sentamos a descansar y a tomar un chocolate caliente que la amiga de Freyja había traído.

A las 14:00 nos fuimos de la montaña/bosque y llegamos a la segunda salida planificada para la jornada del sábado: la piscina pública municipal.

A diferencia de la que había visitado en Reikiavik, no había casi nadie en esta. En el vestuario de hombres no había nadie cuando entré, así que aproveché para hacer unas fotos.

Vestuario de la piscina pública
Zona de duchas, donde es obligatorio ducharse sin ropa.

Dejé mis cosas en las taquillas, me duché, me puse el bañador y salí al otro lado del vestuario a reencontrarme con las niñas y con Freyja.

Al igual que la piscina a la que había ido yo antes, esta también estaba ubicada en el exterior. Se trataba de una piscina grande junto a varias otras mucho más pequeñas pero con agua más caliente.

Freyja se quedó con su amiga en la piscina más pequeña con agua caliente, mientras que las niñas y yo nos cambiamos un par de veces entre la piscina más grande y las más chica. Les enseñé a las niñas a jugar al Marco Polo y estuvimos jugando un rato.

A las 15:30 nos fuimos a almorzar dado que todos teníamos hambre. Fuimos a KFC, donde Freyja me invitó a mí y a las niñas un Boxmaster a cada uno. Era una especie de tortilla con pollo rebozado, queso, tomate, lechuga y salsa. Era bastante grande, así que ninguna de las niñas llegó a terminar el suyo.

Almorzando en KFC

En este KFC había una zona de juegos con estructuras y toboganes, donde las tres niñas se pusieron a jugar bastante, tanto antes como después de comer.

A eso de las 17:00 volvimos a casa.

Continuamos con la sesión de dibujo que habíamos arrancado a la mañana. Esta vez me sumé yo también: dibujé a Labubu y a Hello Kitty.

Dibujo de Labubu
El de Hello Kitty se lo di a Gyða para que lo coloreara
Gyða coloreando e Íris calcando

A las 19:00 las niñas se pusieron a ver una película en Netflix llamada Nimona (2023).

Niñas viendo la peli

A las 22:30 saqué a pasear a Loki. Se trataba de mi última noche viviendo en esta casa, mi último paseo a Loki. Era la primera vez que veía la aurora boreal desde allí. Sentí como si hubiese salido justo en mi última noche específicamente para despedirme.

Aurora boreal en Mosfellsbær (I)
Aurora boreal en Mosfellsbær (II)
Aurora boreal en Mosfellsbær (III)

A diferencia de las auroras que había visto cuando fui en aquella excursión, estas parecían más como rayos que como arcos, y bailaban en lugar de estar estáticas. Me puso muy contento haber podido reencontrarme con ellas justo antes de salir de la región donde ocurren.


El domingo me levanté con Kisa durmiendo en mi pierna. No estaba allí cuando me fui a acostar, así que debió haber entrado en mi cuarto en algún momento durante la noche.

Kisa en mi cama

A las 9:00 desayuné con las únicas dos que estaban levantadas: Íris y Freyja. También jugamos un par de partidas de Ligretto y de Uno.

Jugando al Uno

A las 10:00 me despedí de Loki y de Kisa y me subí al coche junto con las tres niñas y Freyja, quien se había ofrecido llevarme hasta el aeropuerto.

Durante el trayecto me la pasé charlando con Freyja, mientras escuchábamos una lista de reproducción que habíamos armado colectivamente el día anterior mientras dibujábamos en la cocina. Cada una de las niñas, Freyja y yo habíamos dicho un par de canciones que nos gustaban para añadir a la lista. Las niñas obviamente eligieron todos temas de IceGuys. Un tema que eligió Freyja y me gustó mucho fue este:

YouTube player
Joely & Oliver – Mein Kuscheltier

Me contó que se trataba de un dúo padre-hija alemanes, aunque la hija normalmente era la que cantaba. Me gustó la voz angelical y melódica que tenía. Los dos coincidimos en que el género de niño y adulto cantando (o tocando) juntos era supertierno y debería de haber más de este tipo de música.

Una hora más tarde llegamos al Aeropuerto Internacional de Keflavík. Freyja detuvo el coche en la entrada. Yo saqué mi maleta del maletero e intercambié abrazos con todas a modo de despedida. Les dije que las echaría de menos y me dirigí hacia el aeropuerto.

Cuando llegué a Islandia un poco más de un mes atrás (el 13 de enero) nunca me imaginé lo mucho que me gustaría, lo bien que la pasaría, y todo lo que aprendería de su cultura y su idioma.

La siguiente es una lista de treinta palabras islandesas que he aprendido viviendo con las niñas y con Freyja:

#IslandésEspañol
1Góðan daginnBuenos días
2HættuPara
3BídduEspera
4AfturDe nuevo
5NúnaAhora
6EftirDespués
7KaffiCafé
8Te
9MjólkLeche
10SúkkulaðiChocolate
11SímaTeléfono
12TölvaComputadora
13GulurAmarillo
14BlárAzul
15RauðurRojo
16
17Nei/ekkiNo
18BrosaSonrisa
19SkólaEscuela
20StelpurNiñas
21HundurPerro
22KisaGatito
23PippiðPene (infantil)
24PíkaVulva (infantil)
25Að geraHacer
26Að spilaJugar
27Að bakaCocinar (hornear)
28Að borðaComer
29Að pissaHacer pis
30Að kúkaHacer caca

Volé con Scandinavian Airlines (SAS). A eso de las 12:00 despegó el avión rumbo a Oslo. En el aeropuerto de Oslo tuve una escala de tres horas y media, tiempo que aproveché para escribirte.

En el avión dormí un poco y retomé la lectura del libro de Holt.

«Un verano estaba visitando a una amiga de ocho años y a su madre.»

Les tengo muchísimo respeto a los adultos que se refieren a niños como sus amigos, dado que son un espécimen extremadamente raro de encontrar. De hecho solo conozco tres personas que hacen esto, dos de las cuales están muertas: Lewis Carroll, John Holt y yo.

A las 20:00 llegué a mi nuevo destino.

Ame,
Kato