Último día en Breslavia y primero en Cracovia

Kara Ema:

Seguramente habrás notado la diferencia sustancial de ritmo entre mis viajes por Escandinavia versus Polonia. En Polonia me tomo mi tiempo para salir, vuelvo temprano al hotel, y camino en promedio 10 kilómetros (versus los 20 que venía haciendo antes). Es que simplemente no hay tanto para ver aquí como había en Dinamarca o Suecia. Mismo los hoteles donde me estoy quedando son mucho más pequeños y con menos gente. En el que estoy ahora creo que son todos polacos, rusos o ucranianos. Además son todos adultos. Extraño tener niños cerca. En el hotel en el que estuve en Copenhague estaba lleno de niños, sobre todo de familias españolas, francesas e italianas.


El sábado salí del hotel a las 10:30, y me fui directo a la parte del otro lado del Most Grunwaldzki (puente Grunwald).

El puente de Grunwald (en polaco: Most Grunwaldzki) es un puente colgante sobre el río Oder en Breslavia, Polonia, construido entre 1908 y 1910. Inicialmente se llamó Puente Imperial (Kaiserbrücke), y después Puente de la Libertad (Freiheitsbrücke). El diseño arquitectónico del puente fue obra de un concejal de la ciudad, Richard Plüddemann. El puente se inauguró el 10 de octubre de 1910 en presencia del emperador Guillermo II.

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Most Grunwaldzki

Lo primero que llama la atención tras cruzar el puente es este edificio de arquitectura brutalista:

Sedesowce

De ahí tenía marcado visitar un parque, pero en el camino me crucé con un centro comercial y estaba lloviznando, así que decidí hacer una parada intermedia allí.

Pasaż Grunwaldzki por fuera
Pasaż Grunwaldzki por dentro

Dentro del centro comercial me encontré con algo peculiar: un local que estaba lleno de gente, tanto adentro como afuera hacia fila para entrar. Había un cartel que ponía «Паспортний Сервіс», que significa «servicio de pasaportes» en ucraniano. Esto me dio a entender que se trataba de refugiados ucranianos yendo a renovar sus pasaportes y/o permisos de residencia en Polonia.

Servicio de pasaportes para ucranianos

Había un local de comida rápida llamado Pasibus que lo venía viendo en otros centros comerciales polacos y tenía ganas de probarlo, así que fui a almorzar allí. Me pedí una Triple Smash Cheese y cuatro Cheese Balls (39 zł; ~9€).

Si bien me pareció todo rico, me decepcionó un poco cómo lucía la hamburguesa, dado que era muy diferente de la imagen que me mostraron en el puesto de venta.

Para llamarse «Triple Smash Cheese» el aspecto dejó mucho que desear…

Después de comer pasé por el aseo—por cierto, en todos los centros comerciales polacos que he visitado hasta ahora los aseos son gratuitos, lo cual es algo que en Europa lamentablemente no puede nunca darse por sentado.

Vi a dos niñas saliendo del aseo de mujeres y corriendo hacia la máquina limpiazapatos que estaba ubicada justo enfrente.

Niñas limpiándose los zapatos en la máquina limpiazapatos

Esta máquina limpiazapatos la he visto en todos los centros comerciales polacos en los que estuve. Lo que más me gusta de ella es que es gratis usarla. Si no lo fuese, estas niñas —y probablemente todos los niños que pasan por el aseo— no habrían podido disfrutar de ella, o al menos no sin antes tener que suplicar a los padres que paguen para que se active.

A las 12:30 me fui del centro comercial. Por suerte la lluvia había cesado, así que ahora sí podía continuar mi caminata hacia el parque Szczytnicki.

El Parque Szczytnicki de Wrocław (Polonia) está situado al este de la plaza Grunwald y el antiguo río Oder, y ocupa unos 10 kilómetros cuadrados de terreno. El parque, además de ofrecer muchas atracciones turísticas, cuenta con numerosas rarezas dendrológicas.

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Parque Szczytnicki

Era enorme y con un montón de senderos, con lo cual me costaba elegir por cual ir.

Lago
Puente
Galería

No había mucha gente y algunas partes del parque (como el jardín japonés) estaban cerradas. Me imagino que debe de tener mucha mayor concurrencia durante los meses de temporada alta y de más calor.

Hala Stulecia (Salón Centenario)

A las 13:30 empecé a volver desde el parque hacia el hotel.

En el camino me crucé con otro de estos gnomos

Cincuenta minutos más tarde llegué al hotel, tras haber pasado por Carrefour para comprar la cena (32 zł; ~8€).

A las 15:30 me puse a ver un nuevo episodio de Monogatari Series mientras tomaba un café y comía un postre de mousse de capuchino que me había comprado en Carrefour.

Viendo Monogatari Series
YouTube player
Me encanta el opening de esta parte de la serie, con el tema Caramel Ribbon Cursetard.

No te conté, pero mientras leía Teach Your Own también estaba leyendo How Children Fail, otro libro de Holt, el cual terminé hoy. Junto con Escape from Childhood y How Children Learn, en total hasta ahora he leído cuatro libros de Holt.

Te copio el penúltimo párrafo de How Children Fail, dado que me resulta totalmente acertado:

El lugar adecuado y el mejor para que los niños aprendan cualquier cosa que necesiten o quieran saber es el lugar donde hasta hace muy poco casi todos los niños lo aprendían: en el mundo mismo, en la corriente principal de la vida adulta. Si ponemos en cada comunidad, como deberíamos (quizás en antiguos edificios escolares), centros de recursos y actividades, clubes de ciudadanos, llenos de espacios para que ocurran muchos tipos de cosas —bibliotecas, salas de música, teatros, instalaciones deportivas, talleres, salas de reuniones—, deberían estar abiertos y ser utilizados por jóvenes y mayores juntos. Cometimos un terrible error cuando (con la mejor de las intenciones) separamos a los niños de los adultos y el aprendizaje del resto de la vida, y una de nuestras tareas más urgentes es derribar las barreras que hemos puesto entre ellos y dejar que vuelvan a estar juntos.

John Holt en How Children Fail

Más tarde empecé a leer un nuevo libro, también de no ficción. Así arranca:

Un cielo color melón anuncia la cercanía del amanecer mientras los dos cuerpos desnudos vuelven a estirarse sobre el edredón de satén. Él roza su piel con la nariz, inhala su aroma embriagador y se despierta de inmediato. Aspira profundamente, la presiona con urgencia contra sí y, sin darse cuenta, pellizca su pezón en el proceso. Ella se estremece levemente, le acaricia la nariz y susurra suavemente. Él clava sus ojos en los de ella y amasa con los dedos un bocado delicioso mientras saborea el otro con los labios. Ella lo empuja con firmeza sobre los glúteos mientras él encaja sus caderas contra las suyas. Un ritmo ancestral oscila y fluye. Poco a poco, su agarre se afloja y se desliza hacia un sueño profundo y reparador. Con ternura, ella deshace su cabello atrapado bajo su cuerpo. Luego lo cubre con el edredón y lo lleva a su cuna.

Arranque del libro

El título completo del libro es «Sex without Shame: Encouraging the Child’s Healthy Sexual Development» (en español: Sexo sin vergüenza: fomentando el desarrollo sexual saludable del niño). Como su nombre lo indica, habla sobre cómo se manifiesta la sexualidad en los niños, la cual cuando esto sucede muchos adultos, aterrorizados, la intentan ocultar y reprimir en lugar de reconocer y alentar.

La autora del libro se llama Alayne Yates (1929–2021), quien era doctora en psiquiatría infantil y tenía trece hijos. La página de dedicatoria de su libro nombra a cada uno de sus trece hijos, junto a la leyenda «to my sexy children, who taught me most of what I know» («a mis hijos sexis, quienes me enseñaron casi todo lo que sé»).

Buscando información sobre la escritora también encontré un artículo interesante que resume bastante bien las ideas detrás de este libro:

Gran parte de lo que sentimos sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad se forma antes de que seamos conscientes de ello, a partir de experiencias de la primera infancia. Al decirle a una niña que no se toque, puede empezar a albergar la vergüenza que muchas llegan a asociar con sus genitales y sus sensaciones de placer. Personalmente, no quiero transmitir esa negatividad. Quiero celebrar a mi hija con todo el corazón, sexualmente y en otros aspectos.

Pero criar a los niños de una forma sexualmente sana en nuestro mundo excesivamente sexualizado es una tarea difícil. Sin embargo, en nuestro afán por socializar a nuestros hijos, no solo podemos ayudarles a tener buenos modales en la mesa y a dominar el lenguaje, sino que también podemos fomentar activamente la formación positiva de su yo sexual.

Cuando mi hija de tres años me grita desde el sofá: «Mamá, ¿puedo tocarme la ‘gina’?».

Dejo el cesto de la ropa sucia sobre la mesita y hago una pausa, consciente de que mi respuesta a esta pregunta, y a otras similares, tendrá un profundo efecto en su futura sexualidad. Para mí, es una obviedad. «Por supuesto», digo, recogiendo la colada. «Adelante».

Mi amiga Elise me prestó hace poco el libro Sexo sin vergüenza: fomentando el desarrollo sexual saludable del niño. La autora, Alayne Yates, es médica, psiquiatra y madre de trece hijos (lo que garantiza que se salte las diatribas sobre los «días difíciles» en el grupo de madres) y, aunque fue escrito en los años setenta, su libro está repleto de revelaciones.

Cree que los padres deben pasar de tolerar la sexualidad de sus hijos a fomentarla. ¿Cómo? Promoviendo su exploración sensual desde la edad más temprana posible.

La respuesta sexual se aprende, como cualquier otro comportamiento. Yates afirma que a los seis años ya está formada la base erótica, que más tarde asolará la sexualidad adulta. De hecho, como asesora de relaciones que guía a hombres y mujeres por el turbio terreno del amor y el deseo, está claro que muchos adultos tienen ansiedades, miedos y, en algunos casos, disfunciones sexuales.

Yates cree que para contrarrestar esto, para dar a nuestros hijos la mejor oportunidad de tener una vida sexual feliz cuando sean adultos, hay formas de criarlos conscientemente con actitudes sanas hacia el sexo.

Aquí están mis cinco mejores selecciones del libro de Yates para tener en cuenta:

  1. Los genitales son bonitos y sientan bien. Ayuda a tus hijos a desarrollar el orgullo por el pene y la vagina. La vagina no es sucia ni mala. Tampoco lo es el pene. Hay formas sencillas de fomentar la estima corporal de los niños. Por ejemplo, cuando les enseñes a ir al baño, deja claro que el pis y la caca salen de sitios distintos: el ano y los genitales suelen ser distintos en la mente de los varones, pero las niñas a menudo tienden a pensar que son la misma zona. Esta oscuridad inexplorada puede crear vergüenza.
  2. Ponle nombre al clítoris. Como dice Yates: «Todas las cosas importantes tienen nombre, ¿no?». Otras partes del cuerpo tienen nombre, pero el clítoris suele pasarse por alto. Preséntaselo a tu hija con una sonrisa y un adjetivo positivo, como «bonito» o «feliz».
  3. La masturbación está bien. Cuando tu hijo pequeño hable de masturbarse, o te des cuenta de que se está masturbando, demuéstrale que no lo juzgas y que lo apruebas. Yates habla de una madre cuyo hijo se estaba tocando en el supermercado. Se quejaba de que no se le bajaba. «Eso es porque», le contestó su madre sonriendo, «tu pene tiene una magia especial para ponerse de pie y sentirse bien». Los ojos del niño se abrieron de par en par y se miró a sí mismo con un nuevo respeto.
  4. El juego sexual está (normalmente) bien. Es perfectamente normal que los niños de cuatro años jueguen a «Mamá y Papá» y al «Doctor». «Verdad o reto» y «Girar la botella» están a la vuelta de la esquina. La mayoría de los juegos sexuales son benignos y una parte importante del desarrollo.
  5. Mostrar la sensualidad de los padres. El afecto de los padres —abrazos, palmadas en el trasero, besos— demuestra a los niños cómo se expresa el amor de los adultos. También hay que celebrar la intimidad corporal entre padres e hijos: las cosquillas, las caricias, los baños compartidos y los mimos ayudan a crear un vínculo físico y emocional de intimidad comprensiva.

Pensar en los niños como seres sexuales es incómodo. Estemos o no de acuerdo con los conceptos de Yates, vivimos en una época muy sexualizada, caracterizada por una ansiedad extrema y, lamentablemente, por los abusos sexuales. Cuanto más cómodos nos sintamos hablando abierta y honestamente sin juzgar a nuestros hijos sobre sexualidad, más seguros estarán. Si los avergonzamos a ellos y a sus genitales, los hacemos más vulnerables y facilitamos que los depredadores los silencien.

Para los deberes, empiezo a poner en práctica las sugerencias de Yates. Cuando le doy un beso de despedida a mi marido por la mañana, cedo a su ternura, consciente de que unos ojitos lo están cronometrando. Una noche, en la bañera con mi hija, le digo: «¿Sabes qué es esto?». «¿Qué?», pregunta ella, salpicándome. «Tu clítoris», le digo, sintiendo que estoy haciendo algo radical. «Clit-rus», repite ella, dándose la vuelta para patear las piernas como un submarinista. Otra noche, cuando mi hijo se está poniendo el pijama y comenta que sus bolas «tienen un aspecto raro», le respondo: «No, tienen un aspecto estupendo». Sacude la cabeza y me mira como si estuviera loca.

Hey, pasos de bebé. Nunca se sabe, la próxima vez que vaya a la biblioteca a por canciones infantiles, puede que me oigáis cantar: Cabeza, hombro, rodilla y pie, ojos, orejas, boca y… ¡clítoris!

Doctora Bella Ellwood para The Sydney Morning Herald

El último comentario me hizo acordar a algo. Una vuelta estaba jugando con unos niños japoneses a ese juego en el que yo tenía que decir distintas partes del cuerpo en inglés y ellos tenían que tocarse la parte que yo decía. En un momento dije «butt» (cola) para ver cómo reaccionarían. Pienso que la razón por la cual los niños se quedaron perplejos fue porque no me entendieron—después de todo no eran angloparlantes nativos y su inglés no era el mejor. Los adultos presentes me miraron raro, como si hubiese dicho una mala palabra, y el encargado del evento me pidió que continuara con otra.

Cola no es una mala palabra, ni pene, ni vagina, ni clítoris. Son todas partes del cuerpo que los niños tienen derecho a conocer al igual que cualquier otra. La única razón por la cual estas no suelen aparecer en pósteres de educación infantil es que los adultos que crearon ese material se sienten incómodos con la idea de enseñar a niños términos asociados con la sexualidad.

Pero no hay razón lógica por la cual reconocer la sexualidad de los niños debería de ser incómodo. Después de todo los niños son seres humanos, y los seres humanos somos una especie altamente sexual. Concuerdo plenamente con las doctoras Ellwood y Yates que la forma más sana de criar a un niño es fomentando su curiosidad natural por la sexualidad en lugar de desestimarla.


El domingo dejé el hotel a las 8:30 y me fui a tomar el autobús hacia mi siguiente ciudad, la última que visitaré en Polonia: Cracovia.

Cracovia (en polaco: Kraków) es la capital del voivodato de Pequeña Polonia (Województwo małopolskie) y una de las ciudades más grandes, antiguas e importantes de Polonia. Situada en las márgenes del río Vístula, tiene una población de 766 000 habitantes (3 millones en su área metropolitana), lo que la convierte en la segunda ciudad más poblada de Polonia.

Cracovia tradicionalmente ha sido uno de los centros económicos, científicos, culturales y artísticos del país. Durante gran parte de la historia polaca fue la capital del país. Por eso, todavía es el corazón de Polonia para muchos ciudadanos. Actualmente, Cracovia es un centro muy importante del turismo local e internacional, con más de ocho millones de turistas al año. El centro histórico de Cracovia fue declarado, junto con el centro histórico de Quito, como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978. También fue Capital Europea de la Cultura en el año 2000.

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Durante el trayecto terminé el primer capítulo de Sex without Shame, llamado Sensuous Children? (¿Niños sensuales?) y arranqué el segundo, Parenting Paperbacks (Libros sobre paternidad).

La mayoría de los padres validan el comportamiento positivo de sus hijos. Dicen: «Qué bonito te ha quedado el pelo así cepillado» o «Puedes estar orgulloso de hacer tan bien la cama». Estos mensajes son claros y no están sujetos a malas interpretaciones. Los profesores utilizan el mismo método para reforzar el buen comportamiento en la escuela. Nadie refuerza la sexualidad de los niños. Evitamos activamente mencionarla u observarla. ¿Has oído alguna vez a una madre decir a un niño al que han encontrado acariciándose: «Vaya, sí que has aprendido a hacerte sentir bien». O a un padre decirle a su hijo: «Qué genial que te esté creciendo el pene»? En cambio, los niños se enfrentan a la ansiedad y la ambivalencia.

Hoy en día, una visita a la librería local revela una estantería tras otra de libros sobre paternidad. El único rival en cantidad es la sección de sexo. Los grandes nombres de la paternidad están ahí: Spock, Ginott, e incluso algunos autores, como Stella Chess, que han publicado extensamente en la literatura profesional. En un número sorprendente, ni la masturbación ni el sexo figuran en el índice. Esto ocurre especialmente en los libros sobre el método Montessori. Este método sugiere que los niños que están bien ocupados manipulando objetos nunca deberían necesitar manipularse a sí mismos. Las mentes jóvenes son más provechosas si se dedican a tareas académicas, y el erotismo constituye un pasatiempo antieconómico.

Fragmento de Parenting Paperbacks, Sex without Shame

Hace poco eché un vistazo al plan de estudios de la carrera de magisterio. Había asignaturas relacionadas con la enseñanza musical, la religión, el arte, la educación física y la salud, pero no había absolutamente nada que hiciera referencia a la educación sexual. Me decepcionó pero no me sorprendió, al igual que tampoco me sorprende lo que dice Yates de que la mayoría de los libros de paternidad evitan tocar el tema de sexualidad infantil.

Un estudio de investigación pone en evidencia la patente y lamentable ausencia de la enseñanza de educación sexual a futuros maestros y profesores en España. (Fernández Fernández, D., Calvo González, S., & San Fabián, J. L. (2023). La Educación Sexual como Contenido Curricular en la Formación Inicial del Profesorado. Revista Internacional De Educación Para La Justicia Social, 12(2), 171–190. https://doi.org/10.15366/riejs2023.12.2.010)

[…] se analizaron 59 titulaciones del Grado de Maestra/o en Educación Infantil (31,22 %), 62 titulaciones del Grado de Maestra/o en Educación Primaria (32,8 %), 17 titulaciones del Grado de Pedagogía (8,99 %) y 51 titulaciones del postgrado de Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional (26,98 %). […] De los planes de estudio seleccionados, se consideraron aquellas guías docentes que en su denominación incluían uno o varios términos relacionados con la educación sexual, el género y la sexualidad. […] En la primera parte del análisis de los resultados se han investigado un total de 843 asignaturas en 189 titulaciones. […] De esta totalidad, hay 76 asignaturas (9,02 %) que en su denominación incluyen uno o varios términos recogidos en el nivel específico y en el nivel transversal. Esto constata la existencia de asignaturas que abordan la sexualidad, el género y la educación sexual de manera explícita, o que en ellas se estudian conocimientos educativos de naturaleza transversal y, dada la proximidad de los términos, se puede inferir que se trabajan saberes relevantes para el desarrollo de la sexualidad.

[…]

Este estudio exploratorio evidencia […] que las universidades públicas españolas no están garantizando la inclusión de la educación sexual, el género y la sexualidad dentro de su currículum educativo, constatando que su oferta formativa es escasa e insuficiente, y reflejando la clara incongruencia existente entre la legislación española vigente y los programas formativos en la Educación Superior. La educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente en la formación inicial del profesorado en las universidades públicas en España, pues son muy escasas las posibilidades formativas que tiene el alumnado de las titulaciones analizadas, reflejando que no reciben una adecuada formación en educación sexual, el género y sexualidad; y que la formación real en la enseñanza formal acerca de estos saberes es muy limitada, no garantizando la capacitación inicial del profesorado y de otros profesionales educativos encargados de abordar este ámbito, incumpliendo las recomendaciones realizadas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (2010) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2018, 2022) sobre estos saberes.

La Educación Sexual como Contenido Curricular en la Formación Inicial del Profesorado

A las 12:00 pasadas llegué a Cracovia. El autobús me dejó justo enfrente de Kraków Główny, la estación ferroviaria principal.

Kraków Główny

Desde allí fui caminando hasta mi hotel, que quedaba a unos 15-20 minutos. Cuando llegué me dijeron que el check-in arrancaba a las 14:00, así que dejé mi maleta y me fui a hacer tiempo a una cafetería ucraniana llamada NIĆ. Kawiarnio-księgarnia.

Lo que me pedí en NIĆ: un croissant y un tiramisú (37 zł; ~9€).

A las 14:15 volví al hotel e hice el check-in.

Mi dormitorio
La cocina, el único sitio de uso compartido que tenía.

Decidí hacer al revés que lo que venía haciendo hasta ahora en otras ciudades polacas: en lugar de salir durante el día y luego volver temprano al hotel, esta vez me quedé en el hotel durante la tarde y salí recién cuando se hizo de noche, para ver la ciudad desde otra perspectiva.

Me puse a leer otro capítulo de Sex without Shame, el tercero: Challenge to Change (Desafío al cambio). En él la autora describe algunos casos de familias y comunidades con actitudes positivas y liberales con respecto al sexo. La siguiente es una de ellas:

Hace algunos años, conocí a un estudiante de psicología que vivía en una granja comunal en el norte de California. […] La filosofía clave era compartir siempre que fuera posible, sin apenas distinguir entre adultos y niños. Los niños compartían el vino en la cena, se les incluía cuando se pasaba un porro y se les pedía su opinión sobre asuntos importantes. Rara vez se restringían las actividades de los niños. Cuando no estaban estudiando o ayudando, corrían libremente por el granero y los campos. En cuanto tenían edad suficiente para caminar o transportar una carga, se les asignaban tareas que constituían una parte significativa y necesaria de la existencia en la granja. Así, se veía a una niña de cuatro años agarrar con ambos brazos una medida de heno mucho mayor que ella para alimentar a la vaca. […]

Aunque la granja era grande, apenas tenía capacidad suficiente. Los niños dormía en la misma habitación que los adultos, a veces en sacos de dormir en el suelo. Las actividades sexuales no solo se observaban, sino que se discutían abiertamente. Por la mañana, los niños representaban el drama de la noche anterior en un montón de risitas, para diversión de los adultos.

Los niños no solo estaban expuestos a las imágenes y sonidos del coito entre adultos, sino que también observaban gallinas, perros y ovejas. La cópula entre los animales favoritos era un tema continuo de ávido interés. Cuando la vaca fue llevada a parir, seis niños acompañaron a la expedición para observar y comentar el impresionante órgano del toro. Más tarde, los niños representaron la escena con detalle gráfico en un juego llamado «Bang Bossie». Tanto niños como niñas competían por el papel favorito de toro, pero también disfrutaban con el de vaca. Los adultos que pasaban sonreían o hacían comentarios jocosos. […] A medida que los niños crecían, las tareas se hacían más difíciles. El tiempo dedicado a los juegos sexuales se reducía necesariamente, pero nunca faltaba.

[…] Estos niños eran seguros de sí mismos, cooperativos y nunca arrogantes. A los ocho años ya se mostraban mesurados en cuestiones sexuales fuera de la comuna. Traicionaban su sofisticación con un comentario susurrado o una sonrisa pícara.

Challenge to Change, Sex without Shame

A las 18:45 salí.

Dom Pod Globusem (Cámara de Comercio e Industria)
Barbakan krakowski

La barbacana de Cracovia (en polaco: barbakan krakowski) es una barbacana (estructura defensiva conectada a las murallas) de final de la Edad Media situada en Cracovia, Polonia. Es una puerta histórica que conduce al centro histórico de Cracovia, uno de los pocos restos de la compleja red de fortificaciones y estructuras defensivas que antiguamente rodeaban la ciudad. Actualmente es una atracción turística en la que se realizan diversas exposiciones.

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Brama Floriańska

La Puerta de San Florián (en polaco Brama Floriańska) es una de las torres góticas más famosas en Polonia y un punto neurálgico del centro histórico de Cracovia, en Polonia.

Se construyó en torno al siglo XIV en granito rojo, típico de la arquitectura de Cracovia, como parte de las fortificaciones de la ciudad que tenían como objetivo proteger la ciudad de los ataques del imperio otomano.

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Floriańska

La calle Floriańska o calle de San Florián (en polaco: ulica Floriańska, en latín: platea Sancti Floriani) es una de las principales calles del casco antiguo de Cracovia y uno de los paseos más famosos de la ciudad. La calle forma parte del plano cuadriculado regular de Stare Miasto (la Ciudad Vieja), la ciudad de los mercaderes que se extiende por el corazón medieval de la ciudad, trazado en 1257 tras la destrucción de la ciudad durante la primera invasión mongola de Polonia en 1241.

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Tenía planeado caminar por esta calle, pero primero hice un desvío para visitar un centro comercial que quedaba al lado de la estación principal.

Plaza Jan Nowak-Jeziorański y centro comercial Galeria Krakowska

Quería ir al Carrefour que quedaba dentro del centro comercial para comprarme cosas para comer, pero por alguna extraña razón ya estaba cerrado. Así que me volví a Floriańska.

Floriańska a las 19:30

Esta calle histórica culminaba en una iglesia y una plaza.

Bazylika Mariacka (Basílica de Santa María)
Rynek Główny (Plaza del Mercado)

La Plaza del Mercado de Cracovia (en polaco: Rynek Główny w Krakowie) es la plaza más importante de Cracovia y de Polonia. Se sitúa en el casco antiguo de Cracovia, en el centro de la ciudad. Su origen se remonta al siglo XIII, y tiene alrededor de 40.000 m² (430.000 pies cuadrados). Siendo la plaza medieval más grande de Europa.

La «Rynek Główny» es una amplia plaza rodeada de casas antiguas e históricas (kamienice), palacios e iglesias. El centro de la plaza está dominado por el Sukiennice (en su interior, entre otras cosas, hay un museo de arte Polaca del siglo XIX), reconstruida en 1555 en estilo renacentista, rematada por un bonito ático o parapeto polaco, decorado con máscaras talladas. A un lado de la Sukiennice está la torre del ayuntamiento (Wieża Ratuszowa), en el otro lado se localiza la iglesia de San Adalberto (San Wojciech) del siglo X y, a su lado desde 1898, el monumento a Adam Mickiewicz. Por encima de la plaza resaltan las torres góticas de la basílica de Santa María (Kościół Mariacki).

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Frente: Monumento a Adam Mickiewicz. Fondo: MNK Sukiennice (un museo, básicamente).

Una cosa que me gusta de esta ciudad es que el centro histórico está completamente rodeado de una franja verde de parques. Mi hotel queda justo enfrente de una parte de esta franja.

Parte de la franja verde ubicada frente a mi hotel

Al lado de mi hotel había un Carrefour Express. Era bastante pequeño, y probablemente con precios un poco más altos que el Carrefour Market, pero no me quedaba otra que ir ahí.

Lo que compré en Carrefour Express: 31 zł (~7,5€).

A las 22:00 me preparé las salchichas con queso en pan y comí eso de cena mientras veía una comedia francesa llamada Le Dîner de Cons (1998).

Cenando

Ame,
Kato