Kara Ema:
El martes desayuné con Egil y luego salí de la casa a las 11:00.
Dado que mi amigo no necesitaba usar su tarjeta para entrar a la piscina municipal, me la prestó así yo podía entrar gratis.
Cuando llegué al edificio de la biblioteca, lo primero que hice fue ir a la parte de la piscina para dejar mi chaqueta y demás cosas en las taquillas. Luego me dirigí a la biblioteca con la idea de estar allí un rato con la laptop.
Noté que la sección de adultos estaba llena de adultos ocupando casi todos los asientos y con sus cabezas enterradas en sus libros, ordenadores o teléfonos. Mientras tanto, la sección de niños estaba casi completamente vacía, con lo cual me dirigí primero allí.
Al cabo de unos quince o veinte minutos se me acercó una persona del personal y me preguntó si estaba cuidando de algún niño (a pesar de que no había ningún niño). Cuando le dije que no, me informó que esta parte era exclusiva para niños y sus cuidadores, con lo cual me tenía que desplazar a la sección de adultos.
A las 13:00 salí a almorzar al Pizza Hut que había justo al lado de la biblioteca. Ofrecían un bufé de pizzas por 145 kr (13€), así que me pedí eso. Me quedé dos horas y me terminé comiendo unas diez porciones de pizza.

A las 15:00 pasadas volví al edificio de la biblioteca, esta vez sí con la idea de probar la piscina, aprovechando que tenía la tarjeta de Egil.
Las piscinas públicas en Suecia son bastante distintas de las que estuve en Islandia. Por empezar, son techadas en lugar de al aire libre. Luego los saunas están dentro de los vestuarios, separados por género, supongo que para que a la gente no le incomode entrar desnuda.
La característica más notoria de los baños públicas islandeses es el hincapié que hacen en que la gente se duche desnuda antes de entrar a la piscina. En Suecia, si bien esto es lo más común, no lo controlan tanto y no se ven carteles por todos lados rogando que por favor te quites la ropa para ducharte. Tampoco te dan jabón, cosa que en Islandia sí había.
En cuanto a los niños en los vestuarios, creo que la regla es que los menores de 8 años pueden entrar y cambiarse en el vestuario del género del adulto acompañante, más allá de que no coincida con el género del niño. Por ejemplo, cuando entré al vestuario de hombres vi un par de niñas con un acompañante masculino que probablemente sería su padre. Esto es lo mismo que pasaba en Islandia.
Las escuelas suecas hacen uso de las piscinas públicas para enseñar natación a los niños, al igual que las escuelas islandesas. Esto está bueno porque significa que el gobierno no tiene que construir una piscina dentro de cada escuela, como pasa por ejemplo en las escuelas japonesas.
Al igual que en Islandia estaba prohibido tomar fotografías tanto dentro del vestuario como en la piscina, por eso no tengo ninguna para mostrarte.
En total había tres piscinas, separadas entre sí por paneles y puertas de vidrio. Todas eran cubiertas. Una de ellas era mucho más grande que las otras dos, y tenía separaciones para crear carriles que puedan ser usados para hacer natación. La temperatura del agua de la piscina grande era un poco más baja que las otras dos piscinas. Diría que estaba ni fría ni caliente sino levemente templada.
En la piscina grande no había niños: eran todos adultos nadando silenciosa e individualmente. Aburrido. Mientras tanto en las otras dos piscinas casi que no había más que niños. Cuando me metí en una de ellas, noté que el piso se estaba moviendo debajo de mí. Resulta que todo el piso de estos dos piscinas podía ajustarse para cambiar la profundidad. Al parecer la estaban haciendo menos profunda dado que estaba por empezar una clase de natación de niños.
Una persona se me acercó y me preguntó si yo estaba a cargo de uno de los niños. Era la segunda vez en el día que me hacían esta clase de pregunta, y una vez más respondí que no. Me explicó que necesitaban hacer uso de la piscina para la clase de natación y me pidió si podía pasarme a la piscina contigua, así que eso hice. La piscina de al lado también tenía el piso regulable. En aquel momento ambas piscinas estaban ajustadas para tener una profundidad de 90 centímetros.
Sin nadie con quien hablar y sin posibilidad de ver la clase de natación de los niños desde cerca, muy pronto me aburrí de estar en la piscina viendo a los adultos nadando silenciosamente, así que me volví al vestuario para probar el sauna.
A las 16:00 pasadas me fui del sector piscina y volví a la parte de la biblioteca. Una hora más tarde me fui del edificio.
Un último comentario sobre la piscina antes de cerrar el tema. Pienso que sobre todo la mayor diferencia entre Islandia y Suecia, es que los islandeses van a los baños públicos con un propósito social: para charlar con amigos o familiares mientras se relajan sentados en la piscina. Mientras tanto los suecos van con un propósito principalmente deportivo: para hacer natación.
A las 17:30 pasé por el ascensor de Katarina, dado que había algo de lo que no me había percatado la primera vez que estuve ahí. Resulta que este ascensor tiene tres niveles, y los tres niveles salen a una calle. En otras palabras, esta parte de la ciudad tiene calles en tres alturas diferentes. En general todo Södermalm es bastante montañoso, con muchas subidas y bajadas, desniveles y escaleras.

A las 18:00 llegué a casa.
A la noche Egil me dijo que quería ir a un concierto local en el sótano de un bar y me preguntó si tenía ganas de acompañarlo. Ir a bares —incluso para ver conciertos— no es algo que me encante hacer, pero mientras no esté obligado a tomar alcohol no me molestaba.
A las 20:30 llegamos al lugar del concierto, llamado Sofia Common. El grupo que tocaba esta noche se llamaba Turtola.


Una hora más tarde el concierto terminó y volvimos a la casa.
Ame,
Kato