Jornada en Bangkok: biblioteca, supermercados y juegos con niños en Sombat

Kara Ema:

Frase del día en tailandés

สบายดีไหม / สบายดี ขอบคุณ แล้วคุณล่ะ
sà-baai dii mái / sà-baai dii, khàwp-khun, láew khun lâ
¿Cómo estás? / Estoy bien, gracias, ¿y tú?

สบายsà-baaicómodo; combinado con ดี, significa «estar bien»
ดีdiibueno; combinado con สบาย, significa «estar bien»
ไหมmáipartícula que convierte la frase en una pregunta de «sí o no»
ขอบคุณkhàwp-khungracias
แล้วláewentonces / y luego
คุณkhun
ล่ะpartícula para contrastar o devolver una pregunta

El miércoles me dije a mí mismo: «el día está lindo, vamos a salir a un parque con la Kindle a leer un rato». Pero después me acordé de que estoy viviendo en una zona suburbana en Tailandia, donde no hay ningún parque en un radio de cinco kilómetros. Incluso si hubiese uno tendría que tener mínimamente un banco a la sombra de un árbol para poder sobrevivir la térmica de 33 ºC.

Al final me quedé en casa.

Leí los primeros seis capítulos de Sex at Dawn. El siguiente es un pequeño extracto del capítulo 6:

Planteamos la hipótesis de que los intercambios socioeróticos fortalecen los vínculos entre los individuos en las sociedades nómadas a pequeña escala (y, aparentemente, en otros grupos altamente interdependientes), formando una red crucial y duradera de afecto, afiliación y obligación mutua.

[…] Pero es cierto que [los intercambios socioeróticos] desempeñaron un papel fundamental en el mantenimiento de la cohesión social prehistórica, deberíamos encontrar vestigios de ese comportamiento descaradamente libidinoso en todo el mundo, tanto en el pasado como en el presente. Y así es.

[…] Durante los tres meses que pasó en Tahití en 1769, el capitán James Cook y su tripulación descubrieron que los tahitianos «satisfacían todos sus apetitos y pasiones ante testigos». En un relato del viaje de Cook publicado por primera vez en 1773, John Hawkesworth escribió sobre «un joven hombre, de casi dos metros de altura, que realizaba los ritos de Venus con una niña de unos 11 o 12 años, ante varios de nuestros compañeros y un gran número de nativos, sin el menor sentido de que fuera indecente o inapropiado, sino, al parecer, en perfecta conformidad con las costumbres del lugar». Algunas de las mujeres isleñas de más edad que observaban esta muestra de amor aparentemente le dieron instrucciones a la niña, aunque Cook nos dice: «Por joven que fuera, no parecía necesitarlas mucho».

[…] En las actuales islas Trobriand se celebra una fiesta de la cosecha del ñame, en la que grupos de mujeres jóvenes recorren las islas «violando» a hombres de fuera de su propia aldea, supuestamente mordiéndoles las cejas si los hombres no las satisfacen. La antigua Grecia celebraba la libertad sexual en los festivales de Afrodisia, Dionisíacas y Lenea. En Roma, los miembros del culto a Baco organizaban orgías al menos cinco veces al mes, mientras que muchas islas del Pacífico Sur siguen siendo famosas por su apertura a la sexualidad sin restricciones, a pesar de los esfuerzos concertados de generaciones de misioneros que predicaban la moralidad de la vergüenza. Muchos brasileños de hoy en día se desatan durante el Carnaval, cuando participan en un rito de sexo consensuado fuera del matrimonio conocido como sacanagem, que hace que lo que ocurre en Nueva Orleans o Las Vegas parezca insulso.

Aunque la entusiasta participación de las mujeres en estas actividades pueda sorprender a algunos lectores, hace tiempo que quedó claro que las causas de la reticencia sexual femenina son más culturales que biológicas, a pesar de lo que Darwin y otros han supuesto. Hace más de cincuenta años, los investigadores sexuales Clellan Ford y Frank Beach declararon: «En aquellas sociedades que no tienen un doble estándar en materia sexual y en las que se permiten diversas relaciones, las mujeres aprovechan sus oportunidades con el mismo entusiasmo que los hombres».

Sex at Dawn (Cap. 6)

Tras dos días de quedarme todo el día en casa, el jueves ya me tocaba salir un poco (o bastante).

A las 9:30 me tomé el autobús en dirección de Bangkok.

Como los monjes gozan de un gran prestigio y reconocimiento social aquí, cuando viajan en transporte público la gente debe cederles el asiento.

Dos monjes sentados en el autobús en el que viajaba, el cual iba lleno.

A las 10:30 me bajé en Kong Slak, a pocos metros de la Biblioteca Municipal de Bangkok. En realidad no estaba en mis planes del día visitar la biblioteca, pero cuando me di cuenta de que estaba tan cerca dije por qué no, aunque sea para ver cómo era.

Bangkok City Library

Cuando entré en recepción me pidieron el pasaporte para registrar mi visita. Un guardia de seguridad me revisó la mochila, y cuando vio que tenía comida dentro me informó que no podría entrar con eso y que debería dejar mis cosas en una taquilla.

La biblioteca tenía tres plantas y una mezzanina. La tercera planta almacenaba los libros relacionados con la realeza tailandesa y con Bangkok.

Tercera planta (I)
Tercera planta (II)

La mezzanina tenía la sección para niños y jóvenes.

Sección infantil (I)
Sección infantil (II)
Sección juvenil

A las 11:00 salí de la biblioteca y me tomé otro bus hasta Sukhumvit. Pasé por la embajada de España para recuperar mi recientemente renovado pasaporte.

Esculturas de niña en Sukhumvit

Estas esculturas me recordaron a las de Japón, y a algo triste que me enteré hace poco. Viste que Japón tiene infinidad de esculturas públicas de niños, así como de esculturas de desnudos, y por supuesto también de niños desnudos. He fotografiado un montón de ellas durante mis viajes por Japón y te las he mostrado.

Al parecer los tiempos están cambiando y cada vez hay más japoneses que consideran a estas estatuas «inapropiadas» y las quieren sacar de los espacios públicos. El siguiente es un resumen que me hizo ChatGPT de la evolución histórica de las esculturas japonesas y lo que se está debatiendo actualmente:

En Japón, las esculturas públicas han evolucionado según los cambios históricos y sociales. Antes de la Segunda Guerra Mundial predominaban las figuras militares y políticas, símbolos de heroísmo y poder; tras la guerra, muchas de estas estatuas fueron retiradas y reemplazadas por monumentos que promovían la paz, con niños y especialmente figuras femeninas desnudas como símbolos de belleza, esperanza y renacimiento espiritual. Durante las décadas de 1950 a 1970, estas esculturas desnudas se instalaron en parques y calles, influenciadas por convenciones artísticas occidentales y como expresión de ideales de paz y humanismo.

En la actualidad, algunas de estas esculturas han generado debate: ciudadanos han pedido retirarlas o reubicarlas, argumentando que resultan inapropiadas o incómodas, especialmente para niños. Sin embargo, defensores como el escultor Chikatsu Abe sostienen que estas obras tienen un valor artístico e histórico importante, y que la desnudez no debe considerarse vergonzosa, recordando que simbolizan paz y humanidad. Se han propuesto soluciones como trasladarlas a museos o lugares menos visibles y, al mismo tiempo, fomentar la creación de nuevas esculturas que reflejen valores contemporáneos.

ChatGPT
Ejemplo de una de las tantas estatuas de niñas desnudas que se encuentran en Japón (por ahora; lamentablemente ya han estado sacando algunas y van a seguir seguro).

Seguí caminando. Entré un momento a EmSphere y me encontré con un montón de gente viendo a unas mujeres bailando en un escenario en ocasión de un festival llamado Seafood from Norway.

Festival Seafood from Norway en EmSphere

A las 14:00 entré a Tops.

Supermercado Tops en Sukhumvit

Me compré una Coca-Cola de vainilla y un yogur bebible, de sabor original porque a diferencia de los países nórdicos donde hay un montón de opciones ricas, en Tailandia solo hay sabores original y frutales, al igual que en Argentina. Pero al menos aquí hay Coca de vainilla. Por ambas cosas pagué ฿51 (~1,4€).

Tras salir del súper empecé a caminar hacia Khlong Toei, pasando por K Village.

K Village

A las 16:00 llegué a Sombat y me encontré con varios niños, incluyendo a mi amiga Phet. Tan pronto como me vio me dio un abrazo y me empezó a pedir que la levantara y le hiciera caballito. Yo tenía unos choki-choki (una golosina tailandesa) para repartir, así que les ofrecí uno a cada uno.

Niños en Sombat
Tierna y esponjosa Phet

Había estado lloviendo, así que una parte del suelo donde estábamos jugando estaba mojada. La aprovechamos entonces para jugar a deslizarnos por ahí. En un momento uno de los niños se resbaló, se golpeó la cabeza y se echó a llorar. Esto hizo que viniese un adulto. El hombre se acercó con cara de enfado y empezó a dar palizas a los niños que habían estado jugando en el agua. A mí no me dijo nada; de hecho me ignoró completamente, como si fuese un fantasma.

De repente noté que Phet ya no estaba jugando con nosotros: se había ido a su casa de pronto, sin despedirse. Le pregunté a la otra niña que quedaba qué había pasado con Phet —a través de Google Translate—, y me dijo que había tenido que ir a su casa para recibir una nalgada de parte de su madre. Me quedé boquiabierto mirándola, así que ella siguió explicándome: «Pidió quitarse la falda y quería jugar en el agua, así que su mamá la castigó. Su madre la golpea todos los días.»

Ahora entiendo por qué los niños de aquí me adoran tanto. Ahora entiendo por qué esa niña Liw que conocí unos meses atrás se puso llorosa las dos veces que nos despedimos. Por desgracia aún es relativamente común en casi todos los países asiáticos que los padres impongan «disciplina» a través del castigo corporal, y es evidente que Tailandia no es la excepción. Nunca comprenderé cómo alguien puede tener una niña tan adorable y buena como Phet, y darle golpes en lugar de caricias y amor.

Continué jugando con la otra niña y varios niños más hasta que se hizo de noche. En un momento le pregunté a la niña a qué hora tenía que irse a su casa, a lo que me respondió que se iría cuando yo me fuese a la mía. Tras oír eso instintivamente le di un beso en plan «¿hace falta que seas TAN tierna?».

Mientras tanto, unos varones que estaban por ahí se me acercaron, me tomaron el teléfono para usar Google Translate y decirme อยู่อมควย, un término vulgar que significa felación en tailandés. Tan pronto como lo dijeron salieron corriendo. Una vez más me encuentro con la realidad de que los niños varones manifiestan ser abiertamente obscenos e impúdicos, mientras las niñas son recatadas y pudorosas. Pero la pregunta (retórica) es: ¿es esta su verdadera naturaleza o es que son así porque están intentando encajar en el molde que la sociedad construyó para ellos?

A las 18:00 yo me estaba muriendo de sed, así que les ofrecí a los niños ir a 7-Eleven a comprar algo para tomar. Me compré a mí una botella grande de café frío, y a ellos botellas más pequeñas de las bebidas que ellos habían elegido. Tenía tanta sed que me bajé mi botella entera en cuestión de segundos, antes de que los niños hubiesen llegado terminar las de ellos. Me miraron en plan «¡qué rápido que has bebido!».

Niños tomando sus bebidas
Otra loli que se sumó después
Jugando a la botellita: la persona señalada por la tapa de la botella recibía golpes (suaves) por parte de todos los demás.
Montaje de jornada en Sombat

A todo esto, mientras yo jugaba con estos niños en el campo de fútbol del barrio, a un costado del campo había un grupo de adolescentes. El menor de ellos tendría 12, mientras que el mayor quizás 16. Tenían una botella que se pasaban entre ellos, la cual tenía un olor fuerte y repugnante. Estoy casi seguro de se trataba de กัญชา (kan-chaa; marihuana). En todo caso era algún tipo de droga que estaban consumiendo. Bien por ellos, haciendo lo que quieren sin dejar que los adultócratas los controlen.

Grupo de jóvenes consumiendo cannabis

Cerca de las 20:00 me fui del barrio y arranqué a caminar hacia el MRT, pero a mitad de camino decidí parar en Lotus’s para comprar algo para tomar. Me pedí primero un nom yen con queso en Hop Chafé (฿35; ~1€), y luego ya no recuerdo qué más compré dentro del súper (฿117; ~3€). Pero lo interesante no es lo que compré sino con quién me encontré allí dentro.

Mientras me paseaba por las góndolas de repente noté a dos niñas que estaban correteando y jugando entre ellas. Cuando crucé miradas con la más grande de ellas, mi primer pensamiento fue «esta preciosura se me hace familiar». Un instante después caí que se trataba de mi amiga Kalaya, que estaba con su hermanita menor Prisana y con su padre.

Durante unos largos y divertidos minutos, me olvidé de que había venido a comprar y me puse a jugar y a corretear por las góndolas con mis amigas peques. No era la primera vez que me encontraba en la situación de estar persiguiendo niñas en góndolas de un supermercado asiático: ya lo había hecho con mis amigas vietnamitas. Finalmente su padre las llamó y nos tuvimos que despedir, pero antes de eso les obsequié un globo.

Encuentro con mis amigas de Sombat en el súper (I)
Ídem (II)
Ídem (III)
Ídem (IV)
Ídem (V)

A las 21:30 me tomé la Línea Azul del MRT en Queen Sirikit.

A las 23:30 llegué a casa.

Ame,
Kato