Ciudad de Hà Giang — Día 2: senderismo de montaña y visita a aldeas rurales

Kara Ema:

Frases del día en vietnamita

Họ chưa bao giờ đi Hà Nội, đây là lần đầu tiên.
Ellos nunca han ido a Hanói, esta es la primera vez.

họellos
chưa todavía no (con bao giờ, significa “nunca”)
bao giờalguna vez / jamás
điir
Hà NộiHanói
đâyeste / esto / esta
ser
lầnvez
đầu tiênprimero/a

Ba tuần trước chị gái tôi từng đi vịnh Hạ Long.
Hace tres semanas, mi hermana mayor fue a la bahía de Hạ Long.

batres
tuầnsemana(s)
trướcantes / hace
chị gáihermana mayor
tôimi / yo
từngalguna vez / ya / solía (indica experiencia pasada)
điir
vịnhbahía
Hạ LongHạ Long

El lunes me desperté a las 8:00. Ya no quedaba nadie en mi dormitorio. Se habían levantado todos temprano para ir a hacer el circuito. Es que como te conté, prácticamente todos los turistas que vienen a la ciudad de Hà Giang lo hacen con la finalidad de hacer el loop. Yo era la excepción a esa regla (como suelo ser muchas veces, dado que el tipo de turismo que me gusta hacer no es el más popular).

Dormitorio vacío

Bajé a desayunar —había un desayuno simple incluido— y cerca de las 10:00 salí del hotel.

Tenía dos cosas principales que quería hacer este día, y las dos involucraban mucha caminata (terminé caminando 25 kilómetros en total durante toda la jornada). Las dos cosas eran:

  1. Senderismo por la montaña Cấm Sơn, de 700 metros de altura, situada muy cerca del centro de la ciudad.
  2. Visita a la pequeña aldea Thôn Tha, ubicada en las afueras de la ciudad, a unos 5 kilómetros al oeste.

El plan original era hacer la aldea primero y luego la montaña, pero después me dije a mí mismo: «si quiero cruzarme con niños en la aldea más vale dejarla para la tarde y hacer la montaña a la mañana». Así que eso hice.

Atravesé el puente sobre el río Lô, desde donde ya se podía ver la montaña que estaba a punto de escalar.

Montaña Cấm Sơn
Rumbo a la montaña me crucé con un par de niños en bicicleta

La primera mitad del trayecto por la montaña fue a través de una carretera por la que podían subir coches y motos. La misma estaba flanqueada por frondosa vegetación.

Carretera en la montaña

La carretera terminaba en una cafetería, llamada Café Núi Cấm. Sentí que necesitaba un café frío para sobrevivir el resto de la caminata, así que hice una pequeña pausa en el café para tomarme un cà phê cốt dừa (café con leche de coco). Me costó ₫60k (2€).

Cà phê cốt dừa
Vista a la ciudad desde la cafetería

A las 11:00 continué la subida. Esta vez el camino era un sendero con escaleras flanqueado por banderas multicolor que indicaban la presencia de un templo budista llamado Chùa Hộ Quốc.

Sendero de escaleras y banderas
Chùa Hộ Quốc (I)
Chùa Hộ Quốc (II)
Bươm bướm (mariposa)
Altar budista en la cima de la montaña
Vista desde la cima (I)
Vista desde la cima (II)

A eso de las 12:00 ya estaba afuera de la montaña, arrancando la caminata hacia la aldea. Otras personas habrían alquilado una moto. Más tarde pensé que quizás habría estado bueno alquilar una bicicleta, pero a pie también estuvo bien y me sirvió de ejercicio.

A las 12:30 pasé por un restorán llamado Phở Maison. El plan era almorzar allí antes de ir a la aldea, pero al parecer estaba cerrado. Me resultó extraño que un restorán cerrase al mediodía. Pensé que quizás sería porque a la gente en zonas rurales les gusta dormir la siesta entre las 12:00 y las 14:00.

Entonces seguí caminando.

Unos 100 metros después del restorán, en un cruce de carreteras me crucé con un joven hombre local en una moto. Se llamaba Son Lu. Me preguntó a dónde estaba yendo. Le dije que iba a ver una aldea muy cerca de allí. Me ofreció subirme a su moto, diciéndome que me llevaría gratis. Acepté.

Son Lu llevándome en su moto

Son Lu no hablaba mucho inglés, así que tenía que usar su teléfono para comunicarse conmigo. A través de él me dijo que era easy-rider para un hotel llamado Mama’s Homestay que ofrecía —al igual que todos los hoteles en Hà Giang— tours en motocicleta alrededor del circuito de Hà Giang. Me aseguró que Mama’s Homestay tenía el mejor tour y el más barato.

Me ofreció llevarme también a otra aldea unos 3 kilómetros más en dirección noroeste, donde había una cascada (Thác số 6; Cascada № 6). Hesité y le pregunté si realmente no me iba a cobrar nada por esto; me dijo que no así que una vez más acepté.

Cuando llegamos al área de la cascada, estuvimos como 40 minutos atravesando las rocas.

Thác số 6 (I)
Thác số 6 (II)
Thác số 6 (III)
Thác số 6 (IV)
Son Lu con unos pedazos de madera que encontró y trató como si fuesen oro. Se los llevó consigo en la moto. Me pregunto para qué los querría.

A las 13:30 nos fuimos de la cascada. A pedido mío, Son Lu me volvió a llevar al restorán Phở Maison. Cuando llegamos eran cerca de las 14:00. Seguía sin haber nadie como antes, pero parece que ahora sí estaba abierto.

Me pedí algo llamado phở bát đá, que según me contó mi amiga Linh era una especialidad local. Se trataba de una sopa de fideos de arroz (phở) servida en un tazón de piedra caliente. A diferencia del phở tradicional donde todo viene servido junto, en el phở bát đá los ingredientes (fideos, carne y verduras) se colocan por separado del caldo hirviendo, permitiendo que todo se cocine directamente en el recipiente. El tazón de piedra mantiene el calor por mucho tiempo, lo que hace que la comida permanezca caliente hasta el final y que el sabor sea más intenso y aromático.

Phở bát đá: tazón a la izquierda con caldo hirviendo, ingredientes a la derecha antes de ser colocados.

Me costó ₫80k (~2,6€), que es más de lo que suele salir un phở tradicional, pero aún así es barato. Y estuvo muy rico así que mereció la pena.

Mientras estaba comiendo mi phở bát đá, Son Lu me dijo que se tenía que ir, así que me despedí de él y le agradecí por el paseo en moto que me dio. En ningún momento me pidió que le diese dinero, tal y como me había dicho que no lo haría. A pesar de yo ser un extraño para él, el paseo me lo dio de forma totalmente desinteresada.

Cerca de las 15:00 me fui del restorán y empecé realizar un nuevo paseo. Bueno, digo «nuevo» pero en realidad quería hacer exactamente el mismo paseo de 3 kilómetros que había hecho antes con Son Lu, pero esta vez a pie, dado que a pie los sitios se suelen apreciar mejor: te da tiempo para detenerte a hacer fotos y charlar con los lugareños.

Aldea Thôn Tha
Estanque de agua Bó Nặm
Cultivos
Plantaciones
Arroyo y montañas
Escuela rural

¿Recuerdas que cuando estuve en Hanói intenté entrar a un par de escuelas y en todas me decían que no permitían visitas? Estaba seguro de que si intentaba en un lugar rural iba a tener muchas mejores chances que en la ciudad. Y así fue: pregunté al maestro de educación física que estaba dando clases a los niños en el patio cerca de la entrada, y me dijo que sí, que podía visitar.

Gigantografía de Ho Chi Minh que hay en todas las escuelas vietnamitas (al menos en las públicas).

Algo curioso de este colegio es que tenía dos edificios —uno para las niñas y otro para los varones— con dormitorios para alumnos internados, es decir, que se quedaban a dormir allí.

Interior de uno de los dormitorios de la escuela

Una maestra me vio paseándome por el patio de la escuela y se me acercó a hablarme. Utilizamos el traductor automático para poder entendernos. Ella me preguntó cosas como de qué país venía y si estaba allí por trabajo o por fines personales. Yo le pregunté cosas como lo de los alumnos internados y a qué etnia pertenecían. Me respondió que la mayoría eran de las etnias dao y tay, y que no había nadie que fuese hmong.

Mientras estábamos charlando sonó el trống trường (tambor escolar), un tambor tradicional de madera con piel de búfalo o vaca, colocado sobre un soporte. Se utiliza en ceremonias y para marcar el inicio y el final de las clases. El tambor había marcado el inicio del recreo, con lo cual decenas de niños salieron al patio.

A medida que los estudiantes salían y me veían, se acercaban para saludarme y chocarme los cinco o los puños.

Estudiantes en el patio durante el recreo (notar la ausencia de uniformes—en la ciudad estaban siempre con uniforme).
Niños posando para la foto

El recreo duró 15 minutos, entre las 15:30 y las 15:45. Tendrían unos 40 minutos más de clase y luego se irían a sus casas.

Niños entrando a clase de vuelta

El profesor de estos niños de la última foto estaba aparentemente ocupado con algo, así que aproveché para charlar un rato con sus alumnos fuera del aula (no me atreví a entrar a las aulas sin invitación expresa de alguno de los docentes, cosa que nunca me ofrecieron). En un momento el maestro volvió, y de muy mala manera les indicó a los alumnos que entraran al aula y a mí que me fuera. Me dijo «đi đi đi» («vete, vete, vete») mientras me empujaba.

La maestra con la que hablé me pareció supermaja. En un momento otra maestra se me acercó para saludarme y para tomarse una foto conmigo, así que esa también me cayó bien. Pero el último maestro que me empujó no me gustó para nada. Si no quería que hablara con sus alumnos me lo podría haber pedido de una mejor manera que esa.

El profe de educación física estaba en el mismo lugar que antes, aunque creo que ahora tenía a otro grupo de alumnos más pequeños. Los estaba formando para realizar alguna actividad.

Clase de educación física

Seguramente no habría tenido problema con que me quedara a ver su clase en el patio, pero decidí que sería mejor no intervenir más y dejar a los alumnos tranquilos para evitar que se distrajeran de la clase por mi culpa.

A las 16:00 me fui de la escuela y continué mi caminata por esta aldea llamada Hạ Thành.

Aldea Hạ Thành (I)
Aldea Hạ Thành (II)
Aldea Hạ Thành (III)

A las 16:30 llegué cerca de la cascada donde había estado más temprano con Son Lu, y en ese punto —estando a aproximadamente 8 kilómetros del centro de Hà Giang— fui cuando decidí pegar la vuelta y regresar a la ciudad.

En el camino de regreso me crucé con los niños de la escuela que había visitado, que estaban saliendo y volviendo a sus casas. A algunos los pasaban a buscar con una moto, mientras que otros se volvían en bicicleta.

Niñas volviendo a pie / en bici de la escuela

Caminé durante 3 kilómetros por el costado de la carretera. A cada rato pasaba un niño en bici o subido como pasajero en una moto, y cuando me veía me saludaba.

Cerca de las 17:00 tomé la calle 20/8, la cual conectaba la ruta con la ciudad.

Aún me quedaban 4 kilómetros más

A las 17:30 llegué a la ciudad. La primera misión que tenía era comprarme algo rico y refrescante para recomponerme de tanto caminar, algo como un yogur, un café frío o un helado.

Acabé optando por un helado de café salado y caramelo en TH True Mart (₫17k; ~0,6€).

A las 18:00 pasé frente a la casa donde había estado jugando con los tres hermanos el día anterior. Esperaba verlos de vuelta pero no estaban. A lo mejor aparecerían más tarde, dado que había sido más tarde cuando me los crucé el domingo.

Volví a pasear también por la plaza central.

Plaza central de Hà Giang

Por alguna razón casi todas las plazas principales de las localidades vietnamitas tienen ese diseño cuadricular, con varios senderos que intersecan y entre ellos hay césped.

A las 18:20 paré en un restorán llamado Bánh cuốn Cường Sập, donde me pedí bánh cuốn. El bánh cuốn de la provincia de Hà Giang es especial y distinto del que se vende en Hanói y otros lugares, por eso es que quería probarlo (además de porque es mi comida vietnamita favorita).

Bánh cuốn de Hà Giang

Era como si me hubiesen servido tres variantes diferentes de bánh cuốn en una sola comida: el clásico (plato de la izquierda), una sopa (bol de arriba), y un pastel con huevo y carne dentro (plato de abajo). Era tanto que tardé como 40 minutos en terminarlo todo. Que una comida tan llenadora y tan apetitosa cueste apenas ₫40k (~1€) debería de ser un crimen.

A las 19:00 volví al hotel.

Ame,
Kato