Día 5 en Málaga: senderismo por el monte Gibralfaro

Kara Ema:

⸘Ya el quinto día‽ ¿Pero cómo? ¿Ayer no estaba en Barcelona? ¿Anteayer no estaba de viaje de estudios con el colegio en Puerto Madryn (gracias Nacho por recordármelo)? ¿Trasanteayer no estaba espiando a mi vecina por la ventana de su casa que daba al patio del edificio de mi infancia?

Harry Potter y la Piedra Filosofal se estrenó el año pasado, ¿no? No hace VEINTE PUÑETEROS AÑOS, ¿no? ¿Verdad que no?


Hoy se me dio por hacer algo diferente. En lugar de salir del hotel temprano (~9:00) y volver temprano (~17:00), como suelo hacer normalmente, decidí salir y regresar varias horas más tarde de lo habitual. Me fui del hotel recién a las 16:00 —tras múltiples horas de preparativos y reservaciones para mi próximo destino—, y me volví a eso de las 20:00. Podría haberme quedado incluso hasta más tarde, si no fuera por que ayer había reservado un TooGoodToGo para recoger en una bollería cerca del hotel lo que será mi desayuno durante los próximos días, entonces tenía que estar ahí sí o sí antes de las 20:00. Pero bueno, mañana es luna llena así que seguramente repetiré esto mismo de salir y volver tarde y me quedaré un buen rato ladrando a la luna desde la playa en horas crepusculares.

Mi primera parada fue el Teatro Romano, donde me senté en una de las gradas a planificar la ruta de senderismo que iba a tomar en unos minutos, dado que hoy tenía programado hacer senderismo por el Gibralfaro. Esto lo hice valiéndome de la aplicación móvil AllTrails, una herramienta esencial para todo senderista aficionado como yo, dado que te marca los senderos más interesantes que hay disponibles para hacer cerca de donde te encuentras.

Gibralfaro (del árabe, gíbal al-faruh (del lat: pharo) -> giblafaruh, ‘monte del faro’) es un monte de 130 metros de altitud, situado en la ciudad de española de Málaga, en torno al cual los fenicios fundaron la ciudad de Malaka.

[…] El monte se encuentra cubierto por un espeso bosque de pinos y eucaliptos. Corona su cima el Castillo o Alcázar de Gibralfaro y en su falda se ubican otros monumentos o edificios históricos, como la Alcazaba, el Teatro Romano, el Seminario y los Jardines de Puerta Oscura.

Wikipedia

Ya que iba a ir hasta la cima del monte me habría gustado entrar al Castillo, pero como faltaba poco para el cierre y no quería recorrerlo a las apuradas preferí dejarlo para otro día (que total aún me quedan varios días y no demasiadas actividades). Lo mismo con la Alcazaba que está a los pies del monte y junto al Teatro Romano.

Hay dos formas de llegar a la cima de esta montaña: por el camino principal que va desde la Alcazaba hasta el Castillo, o por el Sendero de la Malagueta, una ruta de tierra (y por momentos de cornisa) que hace un montón de zigzagueos atravesando los bosques en la ladera del cerro. Cada uno tiene sus pros y sus contras: por el camino principal estás en 20 minutos en la cumbre, pero prepárate a enfrentar unas cuestas híper empinadas, con pendientes que llegan hasta los 40 grados. El sendero secundario, en cambio, es mucho más suave en cuanto a las elevaciones que hace, y además es muchísimo menos frecuentado —la gran mayoría opta por el principal, en parte creo yo por ignorancia de la existencia del otro. Lo único malo del sendero es que tardas el doble en llegar arriba de todo, pero si lo importante para ti es el camino y no el destino (como fue mi caso hoy), entonces esta desventaja se termina convirtiendo en ventaja también.

Así que en cuanto me tope con la bifurcación, avancé por el Sendero de la Malagueta. Estas son algunas de las instantáneas que tomé desde él y desde los miradores que había por ahí: Mirador de Gibralfaro y Mirador de la Costa. En las fotos de las vistas se pueden apreciar cosas como el edificio del Ayuntamiento, el parque de Málaga, el puerto, la torre de la catedral, la plaza de toros, y las gaviotas volando.

A las 17:30 ya estaba abajo nuevamente. El sendero de descenso me dejó cerca de los Jardines de Puerta Oscura, así que pasé a través de ellos para regresar al centro histórico.

Este camino en los Jardines de Puerta Oscura estaba repleto de gatos. Habré llegado a contar unos diez fácil. Me he acercado cautelosamente a cada uno de ellos para intentar acariciarlos y he sido categóricamente rechazado a cada vez.

Una vez en el centro, decidí ir a merendar al emblemático Café Central de Málaga, donde sesenta años atrás se inventaron las diez formas diferentes de pedir un café, las cuales hoy en día se conocen y pueden utilizarse en cualquier cafetería malagueña. Me tentaba la idea de sentarme y limitarme a decirle al camarero: «un pitufo con sombra, por favor», haciéndome el malagueño, pero había dos problemas con esa premisa: tendría que aclarar también de qué iba a querer el pitufo, y no tenía ganas de beber un sombra —después de todo es solo 20 % de café, y a mí me gusta bastante más fuerte que eso. Así que finalmente me pedí un Vaniccino (una especie de cappuccino sabor a vainilla), tres churros con salsa de dulce de leche, y un pitufo mixto (i.e. de jamón y queso).

Mi merienda en el Café Central

Cuando salí de la cafetería me fui a pasear un poco por las calles que ya tenían ese encanto especial y mágico que se enciende sobre ellas al caer la noche, en la denominada «heure bleue» (hora azul).

Plaza de la Constitución de noche
Calle Larios de noche
Edificio de La Equitativa de noche
Puente del Carmen de noche

Como todavía me quedaba una media hora hasta que tuviera que ir a recoger la bolsa de TooGoodToGo, aproveché para ir rápidamente a revisitar la playa y el parque de Huelin. El primer día llegué a observar su encanto diurno y hoy me tocaría conocer su atractivo nocturno.

Playa de Huelin (también conocida como Playa de San Andrés)
Playa de Huelin de noche
Parque de Huelin de noche

Ame,
Kato