Caminata desde Nishi-ku hasta Chūō-ku

Kara Ema:

Esta semana no hice casi nada que merezca la pena contarte. El lunes me mudé a Nishi-ku, el distrito Oeste de la ciudad de Fukuoka, en particular al barrio de Meinohama. El martes, miércoles y jueves casi no salí de casa, salvo para ir al supermercado y al konbini. El viernes, para compensar no haber salido —ni caminado— durante casi toda la semana, decidí emprender una larga caminata desde Meinohama en Nishi-ku (distrito Oeste) hasta Tenjin en Chūō-ku (distrito Centro).


El viernes salí de casa a eso de las 13:00. Lo primero que hice fue dirigirme al Ayuntamiento del distrito de Nishi-ku para hacer el trámite de mudanza (informar que me trasladaba mi residencia de Minami-ku a Nishi-ku). Habré estado ahí alrededor de una hora. Luego me fui a almorzar unos espaguetis en un Saizeriya.

Recién a las 16:00 arranqué mi recorrido hacia el centro de la ciudad. Según mi aplicación de mapas, si quisiera ir a pie desde la estación de Meinohama hasta la estación de Tenjin, tendría que caminar unos 8 kilómetros y tardaría 2 horas. Pero eso no es lo que hice el viernes. Terminé tardando mucho más que eso y caminando mucho más dado que no fui directo sino que he ido haciendo varias paradas y tomando varios desvíos.

Lo primero que me llamó la atención tan pronto como arranqué el recorrido, fue la cantidad abismal de niños que había en la calle, probablemente porque era justo la hora en que salía todo el mundo del colegio. Había alrededor del triple de niños que adultos. En cualquier dirección donde mirara me encontraba o con chicos de secundaria montados en una bici, o con niños de primaria caminando solos o en grupos pequeños (por alguna razón solo los de secundaria tienen permitido ir al colegio en bicicleta). Nadie iba acompañado de adultos. Todos regresaban a sus casas por su cuenta.

Tres niñas de primaria cruzando la calle, levantando la mano para indicar su intención de cruzar y hacerse más visibles. Las gorras amarillas y la cobertura amarilla en sus randoseru también tienen el mismo propósito de hacerlas más visibles a los vehículos.
Las mismas niñas distrayéndose y desviándose de su vuelta a casa para apreciar las facturas que había en un cartel de una panadería. (Notar como llevan puestas sus bragas de la cara, quiero decir sus mascarillas.)

No pude evitar sonreír cuando vi esta escena. Me hizo acordar a la serie Hajimete no Otsukai (Old Enough! en Netflix), en que niños japoneses de primaria tienen que ir a hacer un mandado encargado por sus padres, pero se distraen constantemente de la misión con banalidades que se van encontrando en el camino, tales como una mariposa, un molinillo de viento, una estatua de Jizō al costado de calle, etc.

Lo segundo que me llamó la atención fue cuando llegué a un barrio ubicado en el extremo noreste de Nishi-ku, llamado Atagohama. Este barrio tiene varias particularidades interesantes:

  1. A excepción de un par de colegios, es casi 100% una zona residencial. Esto es raro de ver en Japón, dado que en general todos los barrios tienden a ser de uso mixto. No es como en Estados Unidos donde hay áreas exclusivamente residenciales, exclusivamente comerciales y exclusivamente industriales.
  2. Tenía casas grandes, de dos pisos, más o menos del estilo que te encontrarías en los suburbios de una ciudad en Estados Unidos. Esto también es bastante raro de ver aquí. Pienso que mientras más cerca estés del centro de una ciudad, más raro es de ver casas en Japón. En la ciudad la gente por lo general vive en condominios.
  3. Las calles, en vez de ser rectas y estar dispuestas en la forma clásica de grilla, son curvilíneas, lo que te da la sensación de estar en una especie de laberinto de casas y calles.
Mapa de Atagohama
Una de las calles de Atagohama
Niñas jugando en el medio de una calle del barrio

Esto me encanta. No (solo) el hecho de ver a las niñas jugando solas en la calle, sino el hecho de ver como los japoneses tienen un concepto diferente de «calle» en comparación con otros países. En Japón (y en algunos lugares de Europa también), las calles no son consideradas de uso exclusivo de los vehículos; las personas tienen tanto derecho como los vehículos a utilizarlas. Este concepto se lo conoce como «espacio compartido».

La seguridad, la congestión, la vitalidad económica puede ser solucionadas si las calles y otros espacios públicos son diseñados y gestionados para permitir que el tráfico se integre con las actividades humanas, no segregando el tráfico de las personas. Una característica principal de una calle diseñada según esta filosofía es la ausencia de marcas tradicionales del camino, signos, señales de tráfico y la desaparición de la distinción entre acera y la calzada. El tráfico de los usuarios se hace fluido y está motivado por las interacciones naturales humanas y no según una regulación naturalmente humana.

Wikipedia

Fíjate que esto que dice Wikipedia es precisamente lo que se da en las calles de Japón: en muchas de ellas no hay demarcación entre la acera y la calzada (vuelve a la imagen anterior y vas a notar a qué me refiero). Todo es una misma calle para ser compartida tanto por peatones, como por ciclistas, como por conductores de vehículos.

Esta también es la razón por la cual en Japón prácticamente no existen las bicisendas ni las ciclovías. Los japoneses no las necesitan porque saben compartir la calle correctamente sin necesidad de una línea en el suelo que les diga de qué lado de la acera tienen que ir los ciclistas y de qué lado los peatones. Para ser justo, hay aceras en Japón que sí tienen esta demarcación, pero la gran mayoría de calles no cuenta con ningún tipo de infraestructura especial para rodados de dos ruedas, y sin embargo hay millones de ciclistas que salen a la calle a diario.

Luego de perderme en el laberíntico barrio de Atagohama, terminé llegando a la parte noroeste del barrio, donde había un colegio enorme llamado 福岡市立福岡女子高等学校 (Escuela Secundaria Femenina Municipal de Fukuoka), es decir que se trataba de un colegio secundario solo para estudiantes mujeres. No vi ningún otro secundario por la zona, lo cual me pareció un poco injusto para los adolescentes hombres que viven en Atagohama y que se tienen que ir a estudiar a otro barrio porque el único secundario que hay en su barrio solo acepta mujeres. Encima se pierden de ir a un colegio que queda a un paso de la playa—no me imagino lo genial que debe de ser para estas chicas poder salir del colegio, caminar dos metros y estar en el mar.

Escuela Secundaria Femenina Municipal de Fukuoka
También había una escuela primaria (y más niñas solas).
La playa urbana al norte de Atagohama. La estructura puntiaguda que se ve a lo lejos es la Torre de Fukuoka.

Pasé por la playa y caminé hacia la parte noreste del barrio, donde me crucé con un colegio más—una escuela media esta vez. Había unos chicos que estaban haciendo vueltas corriendo, pasando una parte a través del colegio, y la otra parte por la calle.

Chicas haciendo la parte de la vuelta que pasaba por la calle. Notar como una de ellas lleva la mascarilla puesta, a pesar de estar realizando actividad física aeróbica.

El último lugar que visité antes de irme de este barrio fue el parque Toyohama.

Niños correteando a las cinco de la tarde, solos en el parque Toyohama.

Finalmente salí de Atagohama y me fui al barrio aledaño de Momochihama, acercándome poco a poco a Tenjin, que era mi destino final. Momochihama forma parte del distrito de Sawara, y es el barrio donde está la torre de Fukuoka.

Esto, así como lo ves, es la acera de una calle. La parte de la calzada está al fondo, entre la línea de árboles y la de postes de luz. Me atrevería a decir que la proporción acera:calzada de esta calle era de 6:1, lo cual es fabuloso.
La Torre de Fukuoka decorada por Navidad
Puente Fureai visto desde el puente Yokatopia

Tras pasar por el puente Yokatopia —¿quién decide estos nombres tan extraños?—, llegué a otro barrio distinto, llamado Jigyohama. Ya estaba oficialmente en Chūō-ku, es decir el centro administrativo de la ciudad y el distrito donde se encontraba Tenjin.

El Domo de Fukuoka, un campo de béisbol.

Frente al Domo de Fukuoka estaba el centro comercial MARK IS, y en el segundo piso del centro comercial estaba Zepp Fukuoka, un establecimiento de música en vivo. Cuando yo pasé por ahí, a eso de las 18:00, había una fila enorme de gente esperando para entrar al grupo 電気グルーヴ (Denki Groove).

Gente haciendo la fila para entrar a Zepp Fukuoka a ver a Denki Groove

De ahí me fui al centro comercial MARK IS. Puede que no lo recuerdes, pero ya había entrado una vez a este centro comercial. ¿Recuerdas que había una tienda de Tesla en el primer piso? Pero aquella vez que había entrado no lo había llegado a recorrer realmente, así que esta vez como tenía más tiempo decidí hacerme un recorrido íntegro de todos los cuatro grandes pisos de este centro comercial. Así fue como me encontré con:

Una panadería vendiendo pan con forma de neko 🐱
Un こども美容室 (salón de belleza para niños)
Un área de esparcimiento y recreación para niños de entre 2 y 5 años
Juegos de arcade de Anpanman

En el segundo piso había una librería (Tsutaya Bookstore) bastante grande, lo suficiente como para meritar este tipo de señalética:

No me preguntes por qué la mitad está escrita en inglés y la otra en japonés. Sé lo mismo que tú.

Encontré algo interesante en esta librería, que no había visto nunca antes: libros de colegio.

Libro de inglés para escolares
Libro de matemática para escolares
Libro de lengua japonesa para escolares

En una parte de la librería había un Starbucks, así que para la merienda tenía la opción de gastar ¥700 en un Frappuccino ahí, o bien bajar al primer piso donde había un Can Do (tienda de todo por ¥100), y comprar ahí una botella de café con leche y un paquete de patatas fritas por ¥200 ambas cosas. Te dejo a ti adivinar qué es lo que hice.

A las 19:00 salí del centro comercial y resumí mi caminata en dirección a Tenjin. Cuando estaba más o menos a medio camino pasé por Mandarake, la tienda otaku por la que había pasado el otro día, ¿recuerdas? Que me había pasado como una hora y media ahí adentro. Esta vez estuve solo diez minutos, en parte porque solo quería entrar a verificar una cosa, y en parte porque faltaban diez minutos para que cerrara.

Resulta que hace unos días había leído un artículo en un diario japonés —sí, leo un diario japonés, pero hago un poco de trampa dado que leo uno que está escrito en inglés— que decía que el gobierno había sancionado a Mandarake porque habían descubierto que estaban vendiendo material pornográfico sin censura. La sanción consistía en la suspensión de toda venta de material pornográfico por 180 días. Así que quería entrar al Mandarake este para ver si me encontraba con todas las góndolas del segundo piso vacías, pero no, estaba todo allí todavía. Después me acorde de que la nota hablaba de las tiendas de Tokio, así que probablemente esta sanción aplicaría solamente a aquellas tiendas.

Debido a la interpretación actual de Artículo 175 del Código Criminal de Japón, el cual prohíbe distribuir «materiales» indecentes, se cree que la mayoría de pornografía en Japón tiene que ser al menos parcialmente censurada. El medio principal es poner un mosaico digital sobre los genitales. Sin embargo, ha habido muy pocos arrestos por violaciones a esta ley.

Wikipedia

Es paradójico que los japoneses por un lado sean tan mojigatos con esto de la «indecencia» de ciertas partes del cuerpo, y por el otro tengan cero problemas en producir y comercializar infinidad de material pornográfico con representaciones de niños, que dicho sea de paso los niños no podrían comprar, lo cual también es algo irónico.

Una muñeca en la góndola de muñecas de Mandarake, al lado de las góndolas de material pornográfico.

A eso de las 20:00 finalmente llegué a Tenjin. Cuando llegué me fui directo al Ayuntamiento de la Ciudad, donde sabía que iba a haber un evento de Navidad.

Entrada al evento por Navidad frente al Ayuntamiento

Este evento, al igual que el que están haciendo ahora frente a la estación de Hakata, se hace todos los días, incluso los días de semana, lo cual es increíble. Todos los días hay un montón de puestos de comida vendiéndote cosas; todos los días hay artistas subiéndose al escenario a cantar.

Por cierto, me intrigaba saber qué significa el «+8192″ así que lo busqué. Parece ser que es el prefijo internacional para llamadas de Japón (+81), seguido por el prefijo local de Fukuoka (92). Interesante. Me imagino a los organizadores del evento diciéndose entre ellos «vamos a poner un número críptico en la entrada para que la gente que pase por ahí se pregunte qué significa y lo vaya a buscar en Internet.» Debo decir que su plan funcionó a la perfección conmigo.

Escenario y mesas
Decoraciones: muñecos de nieve, árboles de Navidad, iluminación.
Muchos Papás Noeles

Cuando vi que había un escenario fui a preguntarle a una de las chicas organizadoras del evento si me podía decir cuál era el programa de los artistas que iban a tocar. Grave error haber hecho esa pregunta. Estuve durante los siguientes 10-15 minutos parado frente al stand donde estaban los organizadores, esperando a que me dieran una respuesta.

Resulta que la chica no sabía, entonces me preguntó si no me molestaba esperar un momento, que me iba a averiguar. Primero se fijó en Internet con su móvil y no encontró nada. Así que llamó a su superior, y le dijo algo así como «perdón por molestarle, pero es que tengo un cliente que me está preguntando por los eventos del escenario, si hay algún tipo de programa que lo podamos dar para hoy o para los próximos días». El superior parece que no sabía tampoco así que le dijo que le averiguaría.

La chica se volvió a dirigir a mí, informándome que a lo mejor demoraría un rato más de tiempo en averiguarme, y preguntándome si no tenía problema en seguir esperando. Le dije que no y le pedí perdón por haberle ocasionado tanta molestia haciéndole tener que hacer llamadas solo para responder a mi simple pregunta. Luego, mientras ella esperaba que la volvieran a llamar para darle la información, me empezó a preguntar sobre mí. Lo típico: de dónde vienes, qué vienes a hacer a Fukuoka, desde hace cuánto estás y cuánto más te piensas quedar.

Luego la chica se fue porque terminaba su turno. Fue reemplazada por un chico. Al cabo de un rato el muchacho me dice algo largo, de lo cual solo llego a entender la mitad. Básicamente entendí que me dijo que no había una programa oficial de los artistas que pasarían y a qué hora. Me pidió perdón y yo le agradecí por haberme conseguido la información de todas maneras.

Más tarde, paseándome por entre las tiendas de comida divisé un cartel que decía «cheese gnocchi«. Fue entonces cuando decidí que cenaría ñoquis de queso sentado en una de las mesas frente al escenario mientras veía el espectáculo. Ah, ¡y tomando un vaso de Desperados!

Las cartas eran para llamarme cuando mi pedido estuviese listo, lo cual me pareció súper simpático y original. Una era por los ñoquis y la otra por el vaso de cerveza.
Primera vez que probaba la Desperados, tras haberla visto miles de veces en los supermercados europeos. Aquí en Japón no se consigue en ningún lado (la estuvimos buscando con mi amigo francés Simon).

A las 22:00 en punto apagaron las luces decorativas (no todas), mientras toda la gente seguía ahí. Entendí que era una forma sutil de decir «el evento terminó; no vamos a cerrar todavía, pero vayan terminando de comer y yendo a casa.»

Así que me fui con mi vaso de cerveza aún a medio consumir —creo que soy la persona más lenta del mundo bebiendo cerveza—, al Parque Central de Tenjin, ubicado justo detrás del edificio del Ayuntamiento. Este parque también estaba lleno de decoraciones navideñas.

Decoraciones navideñas en el Parque Central de Tenjin (I)
Decoraciones navideñas en el Parque Central de Tenjin (II)
Decoraciones navideñas en el Parque Central de Tenjin (III)

A las 23:00 estaba en el metro yendo de vuelta para casa.

Según mi móvil, el viernes caminé un total de 21,5 kilómetros.

Ame,
Kato