Kara Ema:
El miércoles fue un día increíble—lleno de emoción, ternura y primor.
Me levanté a las 11:00, dado que tenía que recuperar energías del viaje del que acababa de volver.
Poco después de levantarme me puse a desayunar un café de caramelo con galletas de caramelo, mientras veía el primer capítulo de la segunda temporada de Hajimete no otsukai, que acababa de salir en Netflix.
¡Soy mayor! (en japonés, はじめてのおつかい, romanizado: Hajimete no Otsukai, lit. ‘Mi primer recado’) es un programa japonés de telerealidad emitido desde 1991 en Nippon Televisión. El programa muestra, de forma documental, las vivencias de los niños pequeños realizando por primera vez solos una tarea (ir a hacer la compra, entregar paquetes…) únicamente acompañados por el equipo de grabación. Desde 2022 el programa está disponible internacionalmente en la plataforma Netflix.
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Este tiene que ser el programa más adorable que jamás haya existido. No pude parar de reírme y de sonreír como un idiota durante todo el primer episodio. Y luego más adelante cuando vi los demás capítulos me pasó lo mismo.
Algunas anécdotas que me parecieron interesantes de algunos episodios, y me las anoté para contártelas:
- En el capítulo 3, una niña de 5 y un niño de 3 salen juntos a hacer su primer mandado solos. Se toman un tranvía y un ferry, y van a una farmacia a comprar medicamente para su madre, que se había quedado en la casa dado que le dolía la cabeza. Años más tarde, el hijo de la niña que tenía 5 sale a hacer sus primeros tres mandados solo, con tan solo 4 años.
- En el capítulo 5, una niña de 4 y un niño de 2 salen a hacer su primer mandado. Antes de irse de la casa, la madre le dice al niño: «escucha todo lo que te dice tu hermana mayor, dado que mientras yo no esté ella va a ser como tu mamá». En un momento mientras están caminando por la calle los dos solos tienen la siguiente conversación:
Niño. ¡Hermana mayor te quiero mucho!
Niña. Querrás decir mamá.
Niño. ¡Mamá te quiero mucho!
Niña. Yo también.
Los dos iban tomados de la mano todo el tiempo y cada vez que pasaba alguien cerca de ellos lo saludaban con un tierno「こんにちは!」(«¡Hola!»). Incluso saludaban a los camarógrafos, que iban encubiertos haciéndose pasar por electricistas (la cámara estaba escondida dentro de una maleta que llevaban).
A la niña del capítulo 5 le costaba pronunciar algunas palabras. Por ejemplo, cuando llegó a la tienda y le avisó a la empleada que necesitaba comprar harina, dijo「とむじと」(tomujito) en vez de decir「こむぎこ」(komugiko). Me parece fascinante ver cuando los niños cometen estos errores fonéticos, llamados dislalias.
La dislalia es un trastorno de la articulación de los fonemas. Se trata de una incapacidad para pronunciar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas, bien por ausencia o alteración de algunos sonidos concretos. El lenguaje de un niño dislálico muy afectado puede resultar ininteligible. La dislalia es un trastorno en la articulación de los fonemas por un mal uso de los órganos articulatorios. La dislalia infantil, la mala pronunciación de los niños, es un trastorno en la articulación de los fonemas. Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele presentarse entre los tres y los cinco años, con alteraciones en la articulación de los fonemas.
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Una de las dislalias más comunes en niños hispanohablantes es el rotacismo. Yo conocí una niña que tenía rotacismo, y me parecía lo más adorable del mundo.
El rotacismo es la dislalia selectiva del fonema /ɾ/ o /r/ en castellano, por ejemplo, en caro /kaɾo/ el primero, y carro /karo/ el segundo, vibrantes simple y múltiple respectivamente.
Es algo frecuente en niños menores de 5 años que están aprendiendo a hablar. En la mayoría de los casos la práctica cotidiana puede ayudar a superar el trastorno, mientras que otras veces el defecto no desaparece y puede llegar a ser permanente por lo cual es importante la consulta al especialista del lenguaje. La intervención del fonoaudiólogo en la valoración del niño debe ser pronta a fin de realizar un tratamiento oportuno.
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Ver Hajimete no otsukai me hizo aprender cuáles son algunas de las dislalias más comunes en niños japoneses. Los errores que más he llegado a notar fueron los de metátesis y sonorización. Metátesis es cuando cambias de lugar una parte de la palabra (por ejemplo decir «dentrífico» en vez de «dentífrico»). Y error de sonorización es cuando cambias una consonante sorda por una sonora o viceversa. En español creo que esto no se da tanto, pero en japonés todas las consonantes tienen su equivalente sonoro y sordo. Por ejemplo, la «k» es sorda y la «g» es su equivalente sonora.
Una única cosa que no me gusta tanto de este programa y de los japoneses, que nunca voy a entender, es cómo pueden resistirse a abrazar a sus hijos y a llenarlos de besos por todos lados tras haber logrado con éxito la misión de hacer su primer mandado solos. Por ejemplo, esta niña que no podía pronunciar bien algunas palabras, cuando llega a su casa con la harina que compró junto con su hermano pequeño, la madre le dice «good job» (buen trabajo) y le levanta un pulgar. Nada de abrazos ni besos ni ningún tipo de contacto. Me pregunto si se reservarán un poco porque están las cámaras o si serán siempre así. Igual algunos sí dan abrazos, pero en general he notado que el contacto físico es bastante más escaso que en países de Europa, donde algunos incluso besan a sus hijos en la boca.
Antes de terminar esta sección de Hajimete no otsukai, quería compartir contigo un proverbio japonés que me pareció relevante:
¡Ah! Y una cosa más. El otro día estuve buscando en YouTube la canción de Hajimete no otsukai (ドレミファだいじょーぶ) y me terminé encontrando con varios videos de niños tocando esta canción. ¿Recuerdas que te había contado que los niños japoneses empiezan a aprender música desde muy temprano? Estos videos son un gran ejemplo de ello.
A las 14:00 salí de casa, dado que a las 14:30 tenía un concierto. Por suerte era a cinco cuadras nada más, así que no tuve que caminar mucho ni tomarme ningún transporte.
El concierto se llamaba AKKOモダンバレエ発表会 (Presentación de Ballet Moderno de AKKO) y tenía lugar en un teatro del Centro Cívico de Nishi-ku, el distrito de Fukuoka donde estoy viviendo.
Ir a este concierto me enseñó dos cosas:
- Me encanta el ballet (para verlo, no para hacerlo).
- El ballet es mucho más que la danza clásica a la que típicamente se lo asocia.
El ballet, danza académica, danza clásica o balé es un tipo de danza y también el nombre de la técnica correspondiente. Según las épocas, los países o las corrientes y el espectáculo, esta expresión artística puede incluir: danza, mímica, y teatro (de orquesta y coral), personas y maquinaria.
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El concierto duró cinco horas, tuvo tres intervalos y cuatro partes, las cuales incluyeron no solo baile clásico sino también contemporáneo, con canciones tanto occidentales como orientales. También hubo obras de teatro, tanto cómicas como dramáticas. Y como si eso fuera poco también hubo una sección donde tocaron instrumentos tradicionales de Japón como el taiko y el shakuhachi (un tipo de tambor y de flauta, respectivamente).
Considerando todo lo que duró y todo lo que incluyó, siento que por ¥1500 (~US$10) básicamente me regalaron la entrada. Cada una de las cuatro partes valía ¥1500 para mí, no todas juntas. ¥1500 es lo que sale una entrada de cine. Para el concierto de junior idols al que fui en Navidad pagué ¥2500 por cada una de las tres funciones, y habría pagado con mucho gusto lo mismo aquí.
Pienso que la razón por la cual la entrada era tan barata es que se trataba de un —por decirlo de alguna manera— «concierto de barrio». Ninguno de los artistas era famoso ni medianamente conocido, y muchos de ellos eran niños (aunque no por ello necesariamente menos talentosos que los adultos). Por lo que tengo entendido, AKKO (la organizadora del evento) es una escuela de ballet y los artistas eran todos alumnos y profesores de esta escuela.
Las cuatro partes del show consistieron en lo siguiente:
- Parte 1. Música clásica, comedia «Dama Samurái Tigre Blanco», música de Disney.
- Parte 2. Música contemporánea occidental, obra de teatro «Mi danza está conectada».
- Parte 3. Música tradicional y contemporánea japonesa, obra «Hitokiri», taiko.
- Parte 4. Obra y danza de «Alicia en el País de las Maravillas».
La parte 4 era obviamente la que más estaba ansiando ver. Creo que ese era el caso de todo el mundo, por eso la habían puesto como última parte y gran clímax de todo el evento. Lo mejor siempre se deja para el final.
A las 14:30 se levantó el telón y arrancó la primera función.
A las 15:30 terminó la primera parte. Dieron un intervalo de diez minutos para levantarse del asiento a estirar el cuerpo o ir al baño.
Luego arrancó la segunda función, la cual terminó a las 16:20. Esta vez dieron un intervalo más corto—de cinco minutos. Cuando salí de la sala para ir al baño, vi que había una niña pequeña parada detrás de la pesada puerta, sosteniéndola para todos los que estaban saliendo de la sala.
Cuando volví a entrar a la sala, esta vez me tocó a mí sostenerle la puerta a alguien que estaba saliendo. Se trataba de una mujer, quien en un susurro me dijo: «Thank you». No importa cuánto tiempo viva en Japón, no importa si el día de mañana decido sacarme el pasaporte japonés, la gente va a seguir utilizando el inglés por defecto conmigo. Por suerte no son muchos los japoneses que se animan a hablar en inglés.
Me fui a sentar justo a tiempo para la tercera función.
La tercera parte terminó a las 17:30 y dieron un último intervalo de quince minutos. Durante los primeros minutos hubo una persona que se puso a cantar frente al telón cerrado, mientras algunos se levantaban para ir al baño y otros se quedaban en sus asientos observándola.
Durante este intervalo escuchaba cuchicheos de familias y de niños sentados cerca de mí, diciendo «アリス, アリス, ¡va a arrancar lo de アリス!», o cosas por el estilo (アリス = Alicia). Esto básicamente confirmaba mi teoría de que la parte de Alicia era la que todos más estaban esperando ver, sobre todo yo.
A las 17:45 volvió a sonar por última vez el sonido insoportable que te avisaba que volvieras a tu asiento porque la función estaba por comenzar, y se abrió el telón para la cuarta y última parte del evento.
Se ve que no pudieron encontrar una niña rubia y tuvieron que usar una peluca. Tiene sentido, considerando lo difícil que es encontrar a alguien rubio en Japón.
Me gustó el hecho de que hayan elegido una actriz de la edad de la verdadera Alicia —la de los libros de Lewis Carroll—, y no una un par de años más grande como suele ser el caso (por ejemplo en la película de Disney, o en la obra de Alicia que había ido a ver en Roma).
Me gustó mucho que cuando terminó, mientras estaban presentando los nombres de cada uno de los integrantes del elenco, de la nada empezaron a aparecer globos por todas partes, que estaban tirando desde atrás hacia adelante en la tribuna. Por supuesto que yo también contribuí con el juego, agarrando todos los globo que me venían a mí y pasándolos hacia adelante. Fue muy divertido.
Había una niña al lado de mí que se había agarrado como seis o siete, probablemente con la intención de llevárselos a su casa.
A las 19:30 salí de la sala de teatro y me encontré con varios de los artistas que se habían puesto en la puerta para despedirse personalmente de su público. Les dije「お疲れ様です!」(«¡Buen trabajo!») y me fui para casa.
Dentro del panfleto grande que me habían dado al principio estaba el programa de todo el evento, y también había una parte donde te mostraba una foto junto con el nombre de cada uno de los artistas/bailarines.
El día anterior, antes de volver a casa del viaje pasé por un negocio de productos importados que hay en la estación Meinohama, para comprarme unos nachos con queso que sabía que vendía allí. Menos mal que tenía esta tienda, porque en los supermercados japoneses no los vas a encontrar nunca, y en los konbini mucho menos.
La razón por la que quería nachos con queso era porque estaba preparándome para ver una película que tenía ganas de ver desde que salió en Netflix el 25 de diciembre, pero con el viaje que estuve haciendo no había tenido tiempo hasta ahora.
Se trata de la película del musical de la novela de Matilda, el mismo musical que había ido a ver en Londres.
¿Viste que ayer te hablabla sobre las «canciones mágicas» que te hacen sentir bien de solo escucharlas? Bueno, este es un musical mágico para mí. Y la película, si bien no es lo mismo que verlo en vivo, me hizo revivir el mágico momento que pasé viendo la obra de Matilda en West End.
Alisha Weir —la que hizo de Matilda en esta película— estuvo extraordinariamente espléndida. No podrían haber elegido una mejor Matilda que ella.
Al igual que cuando fui a ver la obra, al terminar de ver la peli me la pasé escuchando todas las canciones una y otra vez. Todavía las sigo poniendo cada tanto (como por ejemplo ahora mismo mientras te estoy escribiendo).
La letra de esta canción me encanta dado que les dice a los niños que tienen poder y les inspira a luchar por sus ideales:
Original | Traducción |
---|---|
We’re told we have to do what we’re told but surely | Nos dicen que tenemos que hacer caso |
Sometimes you have to be a little bit naughty | Pero a veces hay que ser algo traviesa |
Just because you find that life’s not fair, it | Solo porque creas que la vida es injusta |
Doesn’t mean that you just have to grin and bear it | No significa que tengas que aguantarlo |
If you always take it on the chin and wear it | Si te quedas quieta y sin hacer nada |
Nothing will change | Nada cambiará |
Even if you’re little you can do a lot, you | Aunque seas pequeña puedes hacer mucho |
Mustn’t let a little thing like little stop you | No dejes que ser pequeña te detenga |
If you sit around and let them get on top, you | Si dejas que te pasen por encima |
Might as well be saying you think that it’s okay | Podría parecer que piensas que está bien |
And that’s not right | Y no está bien |
Me enteré que el musical de Matilda va a estar llegando a Buenos Aires este año (en junio al Gran Rex). Me tienta mucho sacar una entrada y un pasaje para ir a verlo, y de paso visitar a la familia. El único problema es que no sé ni siquiera lo que voy a estar haciendo el mes que viene, mucho menos dentro de cinco meses. Tengo que ponerme a planificar eso urgentemente.
Ame,
Kato
Matilda! Matilda!