Estoy viendo una peli tan tierna como triste. Se llama «Quiero comerme tu páncreas» y una parte transcurre en Fukuoka, donde estoy viviendo. Trata de una chica que le queda un año de vida y decide no contarle a nadie más que a un varón de su clase, quien acaba enamorándose de ella. Pasan el resto del tiempo juntos hasta el final. Los japoneses sí que saben hacer dramas que te estrujen el corazón.