Kara Ema:
Mi tercer día en Marsella no lo pasé en Marsella sino en Aix-en-Province, una ciudad 30 kilómetros al norte de Marsella.
El jueves a las 11:00 llegué a la estación Marseille-Saint-Charles, desde donde me tomé un tren hasta Aix.
Creo que es la primera vez que veo en Europa puertas automáticas donde había que escanear el boleto para poder pasar al andén. Lo más común es que puedas pasar directamente y que en algún momento durante el trayecto venga un controlador y te pida que le muestres tu boleto.
A las 12:00 pasadas llegué a la Gare d’Aix-en-Province.
Mi primera parada fue la Fontaine de la Rotonde.
Por cierto, Aix es conocida como «la ciudad de las mil fuentes», y es cierto que cuando vas caminando por las calles de esta ciudad te encuentras con fuentes a cada rato.
La Fuente de la Rotonda está conectada con el Cours Mirabeau, uno de los lugares más populares y animados de la ciudad.
Mientras andaba por esta calle vi que había un Monoprix, así que entré a curiosear. En el subsuelo había un supermercado donde me compré unas galletas para picotear más tarde.
Un rato más tarde pasé por un heladería llamada Amorino, que vendía unos gustos súper interesantes y unos helados con una forma única de flor.
Frente a esta tienda estaba la Place de l’Hôtel de Ville y el Hôtel de Ville d’Aix-en-Provence.
De ahí me perdí (a propósito) por las pintorescas calles del centro de Aix.
El siguiente lugar que quería ver era la catedral de la ciudad, Cathédrale Saint-Sauveur d’Aix-en-Provence.
A las 14:30 fue a Tita, uno de los restoranes mejor puntuados de la ciudad, de gastronomía de Tel Aviv. Allí me pedí para almorzar un pita kefta de bœuf.
Básicamente era una especie de sándwich en pan pita con una variedad de vegetales y kefta, que son algo similar a las albóndigas de carne. Muy, muy rico.
Después de comer fui al Parc Jourdan, que no estaba en mi lista —ya había hecho todo lo de la lista—, pero más que nada como para hacer al menos una cosa más antes de partir, dado que aún era temprano.
A las 16:00 llegué a la gare d’Aix, desde donde me tomé un tren de regreso a Marsella.
Una hora más tarde ya estaba en el hotel de vuelta.
Ame,
Kato
Tenian pinta esos helados!