Toulouse (en español, Tolosa) es la cuarta ciudad más poblada de Francia, después de París, Marsella y Lyon.
El lunes llegué a la gare de Toulouse-Matabiau a las 15:00.
Unos minutos más tarde llegué al hotel, hice el check-in, me instalé con el aire acondicionado y ya no volví a salir hasta el día siguiente.
El martes a las 11:00 hice el check-out y salí a la calle a recorrer.
Mi primera parada fue la Basilique Saint-Sernin de Toulouse (Basílica de San Sernín).
Como suele ser el caso en Francia, cuando llegué a la basílica había un grupo de niños escolares que estaban entrando a verla también.
Mi siguiente parada fue el Jardin Japonais Pierre Baudis (Jardín Japonés Pierre Baudis).
Cuando me estaba acercando a él, me crucé con un grupo de niños que se dirigía hacia el mismo lugar. En un momento, mientras yo estaba caminando al lado de ellos, uno me dirige la palabra.
Gosse: —Monsieur !
Kato: —Oui ?
Gosse: —Fi !
Kato: —Comment ?
Gosse: —Wifi ! C’est une blague.
Traducción:
Niño: —¡Señor!
Kato: —Oui ? [pronunciado «wi»]
Niño: —Fi !
Kato: —¿Cómo?
Niño: —Wifi ! Es una broma.
Y luego me hizo otra broma más que tampoco entendí y no recuerdo. Me dijo que la había sacado de TikTok, de donde sacan todo los niños de hoy en día.
Pero lo interesante a destacar aquí más allá del chiste es lo amistosos y respetuosos que son los niños europeos con los adultos, aún incluso con extraños.
Los franceses en general son increíblemente cordiales y simpáticos. Se pasan el día diciendo «bonjour», «bonne journée», «merci», «monsieur» y «madame» a todo el mundo que se les cruza.
Mismo este niño que me habló, al final lo último que me dijo fue «Passez une bonne journé et un bon voyage !» (¡Pase usted una buena jornada y tenga un buen viaje!).
El jardín japonés era lo más al norte que tenía para ver en Tolosa, así que desde ahí empecé a ir de vuelta hacia el sur para ver lo demás, empezando por el Capitole (Capitolio).
El edificio del Capitolio (Capitole en francés) es la sede del ayuntamiento de Toulouse. Su construcción fue iniciada por las autoridades locales de la ciudad en 1190 con el objetivo de establecer una sede para el poder municipal y legislativo.
Wikipedia
Cerca de ahí me topé con una boîte à livres, donde la gente dejaba libros para que a otra persona que le resultara interesante pudiera tomarlos.
He notado que esto es bastante común en toda Europa, mientras que en Japón lamentablemente no se suele hacer. Pero lo que sí se hace en Japón es vender libros (entre otras cosas) a precios muy bajos en tiendas dedicadas a la compraventa de artículos de segunda mano.
Vi que había un libro de bromas, así que se me dio por tomarlo para leerlo, por varias razones:
- Me va a servir de práctica para mi francés.
- Me va a permitir conocer más sobre la cultura francesa a través de bromas populares.
- La próxima vez que un niño me pare en la calle para hacerme una broma voy a estar preparado.
- Voy a poder usar las bromas con mis amigas francesas.
- Ellie (mi personaje favorito de mi juego favorito) tenía un libro de bromas que cada tanto le leía a Joel.
Prometo devolver la buena acción que hizo la persona que dejó este libro, dejando uno yo en algún momento del futuro. Mismo podría volver a dejar este una vez que lo termine.
Este es un ejemplo de los chistes que hay en el libro:
—Quel âge as-tu ? Demande une vieille dame à un petit garçon.
—Sept ans.
—Comment ?
—J’ai dit: sept ans !
—Dix-sept ans !
—Non, sept, sans dix
—Sept cent dix ans ! Bravo mon garçon, tu ne fais pas ton âge !
Traducción:
—¿Cuántos años tienes? pregunta una anciana a un niño.
—Siete años.
—¿Cómo?
—¡He dicho siete años!
—¡Diecisiete años!
—No, siete, sin diez.
—¡Setecientos años! Bien hecho, muchacho, no aparentas tu edad.
Bueno, en español no tiene sentido dado que es un chiste que hace uso de juegos de palabras que solo funcionan en francés. El francés tiene tantos homófonos que es muy fácil crear juegos de palabras.
Más adelante me volví a encontrar con un carrusel en una plaza, lo cual estoy empezando a notar que es algo frecuente del paisaje urbano francés.
A las 13:00 llegué a mi siguiente parada: la Cathédrale Saint-Étienne (Catedral de Saint-Étienne).
Lo último que tenía planeado para el día era pasear un poco por una parte donde había varios parques juntos: el Jardin Royal, el Jardin des Plantes y el Grand Rond.
Cuando terminé de recorrer todo el Jardin des Plantes, me pasé al Grand Rond a través de un puente que conectaba los dos parques.
Justo en el momento en que decidí tomar ese puente, había un grupo de niños que lo estaba tomando también para ir al Grand Rond. Aproveché ese instante en que estaba atorado ahí entre los niños y obligado a ir al paso de ellos, para ponerme a hablar con uno de los adultos y preguntarle si se trataba de una colonia de vacaciones o una escuela.
Me dijo que era una salida escolar («sortie scolaire»). Le pregunté si esta era la última semana de clases y me respondió que sí, por eso estaban aprovechando para hacer esta salida. Le pregunté si hacían este tipo de salidas todos los días y me dijo que no, solo este.
La razón por la que le pregunté si lo hacían todos los días es porque realmente la cantidad considerable de grupos de niños que me cruzo todos los días en Francia me hace creer que todos los colegios de la ciudad hacen salidas diarias, o al menos frecuentes.
En el Grand Rond me seguí topando con esculturas.
No sabía nada de James Colomina hasta que vi esta interesante escultura de él, titulada «L’attrape cœur» (El atrapa corazones).
Artista tolosano y justiciero, James Colomina cultiva una sensación de misterio en torno a su personalidad.
El Banksy de la escultura cuestiona la sociedad y la política con su poesía corrosiva, y sus obras rojas se colocan en secreto en espacios urbanos.
Este «artista callejero humanista» es por naturaleza hipersensible a la crueldad de la actualidad y crea obras que expresan con ironía la condición humana.
A través de la figura del niño omnipresente en sus creaciones, James Colomina denuncia la manipulación de los adultos sobre el niño ingenuo y cándido.
Verdadera firma artística, su color icónico, el «Rouge Colomina», le permite transmitir una amplia gama de mensajes y emociones, desde la violencia a la dulzura.
Galeries Bartoux
Al norte de Grand Rond había un bonito bulevar así que lo tomé para irme acercando a la estación, dado que ya había hecho todo.
En este punto eran las 14:00 y me acordé de que no había almorzado todavía. Justo pasé por un lugar de empanadas llamado El Almacén de Empanadas, así que le pedí a la simpática (y bonita) rosarina que me diera tres empanadas: una de carne, una de jamón y queso y una de barbacoa.
Mientras me las preparaba me puse a charlar un rato con la rosarina en español. Le pedí que me diera las empanadas para llevar y me las fui a comer sentado enfrente del carrusel de dos pisos que había visto antes en la plaza Wilson.
Luego pasé por el Canal du Midi, el cual seguí por el costado hasta llegar a la gare de Toulouse-Matabiau.
A las 16:00 me tomé el tren hacia mi siguiente destino.
Ame,
Kato
No faltan las casas de empanadas en Francia! 👏🏻👏🏻