Regreso a Brest y reunión con mi familia francesa – Semana 1

Kara Ema:

El sábado 8 de julio a las 14:00 llegué a la estación de Brest. Allí me pasó a buscar Charlotte con el coche para ir a lo de sus padres. También estaba Juliette en el asiento de atrás.

¿Te acuerdas de Charlotte y de sus hijas Juliette, Camille y Sarah? Son la familia francesa con quienes viví seis meses en Costa Azul hace dos años. Todos los veranos se van a pasar las vacaciones a Brest, donde viven los abuelos de las niñas. No me podía ir de Francia sin pasar a visitarlas, así que desde el principio de mi segundo tour por Europa mi plan ha sido terminarlo en Brest con ellas.

Las niñas están más crecidas ahora: tienen 9, 12 y 15 años.

Los abuelos tienen dos hogares: un gran apartamento en el centro de Brest y una casa con jardín, dos pisos y a dos pasos del mar en un pueblo llamado Le Conquet, a 20 kilómetros al oeste de Brest.

Cuando llegamos a la casa de Brest desde la estación, me reencontré con Camille quien me recibió con un fuerte y largo abrazo. Allí dejé mi maleta, y casi enseguida nos volvimos a subir todos al coche para ir a Le Conquet.

En Le Conquet me reencontré con la mayor de las tres hermanas, Sarah. Nos dimos un beso en cada mejilla, y ese fue el alcance de la interacción que tuve con ella ese día y los que siguieron.

Pero por suerte estaban las otras dos, con quienes me pasé toda la tarde pescando crevettes (gambas), crabes (cangrejos), gobies (gobios) y anguilles (anguilas). Aprovechamos que la marea estaba baja y nos fuimos al mar con dos redes y dos baldes.


El 9 de julio fuimos de vuelta a Le Conquet a ver la Fête du sauvetage (Fiesta del rescate) que había en el puerto. Se trataba de un evento en el que unos rescatistas hacían diversas demostraciones de rescate, utilizando barcos, lanchas, salvavidas, bengalas y otros elementos.

Puerto de Le Conquet (I)
Puerto de Le Conquet (II)

A la noche volvimos a Brest Charlotte, su padre, Camille y yo, mientras que Juliette, Sarah y su abuela se quedaron en Le Conquet.

Mientras nos estábamos yendo en el coche, Sarah nos saludaba desde una de las ventanas de la casa, mientras mordisqueaba su doudou. Sí: tiene quince años y aun así todavía sigue usando su doudou, y sus hermanas menores también siguen cada una con su respectivo doudou.

Un doudou es un juguete de compañía (de los cuales los peluches son la forma más común), cuya función principal es tranquilizar a los niños pequeños, desde los primeros meses de vida (alrededor de los 4 meses; o el comienzo del destete) o hasta la muerte en algunas personas. Algunas personas conservan el peluche hasta la edad adulta. Según investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam, el contacto, incluso con un objeto inanimado de este tipo, ayuda a las personas con baja autoestima a disipar sus miedos existenciales.

De hecho, se trata de un objeto transicional que se diferencia del «peluche» tradicional en que no adopta necesariamente la forma de un animal, sino que puede estar constituido por un objeto de naturaleza y forma variables: las únicas constantes parecen ser su textura (suavidad, capacidad de retener olores familiares…) y la evocación virtual que permite al niño, en términos de «compañero consolador», casi siempre asociada al espacio de referencia familiar (casa de los padres, casa de la niñera…).

Wikipedia

En un momento Juliette —la más pequeña—, dijo una frase que me pareció excepcional y muy acertada: «Les téléphones sont les doudous des adultes.» (Los teléfonos son los doudous de los adultos.)


El lunes 10 Charlotte y su padre fueron a llevar a Camille al aeropuerto a las seis de la mañana, dado que se iba por dos semanas a una colonia de vacaciones cerca de los Pirineos.

Yo me levanté las 9:00 y fui a la cocina a desayunar unos crêpes con mantequilla salada y miel con aloe vera, y un café servido en un bol. ¿Por qué en un bol y no en una taza? Porque así es como se acostumbra tomarlo aquí.

Mi desayuno del lunes pasado

Durante el día estuve trabajando.

A las 21:00, después de cenar, como no había salido en todo el día le dije a Charlotte que iba a salir a dar una vuelta y caminar un poco.

Rue de Siam, la calle principal de Brest por donde pasa el tranvía.
Hôtel de ville de Brest (Ayuntamiento de Brest)

Decidí que tenía ganas de ir a algún sitio más o menos lejos que todavía no conociera, así que caminé todo a lo largo de las vías del tranvía hasta la Place de Strasbourg, que queda a dos kilómetros y medio de la casa donde estaba.

Place de Strasbourg

Mi cuarto día en Brest, el martes, Charlotte me invitó a almorzar unos tacos franceses en O’tacos. Aún no he conseguido que me deje invitarle nada, con lo cual desde que llegué a Brest he tenido prácticamente cero gastos.

Estuvo lluvioso todo el día así que no hicimos mucho. A la tarde Charlotte tenía que ir a varias tiendas con el coche a comprar cosas, así que yo la acompañé.


El miércoles a la tarde me fui a pasear solo por el centro de vuelta.

Anya en la vitrina de una tienda de artículos japoneses

Fui a visitar una de mis tiendas de ropa favoritas en Europa: Primark.

Primark

Si una cosa que detesto más que comprarme ropa es comprarme ropa innecesariamente cara, sobre todo cuando existen negocios como Primark con precios ridículamente bajos. Para que te des una idea, aquí puedes conseguir cada uno de los siguientes artículos a precios entre 5 y 20 euros:

  • Una camiseta.
  • Un pantalón corto.
  • Cinco pares de calcetines.
  • Tres calzoncillos.
  • Un par de zapatillas.

Hasta ahora no he podido encontrar una tienda de este estilo en Japón, así que tenía que aprovechar que estaba de vuelta en Europa para comprarme ropa barata aquí.

Me terminé comprando dos camisetas, tres calzoncillos y cinco pares de calcetines—todo por apenas 30 euros.

Lo único que no me gusta de Primark es que los mejores diseños de camisetas, calcetines y calzoncillos están en la sección de niños:

¿Por qué solo los niños tienen camisetas de Disney y Pokémon y yo me tengo que conformar con diseños de los Simpsons y de Rick y Morty? No es justo.

Cerca de Primark había un Claire’s, la tienda favorita de todas las niñas europeas.

Claire’s

Entré con la idea de quizás comprarles algo a las chicas pero acabé abandonando la misión cuando me di cuenta de que no me iba a poder decidir.

En la camino de vuelta a la casa, de vuelta me encontré con una tienda de cosas de Japón.

Otaku no Dera
Otaku no Dera por dentro
Algunos de los manga que vendían

Vi que había un manga de Miraculous, lo cual me pareció curioso dado que Miraculous es una serie de animación francesa.

Dado que a Juliette le gusta leer mangas ahora (como a su hermana mayor Sarah), es fanática de Miraculous y su cumpleaños es dentro de un mes, se me ocurrió que sería buena idea comprarle este manga para ofrecérselo como regalo de cumpleaños número 10.

Manga de Miraculous

A la noche fuimos al cine con Charlotte a ver la nueva película de Misión Imposible, subtitulada en francés. Me pareció muy buena aunque un poco larga.


El jueves 13 fuimos a Le Conquet a pasar la tarde. En el jardín de la casa jugamos un rato con Juliette a hacer bulles de savon (pompas de jabón).

A la noche volvimos a Brest con Juliette, mientras que la señorita adolescente se quedó como siempre en Le Conquet con su abuela.

A las 23:00 había un espectáculo de fuegos artificiales en el puerto de Brest, en ocasión de la Fête nationale française (Fiesta Nacional de Francia).

Fuegos artificiales en Brest

El 14 de julio fue la Fiesta Nacional de Francia, así que estaba prácticamente todo cerrado dado que era feriado y nadie trabajaba.

La Fiesta nacional de Francia, celebrada el 14 de julio, es un día festivo en Francia. Fue instituida en 1880 por la ley Raspail, sin especificar si conmemoraba la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, símbolo del fin de la monarquía absoluta, o la Fiesta de la Federación del mismo día de 1790, símbolo de la unión de la nación francesa. La segunda conmemoración permitía obtener el apoyo de los republicanos moderados para los que la toma de la Bastilla era un acontecimiento demasiado violento.

Wikipedia

A las 11:30 hubo en desfile militar en Brest, el cual tuvo lugar a pesar de que había bastante viento y lluvia. Lo fui a ver con Juliette.

Desfile militar en Brest (I)
Desfile militar en Brest (II)

A la tarde jugué un rato con Juliette a un juego de mesa llamado La Bonne Paye. Le gané.

Jugando con Juliette a La Bonne Paye

El sábado —ayer— fue mi octavo día en Brest.

Fuimos todos a pasar la tarde a Le Conquet.

Cuando llegamos yo me fui a dar un paseo por los alrededores de la casa, empezando por la Plage des Blancs Sablons, luego por el centro del pueblo y finalmente por el puerto.

Plage des Blancs Sablons
Centro de Le Conquet
Puerto de Le Conquet

Cuando volví de mi paseo me reuní con Charlotte, que estaba sentada en la ribera mientras observaba a las chicas jugando en la orilla del mar.

Más tarde, en la casa me puse a jugar con la hermosa —aunque un tanto voluminosa— gata de la vecina.

Gata de la vecina (I)
Gata de la vecina (II)

Esta vez tanto Juliette como Sarah se quedaron en Le Conquet, mientras que Charlotte, su papá y yo nos volvimos a Brest.


Eso fue todo lo que he estado haciendo por ahora.

Ame,
Kato