Las niñas tienen Pikachu

Kara Ema:

El sábado a las 10:00 me levanté y la vi a Drifa en el salón, jugando con las bolas de pool, así que le pregunté si quería jugar una partida conmigo.

Considerando lo bien que juega el padre, no me sorprendió mucho cuando me di cuenta de que la hija también tenía cierta habilidad. De hecho, si bien al final terminé ganando yo, durante casi toda la partida me fue ganando ella por tres bolas de diferencia. Al final llegamos los dos a la bola negra y yo la acabé metiendo antes que ella, pero sinceramente creo que juega igual de bien que yo o incluso mejor.

Drifa jugando al pool (I)
Drifa jugando al pool (II)

A las 11:00, cuando terminamos con el pool Drifa dijo que quería hacer panqueques conmigo como la vez anterior. Para variar un poco, yo le ofrecí de hacer vöfflur (gofres) en su lugar, dado que vi que tenían una gofrera.

Buscamos la receta en internet y nos pusimos a juntar los ingredientes que necesitábamos. Gyða también ayudó.

Me encanta cuando los niños quieren ayudar y hacer cosas de adultos con los adultos, como cocinar. Se empeñan tanto en ayudar que a veces hasta se pelean por ver quién hace más cosas. Eso pasó entre Drifa y Gyða antes de que arrancáramos con los gofres: se estaban peleando y pegando porque ambas querían hacer todo, como romper los huevos, verter la harina, mezclar, etc. Tras unos minutos de discusión, al final se calmaron cuando entendieron que iban a poder ayudar la misma cantidad cada una.

Las niñas preparando los gofres
Gyða probando la mezcla

Con los ingredientes acordamos que cada una añadiría uno de forma alternada, y luego para mezclar lo mismo: primero mezclaba uno y después la otra. El vertido de la mezcla en la gofrera lo hicimos también por turnos: Drifa, Gyða, yo, Drifa, Gyða, yo, así hasta que se acabara.

Drifa vertiendo la mezcla en la gofrera y Gyða supervisando
Roles invertidos: Gyða vertiendo y Drifa supervisando.
Gyða necesitaba una silla para llegar a la mesada
Gyða acuchillando el gofre
Drifa parándose en un cajón para llegar a coger la mermelada
¡Hora de comer! 🧇
No importa cuánto dulce le metas al gofre, esa sonrisa y esos ojos siempre van a ser aún más dulces.

Hablando de dulce, estas niñas le meten azúcar a todo: al skyr, los gofres, los panqueques, el pan… Le dije a Drifa que es una golosa y una loca (en español se lo dije, para que aprenda algunas palabras).

Después de comer los gofres, a eso de las 12:30 salí a pasear a Loki. Les ofrecí a las niñas de venir conmigo —aprovechando que el día increíblemente estaba lindo por primera vez desde que llegué a la casa— pero prefirieron quedarse adentro.

Con «día lindo» me refiero no a soleado y caluroso (eso no existe en Islandia, al menos no en esta época), sino a no ventoso, ni lluvioso, ni nevoso, y con algo de sol asomándose intermitentemente entre las nubes. Estaba tan apacible que decidí hacer una vuelta extralarga con Loki, yendo hasta la escuela de las niñas y un poco más allá también.

En un momento pasé por un Domino’s al cual le tuve que hacer una foto porque tenía algo fuera de lo normal para mí. A ver si te das cuenta de qué es antes de que te lo diga:

Domino’s

Cuando pides una pizza a domicilio, ¿cómo te la llevan a tu casa normalmente? En moto, ¿a que sí? Pues en Islandia parece que lo hacen en coche. Igual supongo que tiene sentido, dado que andar en moto con las carreteras nevadas y heladas no sería exactamente seguro. Eso explicaría por qué no he visto ninguna moto desde que estoy en la Isla de Hielo. Es gracioso porque si le dices «bike» a un islandés, lo primero que piensa es en una bicicleta, mientras que si le dices la misma palabra a un vietnamita va a pensar inmediatamente en una motocicleta.

A las 13:30 pasé por una framhaldsskóli, es decir una escuela secundaria, que para Islandia significa una escuela donde van estudiantes de 16 a 18 años. A diferencia de la grunnskóli, esta no es obligatoria.

Framhaldsskóli

Como siempre con las escuelas islandesas, había ventanas grandes que me permitían ver el interior, así que aproveché para hacer unas fotos a través de ellas.

Comedor
Taquillas

Unos minutos más tarde pasé por un jardín de infancia.

Jardín de infancia (I)
Jardín de infancia (II)

Cerca de las 14:00 empecé el camino de regreso a la casa.

Vuelta a casa

A las 14:30 jugué un rato en el salón a juegos de mesa con Gyða, pero no mucho tiempo porque enseguida todas las niñas se fueron con el padre a la piscina pública.

¿Recuerdas que el fin de semana pasado el padre había estado completamente ausente de la casa? Ahora entiendo por qué fue. Es porque entre el padre y la madre tienen el siguiente acuerdo: una semana uno de ellos se ocupa en su mayor parte de las niñas, y a la siguiente le toca el otro. Luego los fines de semana también se alternan: uno las tiene uno, y el otro las tiene el siguiente.

Este fin de semana le tocaba a Stefán tener a las niñas, por eso se las llevó con él y con su pareja a la piscina. Tan pronto como se fueron de la casa, apareció Freyja y me dijo lo siguiente: «siento que te están dejando afuera». Yo sentía lo mismo. Me habría gustado ir con las niñas a la piscina, pero el padre nunca me ofreció de ir con ellos.

Fue en aquel momento en el que empecé a ver todo claro. Es evidente que el padre, Stefán, solo me ve como un empleado doméstico que trabaja gratis para él, no como un integrante temporario de la familia. No le interesa contarme nada de su vida ni preguntarme nada de la mía, ni que yo me sume a ninguna de sus actividades. También espera que yo me encargue de todas las cosas de la casa, en lugar de simplemente ayudar cuando lo necesiten.

Mientras tanto la madre, Freyja, es todo lo contrario a Stefán. Me pidió disculpas por no haber podido estar muy presente durante la primera semana dado que estaba enferma, y me prometió que en cuanto mejore un poco íbamos a empezar a hacer cosas juntos, y con las niñas también cuando le toque tenerlas. Además Freyja limpia y ordena la casa conmigo, en lugar de esperar que haga todo yo como el otro. Estoy empezando a entender por qué se separaron.

Freyja me contó que en un rato se iba a ir a caminar por la costa con una amiga de ella y el hijo de su amiga, y me dijo que si yo no tenía nada que hacer y quería sumarme era más que bienvenido. Me alegró escuchar eso, especialmente después de que su exmarido se haya ido con las niñas sin siquiera informarme a dónde iban, ni mucho menos invitarme.

Así que me fui con Freyja.

Costa
Loki también vino con nosotros
Primera vez que veo nieve y arena en un mismo lugar. Encima era arena negra.

A eso de las 18:00 volvimos a la casa, tras más de dos horas de caminata. El padre y sus hijas aún seguían en la piscina; habrán vuelto a eso de las 19:00. Cuando llegaron, Stefán y su novia se pusieron a charlar en la cocina mientras las cuatro niñas veían una película sentadas en el sofá del salón.

A las 20:00, cuando Freyja vio que Stefán no iba a cocinar nada, hizo unas pastas exclusivamente para ella y para mí. Se sirvió un plato ella, me dio uno a mí y se fue a sentar al lado de las niñas mientras cenaba. Yo estaba sentado del otro lado.

Las cuatro niñas viendo una peli (Shrek 2).

Después de comer, una vez más Freyja me ofreció ir con ella y con su amiga a un sitio, lo cual obviamente acepté. Svala también vino con nosotros; las otras tres se quedaron viendo la peli.

A las 20:30 nos pasó a buscar en el coche la amiga de Freyja, y nos llevó a una montaña donde habían colocado unos proyectores para hacer una especie de show de luces.

Luces proyectadas en la montaña (I)
Ídem (II)
Ídem (III)
Vista al pueblo desde donde estábamos

Después de ver la montaña iluminada fuimos a hacer uno de los pasatiempos favoritos de los islandeses (que hacen sea la eṕoca del año que sea): ir a tomar un helado.

Helado de Huppa

Freyja —que es alemana— comentaba que en Alemania las heladerías están cerradas en invierno. A ningún alemán se le pasaría por la cabeza tomar un helado en invierno, pero a los islandeses sí.

A las 22:30 regresamos a casa. Las niñas seguían viendo una película—esta vez Madagascar. Freyja se fue directo a arriba (su parte de la casa) a dormir, o en todo caso a tirarse en la cama. Yo me quedé unos minutos con las niñas en el sofá, pero tampoco tardé mucho en retirarme a mi cuarto.


El domingo a las 12:00 paseé a Loki.

A las 15:00 Gyða vino a mi cuarto y la dejé jugar un rato con mi ordenador.

Gyða sentada encima de mí jugando con la laptop

A las 16:30 nos pasamos al salón y nos pusimos a jugar al 4 en línea.

Jugando al 4 en línea con Gyða

En un momento me las crucé a Drifa y a Íris, que estaban con mi teléfono y no paraban de reírse. Cuando me vieron se acercaron y me mostraron la razón por la que se estaban riendo tanto. Resulta que Drifa había grabado un vídeo en cámara lenta de Íris bajándose los pantalones y mostrando sus partes delantera y trasera.

Es gracioso, ¿no? Lo que para estas niñas es una travesura divertida e inofensiva, es algo que me podría meter preso. Claro que nadie con dos neuronas en el cerebro clasificaría este video como pornografía infantil —dado a que si bien hay desnudez no es de índole sexual—, sin embargo no tengo dudas de que un agente del orden hallaría la forma de condenarme, pese a que yo no haya tenido nada que ver con su creación. Ahí es cuando te das cuenta de lo estúpidamente absurdas que son las leyes a veces.

Íris, no satisfecha con mostrarme su chichi y su cola a través del vídeo, cuando lo terminé de ver se bajó los pantalones una vez más, esta vez enfrente de mí.

Una y otra vez mi experiencia con niños me sigue demostrando que mi teoría es totalmente acertada, sobre que existe un punto de inflexión alrededor de los ocho años de edad, en el cual los niños pasan de ser osados y descarados mostrando sus cuerpos desnudos, a ser reservados y cohibidos.

De hecho, teniendo en cuenta a todos los niños que he conocido fuera de un ámbito académico y que veía más o menos seguido, podría afirmar lo siguiente:

  1. Al ~80% de los que tienen menos de 8 años los he visto desnudos al menos una vez.
  2. Al 0% de los que tienen 8 años o más los he visto desnudos.

Es evidente para mí que la razón por la cual su actitud con respecto a la desnudez cambia a los 8 años es que es a esa edad cuando empiezan a asimilar la actitud de la sociedad con respecto a la desnudez, y como vivimos en una sociedad altamente puritana y avergonzada de los cuerpos desnudos, pues el niño se termina moldeando a eso. Es una pena porque pienso que podríamos ser una sociedad mucho más feliz si conserváramos las actitudes liberales con respecto a la desnudez y a la sexualidad que tenemos naturalmente desde que nacemos y hasta los 8 años.

A eso de las 19:00 cenamos pylsur (salchichas) en pan. En un punto de la cena Íris hizo un chiste: «Strákar hafa pippið, stelpur hafa píka-CHU!«.

IslandésEspañol
strákarniños (varones)
hafatienen
pippiðpito (forma infantil de referirse al pene)
stelpurniñas
píkachichi (forma infantil de referirse a la vulva)
Desglose de la frase que dijo Íris

Básicamente era un juego de palabras con píka y Pikachu.

En otras familias quizás la habrían regañado por decir esa clase de cosas, pero aquí todos los que estábamos en la mesa nos reímos. Tampoco las retan cuando dicen insultos, como cuando la peque de 5 años me dice «fuck you!» cuando yo la molesto o cuando pierden en algún juego. Me encanta porque su intención es provocarme pero lo único que logra es todo lo contrario: me causa ternura, sobre todo porque lo dice con acento islandés y entonces suena más a «fok-kyu» que a «fakyu».

Después de cenar me fui a mi habitación y al rato me dormí con Kisa acostado cómodamente sobre mí, su cabeza apoyada en mi mano.

Así dormí con Kisa

Ame,
Kato