Kara Ema:
Viernes 30 de mayo.
A las 9:30 desayunamos.

A las 11:30 salimos a otra cafetería, llamada Spoonful Zakka Cafe. Media hora más tarde llegamos.





A las 13:30 me despedí de Shali, dado que ella se quería quedar más tiempo en la cafetería mientras que yo quería ir a Khlong Toei, aprovechando que quedaba a menos de una hora a pie desde allí. Antes de irme pagué por el té de Shali y el milkshake de butterscotch mío (฿395; ~10€).
Antes de ir a mi destino pasé por Kinokuniya para comprarle a Shali un libro sobre café, con la idea de obsequiárselo antes de que yo me fuese de su casa, a modo de agradecimiento por haber sido una maravillosa anfitriona.

Si buscas «Khlong Toei» en un mapa, verás que es un distrito de Bangkok más o menos unas cuatro o cinco veces más grande que la comunidad que yo siempre visito. Por esta razón es que quería buscar un nombre especial para los bloques 4-5-6 de Khlong Toei donde viven mis amigos.
Dado que es una tierra llena de tesoros preciosos (niños y gatos), se me ocurrió bautizarla Sombat (สมบัติ), que significa «tesoro» en tailandés. Es un poco irónico ya que sombat también significa «fortuna» o «riqueza», y Khlong Toei es el barrio más pobre de la ciudad. Igual tampoco me sorprende que el barrio más humilde tenga las personas más bondadosas, puesto que esta ha venido siendo mi experiencia durante mis viajes. El tamaño del corazón de una persona tiende a ser inversamente proporcional al tamaño de su billetera (aunque como para toda regla siempre hay excepciones).
A las 15:00 llegué a Sombat y me reuní nuevamente con Kalaya.




Al rato aparecieron otros niños y fuimos con ellos a jugar al campo de básquet.





En dos ocasiones les ofrecí a algunos niños llevarlos a 7-Eleven a comprarles un helado, pero me respondieron que su madre no les dejaba alejarse mucho del área donde jugaban.
A las 18:00 me despedí de ellos y me fui a otra zona de Sombat, donde estaba el campo de fútbol techado y los pequeños canales.

El último día que visité Khlong Toei el año pasado me hice varios nuevos amigos cuando pasé por esta área. Me puse a recorrer un rato la zona esperando encontrarlos, pero no sucedió.
Al no poder encontrar a nadie con quien jugar, me resigné y empecé a caminar hacia la salida de la comunidad. Fue en ese tramo cuando finalmente di con dos niños: una niña y un varón.
Me hicieron dos gestos con los dedos que a los niños les encanta hacer:


Jugamos a que yo los tenía que perseguir por toda la zona. En un momento me cansé y les dije que me iba. Luego, mientras estaba en el 7-Eleven, los niños me vieron de vuelta, así que les ofrecí que entraran conmigo así les compraba algo. Aparecieron varios niños más. Les dejé elegir dos cosas a cada uno.



En total gasté ฿238 (~6€).
A las 19:00 salimos del 7-Eleven. Yo ya pensaba irme a casa pero justo se había echado a llover fuerte, así que me fui con los niños al campo de fútbol techado.
Una parte del campo estaba con el piso mojado debido a la lluvia, así que los niños aprovecharon para jugar a correr y deslizarse por la superficie resbaladiza. Para no mojarse la ropa y poder deslizar mejor, algunos de ellos se quitaron toda o casi toda la ropa que tenían. La niña de los gestos no se quitó la ropa pero sí se bajaba el pantalón justo antes de tirarse al piso.
Los niños me invitaron a participar del juego yo también. En un momento señalaron mi pantalón y dijeron algo en tailandés, lo cual yo interpreté como lo que más tenía sentido para mí dado el contexto: «quítate el pantalón tú también así no se te moja y deslizas mejor».
Sin embargo, tan pronto como me empecé a bajar el pantalón me dijeron que no lo hiciera y utilizando el traductor de mi teléfono me hicieron ver que en realidad lo que me habían querido decir y que yo malinterpreté era que me habían preguntado si traía conmigo otro pantalón para cambiarme después. Les dije que no; aun así no me dejaron quitarme el mío. Ellos podían estar en ropa interior o desnudos pero yo no. Qué injusticia.
La niña de los gestos intentó bajarme el pantalón un par de veces, así que para vengarme quise hacer lo mismo con ella, pero tan pronto como los varones me vieron haciendo esto se me acercaron y a través del traductor me dijeron que no debía bajarle el pantalón a las mujeres. O sea que ella podía bajármelo a mí pero yo no a ella. El mundo está lleno de injusticias. (Igual menos mal que fueron los niños los que me vieron y no algún policía, ya que la excusa de «ella lo hizo primero» probablemente no habría sido muy efectiva…)
Los niños me dijeron que tuviese cuidado en esta zona dado que era peligrosa y había muchos ladrones. Me advirtieron que no fuese solo a un sitio desierto y —una vez que la lluvia apaciguó— se ofrecieron acompañarme hasta la salida del barrio para que pudiese pedir un Bolt.

A las 20:30 llegué a casa y Shali me preparó la cena en la cama dado que ella ya había comido.

Sábado 31 de mayo.
A las 10:30 desayunamos.

A las 14:00 almorzamos.

El gochujang (고추장) es una salsa picante empleada en la condimentación de los platos de la cocina coreana. Se trata de un alimento fermentado a base de chiles rojos en polvo. Se elabora de forma tradicional en recipientes de barro que contienen la pasta de chiles y se llega a fermentar durante años sobre piedras que se denominan jangdokdae (장독대).
Wikipedia
A las 15:00 llegué a Sombat en busca de más tesoros.
Cerca de la entrada a la comunidad se sitúa un templo. Cuando pasé por allí vi que estaba teniendo lugar un evento, y que unos niños iban a realizar una danza del dragón chino.


Me habría gustado quedarme a ver la danza pero hacía mucho calor ahí dentro y además aún tenía que encontrar mis tesoros, así que me fui y empecé a caminar por Sombat.



Estas tres hermanas estaban ayudando a su madre con su tienda. Me quedé unos minutos con ellas, les compré un té tailandés y luego reanudé la caminata.

Es increíble cómo sin importar la cantidad de veces que visite y me pasee por esta pequeña comunidad, siempre me encuentro con niños a los que no había visto nunca antes.



A las 17:00 me junté con el grupo de Kalaya, quienes casualmente también estaban jugando con Beyblades.


Nos quedamos un buen rato allí en ese corredor. Los niños jugaron con la pelota, bailaron y cantaron mientras yo les hacía fotos y vídeos. Incluso en un momento hicieron una especie de acto —como si fuesen actores en una película— y me pidieron que lo grabara.


Ellos mismos fueron los que me pidieron que buscara en mi teléfono determinadas canciones para que ellos las bailaran. Estas son algunas de ellas:
A las 18:00 me fui al campo de fútbol techado. Dado que había llovido, una vez los niños estaban jugando a resbalar por el piso mojado.

Había gente practicando boxeo / muay thai al lado del campo de fútbol. También había un montón de niños jugando.


Una de las niñas a quien le había comprado unas salchichas con queso el día anterior, me volvió a pedir que la llevara a 7-Eleven y le comprase lo mismo. Me compré un paquete para mí también y lo fuimos a comer juntos frente al Seven.


A las 19:00 volví a la parte donde estaba Kalaya y seguí jugando con ella y sus amigos un rato más.





Algo muy gracioso pasó en este punto. Mientras yo estaba jugando con Prisana en un momento apareció su madre y le dijo que era hora de entrar a la casa. La niña respondió «mai mai mai mai mai» (no no no no no no). La madre insistió, exigiéndole a su hija que dijese bye-bye. Entonces Prisana, muy astutamente, se volvió hacia su madre, la miró y agitando su brazo exclamó: «Bye-bye!»
A las 20:30 finalmente me fui. Caminé durante una hora antes de pedirme un Bolt para volver a casa.
A las 22:00 llegué a lo de Shali. Me pedí una nueva bebida en la máquina expendedora: Coconut Milk
Coffee Ice Cream (฿55; ~1,5€).
A las 23:30 cenamos una pizza que Shali pidió en Domino’s con envío a domicilio.

Ame,
Kato