Kara Ema:
Frase del día en tailandés
หนังเริ่มหกโมงเย็น เราไปด้วยกัน
nang reem hok moong yen rao pai duay kan
La película empieza a las 6 de la tarde. Vamos juntos.
หนัง | nang | película |
เริ่ม | reem | empezar |
หก | hok | seis |
โมง | moong | clasificador para horas |
เย็น | yen | tarde / atardecer |
เรา | rao | nosotros |
ไป | pai | ir |
ด้วยกัน | duay kan | juntos |
Leí varios capítulos más de Sex at Dawn, hasta completar la Parte 2 (capítulos 5 a 10). Siempre que leo no ficción me gusta resaltar lo que más me llama la atención. A continuación algunas de las cosas que resalté esta vez:
Según el antropólogo Robert Edgerton, el pueblo Marind-anim de Melanesia creía que: «El semen era esencial para el crecimiento y el desarrollo humanos. También se casaban muy jóvenes y, para garantizar la fertilidad de la novia, esta debía llenarse de semen. Por lo tanto, en su noche de bodas, hasta diez miembros del linaje de su marido mantenían relaciones sexuales con la novia y, si había más hombres en el linaje, mantenían relaciones con ella la noche siguiente… Se repetía un ritual similar a intervalos regulares a lo largo de la vida de la mujer.»
[…] En las montañas que rodean el lago Lugu, cerca de la frontera entre las provincias chinas de Yunnan y Sichuan, viven unas 56 000 personas que disfrutan de un sistema familiar que ha desconcertado y fascinado a viajeros y estudiosos durante siglos. [Los mosuo] no tienen palabras para referirse al asesinato, la guerra o la violación. La tranquilidad relajada y respetuosa de los mosuo va acompañada de una libertad y autonomía sexual casi absolutas tanto para los hombres como para las mujeres.
En 1265, Marco Polo pasó por la región de los mosuo y más tarde recordó su sexualidad desinhibida, escribiendo: «No consideran objetable que un extranjero, o cualquier otro hombre, se acueste con sus esposas, hijas, hermanas o cualquier otra mujer de su hogar. De hecho, lo consideran un gran beneficio, diciendo que sus dioses e ídolos se inclinarán a su favor y les ofrecerán bienes materiales en gran abundancia. Por eso son tan generosos con sus mujeres hacia los extranjeros». «Muchas veces», escribió Polo, con un guiño y un codazo, «un extranjero se ha revolcado en la cama durante tres o cuatro días con la esposa de un pobre incauto».
[…] Cuando una niña alcanza la madurez, alrededor de los trece o catorce años, recibe su propia habitación, que da tanto al patio interior de la casa como a la calle a través de una puerta privada. Una chica mosuo tiene total autonomía para decidir quién cruza esa puerta privada y entra en su babahuago (habitación de las flores). La única regla estricta es que su invitado debe marcharse antes del amanecer. Puede tener un amante diferente la noche siguiente, o más tarde esa misma noche, si así lo desea. No hay ninguna expectativa de compromiso, y cualquier hijo que conciba se cría en la casa de su madre, con la ayuda de los hermanos de la chica y el resto de la comunidad.
Al recordar su infancia, Yang Erche Namu […] explica: «Los niños podíamos vagar a nuestro antojo y visitar casa por casa y pueblo por pueblo sin que nuestras madres temieran por nuestra seguridad. Todos los adultos eran responsables de todos los niños, y todos los niños, a su vez, respetaban a todos los adultos».
Entre los mosuo, los hijos de las hermanas de un hombre se consideran su responsabilidad paterna, y no aquellos que pueden ser (o no) fruto de sus propias visitas nocturnas a diversas habitaciones florales. Aquí vemos otra sociedad en la que la inversión parental masculina no está relacionada con la paternidad biológica. En el idioma mosuo, la palabra Awu se traduce tanto como padre como tío.
[…] Los hombres y mujeres mosuo particularmente libidinosos, afirman sin vergüenza haber tenido cientos de relaciones. Desde su perspectiva, la vergüenza sería la respuesta adecuada a las promesas o exigencias de fidelidad. Un voto de fidelidad se consideraría inapropiado, un intento de negociación o intercambio. Para los mosuo, los celos expresados abiertamente se consideran agresivos, ya que suponen una intromisión en la autonomía sagrada de otra persona, y por lo tanto se reciben con burlas y rechazo.
[…] Aunque los mosuo no tienen antecedentes de intentar exportar su sistema ni convencer a nadie de la superioridad de su enfoque del amor y el sexo, llevan mucho tiempo sufriendo presiones externas para que abandonen sus creencias tradicionales, que los forasteros parecen considerar amenazadoras. […] la persistencia de los mosuo frente a décadas —si no siglos— de presión extrema para que se adapten a lo que muchos científicos siguen insistiendo en que es la naturaleza humana, constituye un contraejemplo orgulloso e innegable de la narrativa estándar.
[…] Entre los sirionos de Bolivia, los celos no suelen surgir porque la pareja tenga amantes, sino porque dedica demasiado tiempo y energía a ellos. Según el antropólogo Allan Holmberg, «el amor romántico es un concepto ajeno a los sirionos. El sexo, al igual que el hambre, es un apetito que hay que satisfacer». La expresión secubi («me gusta») se utiliza para referirse a todo lo que disfrutan los sirionos, ya sea comida, joyas o una pareja sexual.
[…] El biólogo evolutivo Richard Dawkins plantea la pregunta pertinente con su elegancia característica: «¿Es tan obvio que no se puede amar a más de una persona? Parece que lo conseguimos con el amor parental (se reprocha a los padres que no amen al menos aparentemente a todos sus hijos por igual), el amor por los libros, por la comida, por el vino (el amor por el Château Margaux no excluye el amor por un buen Hock, y no nos sentimos infieles al tinto cuando coqueteamos con el blanco), el amor por los compositores, los poetas, las playas de vacaciones, los amigos… ¿Por qué el amor erótico es la única excepción que todo el mundo reconoce al instante sin siquiera pensarlo?».
[…] Según E. O. Wilson, «todo lo que podemos deducir de la historia genética de la humanidad aboga por una moral sexual más liberal, en la que las prácticas sexuales deben considerarse en primer lugar como instrumentos de unión y solo en segundo lugar como un medio para la procreación». No podríamos haberlo expresado mejor. Pero si la sexualidad humana se desarrolló principalmente como un mecanismo de unión en bandas interdependientes en las que la certeza de la paternidad no era un problema, entonces la narrativa estándar de la evolución sexual humana se viene abajo. […] En lugar de ser una explicación plausible de cómo llegamos a ser como somos, la narrativa estándar se revela como un sesgo moralista contemporáneo disfrazado de ciencia y proyectado sobre la lejana pantalla de la prehistoria, racionalizando el presente y oscureciendo el pasado.
Sex at Dawn (Caps. 9 y 10)
ฝน (fon) significa lluvia en tailandés. Ha estado lloviendo casi sin parar durante los últimos cinco días, incluyendo los dos que te narraré en esta entrada. Ahora mismo, mientras te escribo, puedo oír la lluvia cayendo y chocando contra el suelo.
El viernes a las 13:00 salí de casa y me tomé un autobús hacia Bangkok. Tres cuartos de hora más tarde me bajé en Kong Slak. Desde allí me tomé otro autobús hacia Asok/Sukhumvit. La distancia que tendría que hacer ahora era la mitad que la que había hecho antes con el otro autobús; sin embargo esta vez tardé el doble de tiempo. ¿Por qué? Porque antes estaba en Nonthaburi y ahora estaba en pleno centro de Bangkok, donde el tráfico es inescapablemente infernal.
Cerca de las 16:00 finalmente llegué a donde quería ir: Artis Coffee. Había quedado en juntarme ahí con mi amiga Shali para tomar un café y comer algo.

Ella invitó el wrap, yo invité el brownie de chocolate, y cada uno se pagó por su café. Yo me pedí un frappé de caramelo que hacía mucho no bebía. En total gasté ฿285 (~7,5€).
A las 17:00 nos fuimos.
Shali quería ir a cenar a un restorán llamado ET1.5, situado en Lat Phrao. Yo le dije que la acompañaría, pero para ir teníamos que ir separados —cada uno en una moto—, cosa de evitar el tráfico lo más posible.
Mismo yendo en moto fue fatal. Shali es fanática de las motos y enemiga de los trenes y el transporte público por alguna razón, por eso yo la seguí a ella y me pedí una moto. Pero si hubiese estado solo habría ido directo al MRT. Cuando estaba a medio camino con la moto me di cuenta de que si hubiese tomado el MRT desde el principio, no solo me habría salido más barato sino que ya habría llegado, dado que yendo en tren te salteas todo el tráfico.

Otra ventaja del MRT es que no te mojas si empieza a llover de repente, que es justamente lo que me pasó. Entre la lluvia y el tráfico, llegó un punto en que ya no quise saber nada más y le pedí a mi conductor que me dejara en la estación más cercana al MRT. Le pagué una fracción del viaje —dado que no habíamos llegado a completarlo— (฿40; ~1€), y me fui a coger el tren.
(Paréntesis. Nunca entenderé cómo en un país como Tailandia con épocas donde llueve muchísimo, los conductores de moto taxi no tienen a disposición impermeables para los pasajeros, o a veces mismo para ellos mismos. Tampoco te ofrecen nunca el casco. En Vietnam recuerdo que era común que te diesen casco y, si estaba lloviendo, impermeable.)

Me bajé en Phahon Yothin, abrí el paraguas y caminé unos minutos a la intemperie, entre la lluvia, los truenos y los relámpagos, hasta llegar al restorán. Shali ya me estaba esperando puesto que había tenido más suerte que yo con el tráfico.

Cerca de las 19:00 llegué a ET1.5. Shali se ofreció invitarme toda la cena. Pedimos dos platos para compartir; ella eligió uno y yo el otro.

A las 20:00 el restorán cerraba, así que nos teníamos que ir. Shali se pidió una moto para volverse a su casa, mientras yo pensaba caminar de regreso al MRT, pero al final un buen hombre (creo que era el chef del restorán) se ofreció a llevarme en su moto. Había parado de llover.
Como todavía era temprano y aprovechando que estaba ahí decidí entrar al centro comercial al lado de la entrada al MRT antes de tomarme el tren. Se llamaba Union Mall.




A las 21:00 me fui del mall y empecé a caminar hacia la Línea Púrpura del MRT. Me podría haber tomado la Línea Azul y hacer combinación, pero tenía ganas de hacer una caminata nocturna antes de volver a casa.
Tras seis kilómetros de caminata, a las 22:00 pasadas llegué a la estación de Tao Poon, de la Línea Púrpura. Desde allí me tomé un MRT hasta Talad Bang Yai.

A las 23:00 me puse a esperar el autobús frente a Central Westgate. Me resultó curioso ver una hilera de taxis justo al lado de la parada de autobús, seguramente con la esperanza de que una persona que estuviese esperando el bus se cansara de esperar y decidiera tomarse el taxi en su lugar.

A las 23:30 llegué a casa.
El sábado a las 11:30 me tomé un songthaew para tomar el MRT. Una hora más tarde me bajé en Kamphaeng Phet.

Salí de la estación y pasé por el mercado de Chatuchak, sin intención de comprar nada pero sí para curiosear la gente que había.


A las 13:30 llegué a Zus Coffee en Vanit Place Aree, una cafetería donde habíamos quedado en juntarnos con Shali y Amara. Shali compró cafés para los tres.

Una hora más tarde nos pasamos a Chagee, en Vanit Village (al lado de Vanit Place). Zus Coffee era una cadena malaya especializada en café, mientras que Chagee era china especializada en té.

A las 15:00 nos fuimos en el coche de Amara hacia un restorán nepalí que había descubierto yo, llamado Himalayan Coffee. Les había dicho a mis amigas que esta vez las invitaría yo.




Nos pedimos unos momos y un butter chicken con pan.


También pedí un lassi (el clásico yogur indio) que compartí con Amara y un masala chai (el clásico té indio). Todo me costó ฿750 (20€).
A las 17:00 nos fuimos.
A las 18:00 Amara me dejó en la estación Sutthisan del MRT Línea Azul. Desde allí me tomé un tren para volver a Nonthaburi.
A las 19:30 llegué a Central Westgate y entré para ir al supermercado. Me compré provisiones por ฿464 (~12€).
A las 21:30 estaba de vuelta en casa.
Ame,
Kato
Que temprano que cerraba ese resto!