Kara Ema:
Frases del día en vietnamita
Bạn thích ăn cay hay ngọt?
¿Te gusta comer picante o dulce?
| bạn | tú / usted |
| thích | gustar |
| ăn | comer |
| cay | picante |
| hay | o |
| ngọt | dulce |
Cái này là gì? Vị cay cay.
¿Qué es esto? Tiene un sabor un poco picante.
| cái | clasificador para objetos |
| này | esto / este / esta |
| là | ser |
| gì | qué |
| vị | sabor |
| cay | picante |
En vietnamita, la repetición de adjetivos sirve para suavizar el significado y expresar una cualidad leve o moderada, como en cay cay (ligeramente picante), dándole un matiz afectivo o descriptivo parecido al diminutivo español. En cambio, en tailandés, la repetición suele intensificar o multiplicar la cualidad, indicando énfasis, variedad o repetición, como en เผ็ดเผ็ด (phet phet; bastante picante). Así, mientras el vietnamita usa la duplicación para suavizar, el tailandés la usa para reforzar.
El jueves a las 9:30 salí del hotel.
Pasé primero por un supermercado para comprarme una botella de café con caramelo frío (Kirin Latte Cà Phê & Caramel, lo más cercano a las botellas frías de café de Japón), y una botella de agua grande. Me costaron ₫10k y ₫12k respectivamente.
Luego arranqué el senderismo rutero. La idea era ir a una aldea llamada Sín Chải, la cual quedaba a unos 4 kilómetros al oeste de Sapa, y la mayor parte del trayecto era cuesta abajo.
No había necesidad de seguir una guía dado que el camino era bastante sencillo, pero como encontré una igual la seguí (la segunda ruta —rosa— en este artículo de Carry On Only).
[…]
Comienza saliendo de Sapa y caminando hacia Cat Cat Village. Todo es cuesta abajo. Cuando llegues a este cruce, gira a la derecha hacia Sin Chai.
La carretera comenzará a subir. Caminarás por caminos de tierra. Pasarás por escuelas, gente en motocicletas (¡niños menores de 10 años conduciendo motocicletas solos!), edificios abandonados, búfalos de agua, gallinas, gallos, patos, cerdos y perros.
Mientras caminas por este camino de tierra, verás mucha pobreza. A medida que te alejas de Sapa, las casas se vuelven más deterioradas y rudimentarias.
Este es un pueblo realmente especial porque, frente a cada casa, verás a mujeres hmong con sus trajes tradicionales, cosiendo sus prendas típicas y tiñendo telas. En cada casa hay trozos de tela teñida secándose al sol.
Todos son muy simpáticos. Me encontré con una anciana de unos 90 años vestida con ropa tradicional, que llevaba una cesta gigante a la espalda con palos de bambú dentro, y apareció doblando la esquina con una gran sonrisa y diciendo «¡Xin Chao!» (hola en vietnamita).
[…]
Carry On Only



La aldea de Cat Cat es la más cercana a Sapa y es básicamente una tourist trap (trampa para turistas). Te cobran ₫150k (~5€) para entrar y está lleno de turistas, con lo cual no me interesaba para nada ir allí. Yo prefería una experiencia más auténtica, donde me encontrara con más locales que turistas y donde no me cobraran para entrar a una aldea. Pero para eso tendría que caminar un poco más.
Justo después de pasar la segunda entrada a la aldea de Cat Cat, me crucé con una escuela.


En esta última foto puedes ver una parte del teleférico que conecta el pueblo de Sapa con la cima del monte Fansipan. La cima no se veía—estaba cubierta por las nubes, lo que significa que todas las personas que pagaron 30 euros para subir a la cima el único paisaje que van a poder ver desde allí serán nubes.


En un momento me crucé con varios perros que me empezaron a ladrar amenazadoramente, en plan «you shall not pass» (no pasarás). En general la mayoría de los perros con los me cruzaba eran inofensivos o —si eran agresivos— estaban atados o detrás de rejas; excepto estos.
Tenía mi paraguas pero incluso estando armado me dio miedo pasar cerca de tantos perros ladrándome. Así que lo que acabé haciendo fue pedirle a un aldeano que me acompañara, dado que no me atacarían si iba junto a alguien que ya conocían.
Tras pasar a los perros llegué a un cruce de calles cerca del cual había un par de tiendas de comestibles, una escuela primaria y un jardín, ambos públicos/estatales.

Justo cuando pasé frente al jardín vi a una mujer saliendo de él y yendo a la tienda de comestibles a comprar algo. Era evidente que se trataba de una maestra, así que me acerqué a ella y —a través de Google Translate— le pregunté si podría pasar unos minutos al jardín a saludar a los niños. Me dijo que sí.
En la clase que vi de niños de 5 años había dos maestras y alrededor de 25 niños. Las maestras eran kinh (vietnamitas) y los niños eran hmong. Durante las clases las maestras hablaban en vietnamita, no en hmong (hmong seguramente lo usarían los niños con sus padres).
Cuando llegué los niños estaban almorzando. Me recibieron con sonrisas y choques de mano.




En un momento pasaron dos niñas de otra clase y me saludaron. Estaban subiendo las escaleras yendo a la planta superior, así que decidí seguirlas para ver un poco más del jardín. Luego me arrepentí de haber hecho eso.
Resulta que estaban yendo a la oficina/administración. Cuando entré a la oficina con ellas, las personas que estaban allí me miraron con cara de «¿y este turista perdido qué hace acá?». Uno de ellos se levantó y me pidió que lo siguiera: me estaba llevando a la salida. Me dijo lo siguiente en vietnamita:
Trẻ đang ăn cơm. Không được vào đây.
Los niños están comiendo. No se permite entrar aquí.
| trẻ | niño(s) |
| đang | estar (haciendo algo) |
| ăn | comer |
| cơm | arroz / comida |
| không | no |
| được | poder / estar permitido |
| vào | entrar |
| đây | aquí |
Así que a partir de ahora ya sé que lo mejor para visitar escuelas o jardines vietnamitas es:
- Hacerlo en una zona rural; nunca en la ciudad.
- Pedir permiso para entrar a los maestros; nunca a los administrativos/directivos.
- Evitar que te vean los administrativos/directos, ya que te van a conducir a la salida.
Mi amiga Linh me dijo que para poder entrar a cualquier lugar en Vietnam —como una escuela—, es necesario una giấy giới thiệu (carta de presentación), es decir tener a un contacto que me introduzca. No es como en Laos o Camboya que puedes pasar a cualquier escuela y jugar con los niños sin siquiera tener que pedir permiso o hablar con ningún adulto.
A las 11:00 me fui del jardín. Pasé por la escuela que estaba al lado pero no entré, sino que simplemente tomé una foto y saludé a algunos de los niños desde afuera.




A eso de las 11:30 llegué a una bifurcación. Había tres posibles caminos para tomar: por el que había venido —que pasaba por varias de las casas, tiendas y escuelas de la aldea—, por uno que seguía en dirección noroeste y me alejaba cada vez más de Sapa, y por uno que iba paralelo al primero, un poco más elevado, y me permitía volver hacia la entrada de la aldea sin tener que pasar por las casas —y los perros— de vuelta. Este último fue el que tomé.




Durante este trayecto de vuelta me crucé con varios niños de alrededor de 12 años que parecían estar volviendo de la escuela a su aldea. No vi ninguno volviendo en moto o bicicleta; todos caminaban. Todos iban en grupos: de dos, tres, cinco o más personas. Ninguno llevaba uniforme, pero era obvio que venían del colegio. Tengo entendido que en zonas rurales los alumnos solo van a la escuela media jornada (algunos a la mañana y otros a la tarde).

Cada vez que pasaba un grupo por mi lado, me divertí saludándolos en hmong («nyob zoo», que significa hola) y viendo las caras de sorpresa de los niños étnicos al ver a un extranjero hablando su idioma minoritario.
A las 12:00 pasé frente a la primera escuela con la que me había topado a la ida, cerca de la aldea turística de Cat Cat. Media hora más tarde llegué al pueblo de Sapa y a mi hotel.
A las 13:30 volví a salir y me dirigí hacia la iglesia. Frente a la iglesia siempre hay personas locales con motocicletas ofreciendo llevarte a sitios a cambio de dinero. Necesitaba a alguien que me llevara a la aldea de Peter, Tả Phìn. Primero me dijeron ₫150k, pero lo terminé negociando a ₫80k (~2,6€).
A las 14:00 en punto llegué a Sapa Hope Center, donde Peter me estaba esperando junto con unas cinco mujeres de la aldea. La menor de ellas tenía 17 años y la mayor si no recuerdo mal 24, es decir que eran todas bastante jóvenes. Algunas de ellas ya estaban casadas y tenían hijos.
En la cultura hmong y de otros grupos étnicos minoritarios que viven en ámbitos rurales, casarse y tener hijos temprano (a los ~14 años) es lo más habitual. De hecho, era lo más habitual en todas las sociedades humanas durante la mayor parte de la historia de la humanidad.
Algunas de estas mujeres eran hmong y otras eran dao. La razón por la que estaban allí era porque Peter les había dicho que a las 14:00 un extranjero vendría a enseñarles inglés durante una hora.
Estas chicas hacían productos artesanales tipo carteras, bolsas y bufandas para vender en el pueblo, con lo cual necesitaban poder saber decir y entender frases en inglés tales como «¿Cuánto cuesta esto?», «¿Tienes de otro color?», «Aquí tienes el vuelto», etc. Peter me pidió que priorizara enseñarles ese tipo de frases.



A las 15:30 dimos por finalizada la clase. Las chicas se fueron y yo caminé con Peter hacia un lago cercano a su casa, de donde él recolectaba (con una red, no con una caña) peces para comer.
Al igual que había sucedido a la mañana, me volví a topar con varios niños que justo estaban saliendo del colegio y volviendo caminando en grupos a sus respectivas casas. Esta vez los niños eran más pequeños, de escuela primera.


Una cosa que lamento de los niños hmong, que he observado durante mis varias interacciones y encuentros con ellos, es que en general son bastante más reservados/tímidos que los niños kinh/vietnamitas. Los niños vietnamitas casi siempre te saludan, te chocan la mano, etc. Los hmong casi que no te dejan ni hacerles fotos. Tuve que ofrecerle una golosina a una niña para que me dejara fotografiarla:

Peter paró a una persona que justo estaba pasando por la carretera en moto para preguntarle si me podía llevar a mí de regreso a Sapa. El hombre dijo que no iba a Sapa, pero me podía alcanzar al menos un poco más cerca, a la carretera principal. Así que me despedí de Peter y me fui con el hombre.
Cerca de las 16:00 el hombre me dejó en una bifurcación de la ruta. Él se fue por el camino de la izquierda justo después de indicarme que yo debía tomar el camino de la derecha para volver a Sapa. Empecé a caminar. Media hora más tarde llegué a Sapa.

En un momento un grupo de chicos me saludaron desde el otro lado de la calle y se acercaron hacia mí. Cuando estaban cerca me dijeron «nhà thờ Sapa» (iglesia de Sapa), con lo cual entendí que me estaban diciendo que eran chicos de la iglesia y que me habían reconocido. Yo no los reconocí a ellos dado que como te conté en total había cien internados en la iglesia, y de momento había interactuado con ellos muy poco como para poder recordar sus caras.
Al rato pasé por un jardín que me impresionó de lo enorme que era.


A las 17:00 pasé por el Mixue que queda frente al lago de Sapa y me pedí un cono de helado de vainilla (₫10k).

El Padre me había invitado a cenar con él de vuelta como había hecho el día anterior, pero preferí ir directo al hotel ya que estaba cansado de todo lo que había caminado más temprano (el total de la jornada según mi teléfono fue de 19,5 km). Lo que sí, antes pasé por un supermercado para comprar algunos snacks (₫59k; ~2€).
A las 18:00 llegué al hotel. Extendí mi estadía hasta el domingo.
Ame,
Kato
Alto senderismo!