Día 4 en Marsella: jornada en Montpellier

Kara Ema:

El viernes tampoco estuve en Marsella sino a 150 kilómetros al oeste, en Montpellier.

A las 8:30 me tomé el tren y dos horas después llegué a la estación de Montpellier Saint-Roch.

Montpellier Saint-Roch

El primer lugar donde fui fue la Place de la Comédie.

Fontaine des Trois Grâces en Place de la Comédie
Marché Place de la Comédie

De ahí me fui al Jardin du Champ de Mars, el cual no fue la gran cosa salvo por el área de juegos con formas singulares:

Área de juegos del Champ du Mars (I)
Área de juegos del Champ du Mars (II)
Área de juegos del Champ du Mars (III)

Luego me fui a caminar por el centro de la ciudad, pasando por calles tan pintorescas como las que había en Aix.

Rue de l’École de Pharmacie
Isle Ranc
Rue Saint-Pierre (I)
Rue Saint-Pierre (II)

El camino de la izquierda de esa bifurcación que ves en la penúltima foto conducía a la Place de La Canourgue, donde había una fuente de unicornios (Fontaine Des Licornes).

Fontaine Des Licornes

El camino de la derecha (Rue Saint-Pierre) llevaba a la catedral de Montpellier, Cathédrale Saint-Pierre.

Cathédrale Saint-Pierre

He visto muchas catedrales, pero esta por alguna razón me ha parecido una de las más bonitas por dentro:

Interior de la catedral (I)
Interior de la catedral (II)
Interior de la catedral (III)
Interior de la catedral (IV)
Interior de la catedral (V)

Lo siguiente que visité fue la Promenade du Peyrou.

Château d’eau du Peyrou (Torre de agua de Peyrou)
Aqueduc Saint-Clément (Acueducto de Saint-Clément)
Estatua de Louis XIV
Croix du Peyrou (Cruz de Peyrou)

No me gustó ver esta cruz aquí. Con las iglesias no tengo problema porque son sus propios edificios, pero un monumento religioso en un lugar público no me parece adecuado, dado que no todos los franceses son cristianos. De hecho la cantidad de creyentes en Francia —y en general en Europa— es cada vez menor cada año que pasa. Según las últimas estadísticas, el 37% de los franceses son creyentes, el 31% no creyentes, y el resto agnósticos o indiferentes.

Un minuto después de sacar esta foto, se me acercaron dos jóvenes a preguntarme si podían hacerme una entrevista. Les pregunté si no importaba que no fuese de allí y me dijeron que no. La primera pregunta que me hicieron fue si conocía y había visto la serie Black Mirror. Les dije que sí. Me preguntaron si me asustaba la idea de que las cosas que se muestran en la serie pudiesen pasar en la vida real. Les dije que sí. Si pensaba que en Francia podrían implementar un sistema de crédito social como tiene China. Les dije que esperaba que no. Finalmente quisieron saber qué pensaba sobre la inteligencia artificial y su potencial impactivo negativo sobre la sociedad.

Cuando terminó la entrevista me estrecharon la mano y me agradecieron. Les pregunté si eran lycéens (estudiantes de liceo / escuela secundaria). Me dijeron que uno de ellos sí y el otro estaba en educación superior, y me aclararon que eran hermanos. Les pregunté si habían visto Black Mirror y me dijeron que sí, que eran fanáticos de la serie al igual que yo. Me preguntaron si no tenía problema con que publicaran la grabación con mi cara expuesta en redes sociales, y me hicieron firmar un formulario donde yo les daba permiso para hacer eso.

Frente a la Promenade du Peyrou estaba el Arc de Triomphe, como el de París.

Arc de Triomphe

Como te habrás dado cuenta por las fotos, el día estaba bastante horrible y en este momento había empezado a llover fuerte. Una cosa que no tengo incorparada en mi rutina diaria dado que siempre me olvido es fijarme cómo va a estar el tiempo en el sitio donde voy a estar pasando la jornada. Como no había hecho eso, en mi mochila tenía la gorra y las gafas de sol que llevo siempre en lugar del paraguas, que había dejado en el hotel.

A las 12:20 llegué a la puerta de lo siguiente que tenía programado: el Jardin des plantes. Supuestamente abría al mediodía, pero por alguna razón aún no había abierto y había gente esperando en la puerta. Como estaba lloviendo y no sabía cuánto tendría que esperar, decidí simplemente hacer una foto del jardín desde afuera y pasar a la siguiente cosa.

Jardin des plantes

La siguiente cosa fue Empanadas Club, donde me pedí tres empanadas para almorzar: una de carne, una de cuatro quesos y una de jamón y queso. En total me salió 11€, o bien —lo busqué por curiosidad— 6000 pesos argentinos. Es decir 2000 pesos cada empanada, que es lo mismo que salen seis empanadas en Morita en Argentina.

Imagínate: suponiendo que los dueños de este negocio son argentinos y vendían empanadas también en Argentina, el solo hecho de haber decidido mudarse a Francia hizo que empezaran a ganar seis veces más haciendo exactamente el mismo trabajo. Por supuesto que la ecuación no es tan simple dado que quizás los impuestos sean más caros aquí y el costo de vida decidididamente es más alto, con lo cual si bien ganan más también van a gastar más que lo que gastaban en Argentina.

Si bien el costo de vida es más alto, la calidad de vida también es considerablemente superior, lo cual para mí hace que valga la pena, más allá de que ganes más, menos o igual.

Empanadas Club
Cuadro en una de las paredes del negocio con papeles y envases de productos argentinos
Empanadas y chimichurri

Una cosa interesante que noté es lo siguiente. En Argentina la gente cuando pide empanadas por lo general lo hace a domicilio o bien van al lugar a buscarlas y se las llevan a su casa (takeaway). Tanto es así que normalmente en los locales de empanadas argentinos no hay mesas para comer ahí. Mientras tanto, en los restoranes de empanadas de otros países, como Empanadas Club en Francia, la gente va a comer ahí.

A las 13:00 me fui para seguir con mi recorrido.

Rue de l’Université Premier Canton

Mientras caminaba de casualidad pasé por enfrente de La Maison des Chats, un neko café. Decidí entrar para ver qué tal era.

Era muy distinto de todos los neko cafés que había ido antes, dado que este era realmente un café: con mesas donde te podías sentar y un camarero que venía a darte un menú y tomar tu pedido. Otra diferencia es que en este neko café no pagabas nada por los gatos; simplemente pagabas lo que consumías (y tenías que pedir algo sí o sí). Es decir que básicamente era como cualquier cafetería con la diferencia de que esta tenía gatos deambulando por entre las mesas.

La Maison des Chats
Lo que me pedí: un muffin de damasco y almendra, y un caramel latte.
Neko #1
Neko #2

A las 14:00 me fui a la siguiente parada programada: el centro comercial Polygone.

Polygone
Polygone por dentro (I)
Polygone por dentro (II)
KidiZoom y KidiCom

Esto lo vi en una juguetería que había en el centro comercial. KidiZoom es una cámara de fotos hecha especialmente para niños; recuerdo que a Juliette le habían comprado una. KidiCom es un teléfono hecho para niños, pero a diferencia de los teléfonos para niños que se usan en Japón, el problema que tiene este es que solo funciona con wifi y no con red de datos móviles.

En Japón es clave que los niños puedan hacer llamadas y enviar mensajes a sus padres mientras están en la calle, dado que es común que se manejen solos en la calle. En Francia esto no es tan común, con lo cual la necesidad de que los teléfonos para niños usen tarjeta SIM es menor o nula.

Detrás del centro comercial había un largo sendero que pasaba por una serie de varias plazas hasta culminar en el río Lez.

Place Paul Bec
Place du Nombre d’Or
Place de Théssalie
Place de l’Europe
Hôtel de Région (Occitanie)

A las 15:00 pasadas estaba de vuelta en la Gare de Montpellier Saint-Roch.

Gare de Montpellier Saint-Roch
Un fotomatón y una máquina expendedora en la estación

Los precios de las máquinas expendedoras en Europa son súper abusivos: ¡tres euros por una botella de agua pequeña! Ahora entiendo por qué nunca veo a nadie usándolas, y yo tampoco pienso usarlas nunca. Mientras tanto las máquinas expendedoras en Japón tienen precios decentes (básicamente los mismos que en los konbinis) y es por eso que todo el mundo las usa.

A las 15:30 me tomé el tren para volver a Marsella.

Cartel de «Marseille» que vi en un momento desde la ventana del tren

A las 18:00 ya estaba de vuelta en el hotel. Llegué justo, dado que más o menos a esa hora fue cuando empezaron los disturbios en toda la ciudad.

Parece ser que el martes pasado dos oficiales de policía en Nanterre, Francia detuvieron a un joven de 17 años que iba al volante. En un momento el joven arrancó el coche mientras estaba siendo cuestionado, probablemente porque tenía 17 años y la edad mínima para conducir en Francia es 18. En ese preciso instante en que el coche arranca, uno de los policías decide meterle un tiro. Por suerte hay un video que captura todo esto, dado que según leí los policías habían declarado que el joven habría querido atropellarlos. El agente de policía que efectuó el disparo fue acusado de homicidio culposo y se encuentra actualmente detenido.

Como consecuencia de todo esto han estado habiendo protestas violentas en muchos lugares de Francia. Por alguna razón parece ser que donde estoy en Marsella es uno de los lugares donde las protestas han sido más intensas, sobre todo la noche del viernes. Leí también que la edad promedio de los manifestantes es 17 años y hay muchos adolescentes de entre 12 y 18 años.

Lo que yo personalmente no entiendo es qué es exactamente lo que buscan los manifestantes con estas protestas—quemando coches, rompiendo vidrios, impidiendo el paso de los vehículos y el transporte público, y atacando a la policía. El oficial que mató al joven ya fue detenido y acusado de homicidio. ¿Qué más se supone que el gobierno puede hacer aparte de eso?

Visto desde la ventana de mi hotel: grupo de policías en la calle preparándose para aprehender a los manifestantes.

Ame,
Kato