Kara Ema:
El lunes salí del hotel a las 15:00, después de desayunar, ducharme y lavarme los dientes con la pasta de Charmander.
Mi primera parada programada fue un restorán que estaba a una cuadra de la estación y de mi hotel, llamado 신창국밥 (Sinchang Gukbap). Me pedí un 돼지국밥 (dwaeji gukbap).
Dwaeji gukbap (돼지국밥) es una sopa surcoreana especialmente popular en Busan hecha con carne de cerdo, salsa de soja, miso, vino de arroz, aceite de sésamo y caldo de huesos. El nombre se traduce literalmente como «cerdo, sopa, arroz». Se sirve con varios acompañamientos, como arroz, gambas saladas, cebolla, fideos, kimchi, ajo y pimientos verdes, que pueden añadirse a la sopa. Se originó durante la Guerra de Corea, en los años 50, como comida para pobres. Con el tiempo fue ganando popularidad. El plato se extendió de Busan al resto de la provincia de Gyeongsang y, finalmente, al resto del país. […]
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Pero antes de que me llegara lo que había pedido, me dieron todo esto:
Te voy a ser sincero: la razón por la que nunca llego a terminar el banchan no es solo porque estoy lleno, sino también porque no me gusta. Como un poco por respeto al restorán que lo preparó y me lo sirvió, pero la verdad es que preferiría que simplemente se limitaran a darme lo que pedí y nada más.
Es que el banchan suele tener un gusto bastante intenso y picante, al que mi paladar no está acostumbrado. Mismo el kimchi, que si bien lo puedo comer y lo he comido varias veces, no es algo que me apetezca demasiado.
Pero bueno, al menos tuve una recompensa tras comer todo —lo que pude— de ese banchan que me sirvieron apenas me senté:
Es la primera vez que recuerdo que me hayan servido una porción de arroz en un restorán coreano, mientras que en Japón casi todas las comidas iban acompañadas de arroz y sopa miso.
Cuando la mujer me trajo la sopa, vio que yo tenía puesta una camiseta blanca —muy bonita por cierto, con Snow Miku de Hokkaido— me señaló un rincón del local donde había un perchero con delantales que se podían agarrar para usar mientras comías.
A las 16:00 me fui y comencé un largo recorrido a pie de poco más de una hora hacia mi siguiente parada turística.
En el trayecto me crucé con esto:
Esas casas coloridas que ves en la ladera de la montaña en la última imagen, era a donde estaba yendo: 감천문화마을 (Pueblo cultural de Gamcheon).
El pueblo cultural de Gamcheon (en coreano: 감천문화마을) es una localidad de Gamcheon-dong, distrito de Saha, Busan, Corea del Sur. La zona es conocida por sus calles en capas, sus retorcidos callejones en forma de laberinto y sus casas pintadas de vivos colores, que se han restaurado y mejorado en los últimos años para atraer al turismo. Construido en la ladera de una montaña escarpada, el pueblo ha sido apodado «el Santorini de Corea» y el «Machu Picchu de Busan».
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Es muy interesante lo que han hecho con este lugar. Solía ser un pueblo estrictamente residencial, con gente de recursos medio-bajos que no podían instalarse en la ciudad entonces se tuvieran que ir a las afueras. Pero en 2009 al Ministerio de Cultura de Corea se le ocurrió convertir el pueblo en un centro cultural y turístico, renovando las casas y contruyendo tiendas e instalaciones artísticas, como murales y esculturas de El Principito.
A las 17:15 empecé a recorrer Gamnae 2-ro, la calle principal del pueblo donde estaban todas las tiendas y los turistas.
Para tomar esta foto tuve que alzar los brazos por arriba de toda la gente que estaba allí haciéndose fotos con las esculturas. Había una fila y la gente iba pasando de a uno, así que aproveché a sacar esta foto rápido en el corto momento entre que uno se iba y el otro se ponía.
A las 18:00 dejé el pueblo. En la entrada al pueblo vi que había un cartel que decía que cerca de ahí había un sitio llamado 천마산조각공원 (Cheonmasan Sculpture Park; Parque de Esculturas de Cheonmasan), así que decidí que tenía que pasar a verlo.
Pero había un problema, o tres:
- Se estaba por hacer de noche.
- El parque estaba ubicado cerca de la cima de una montaña.
- Para llegar a él tendría que caminar cerca de 3 kilómetros (y lo mismo para salir después).
No había iluminación en la montaña, aunque lo bueno es que el camino era una carretera. Si hubiese sido un sendero angosto y boscoso, con arañas y serpientes cerca, jamás me habría metido a esa hora estando solo.
Cada tanto noté que pasaban vehículos de construcción, lo cual me preocupó un poco; pero continué avanzando, sin tener idea de lo que me esperaría adelante.
A las 18:20 me topé con la primera estatua:
Qué interesante: han pasado apenas tres meses desde que esta estatua fue instalada. Aunque me pareció medio extraño el sitio donde estaba colocada; parecía ser un lugar temporal.
No tardé en darme cuenta de que el parque estaba todavía en plena construcción, lo cual explicaba por qué había visto los vehículos de construcción pasando por la carretera.
La verdad que no me habría molestado si hubiesen puesto un cartel avisando que el parque estaba en construcción en la base de la montaña, así no habría tenido que subir hasta allí para encontrarme con esto.
Decidí que no tenía sentido seguir quedándome allí, así que no tardé en volver a tomar el mismo camino para bajar y salir de aquella montaña.
Hay un lado positivo igual de haber subido hasta allá, y es que al menos pude hacer algunas fotos panorámicas de la ciudad a través de los árboles:
Ya que estaba cerca, cuando salí de la montaña decidí pasar de vuelta por el pueblo de Gamcheon para ver cómo lucía ahora que era de noche.
A las 19:00 empecé a bajar hacia la ciudad de vuelta. A diferencia de cuando había venido que había usado Apple Maps, para la vuelta utilicé Naver como app de navegación. Naver es una app coreana, con lo cual tiene muchos más detalles cargados, incluyendo todos los pasadizos y escaleras de Busan, los cuales Apple Maps no tiene. Así que para volver a la ciudad Naver me hizo pasar por un montón de estos pasadizos y tomar cualquier cantidad de escaleras.
Este me pareció un bonito lugar para sentarme a descansar unos minutos, mientras observaba al gato que estaba unos seis escalones delante de mí y el hermoso paisaje urbano nocturno que tenía enfrente.
A las 19:30 finalmente volví a ver gente y calles, en lugar de gatos y escaleras.
Pasé por un local llamado 소문난오백빵 (Los famosos bollos de 500) que vendía los famosos bollos de 500, así que me compré uno.
Cuando salí del local anduve por una calle llamada BIFF Street. BIFF son siglas vienen de Busan International Film Festival.
El Festival Internacional de Cine de Busan (BIFF, anteriormente Festival Internacional de Cine de Pusan, PIFF), que se celebra anualmente en Haeundae-gu, Busan (también Pusan), Corea del Sur, es uno de los festivales de cine más importantes de Asia. El primer festival, celebrado del 13 al 21 de septiembre de 1996, fue también el primer festival internacional de cine en Corea. […]
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Así como estaba la BIFF Street, también estaba el BIFF Square:
Cerca de ahí me topé con un Baskin-Robbins. Andaba con ganas de probar el BR en Corea para compararlo con el BR en Japón. También andaba con ganas de un helado, así que entré y me pedí uno. Los gustos que elegí fueron New York Cheesecake y Ice Knotted Milk Cream. Terminó siendo bastante rico, pero los gustos son todos completamente distintos de los que se encuentran en Japón (¡no tienen caramelo! 😩).
De ahí me fui a caminar por Gwangbok-ro, una calle repleta de comercios.
Esta calle terminaba en el Lotte Mall al que había ido ayer. Pero unos 300 metros antes de llegar al centro comercial, me topé con unas escaleras mecánicas que me llevaban a lo siguiente que quería, así que las tomé.
Cuando terminé de subir todas esas escaleras —que menos mal que eran mecánicas, porque ya había tenido más que suficiente de escaleras manuales por un día— llegué finalmente a la torre de Busan:
La Torre Busan (en coreano: 부산타워) es una torre de 118 metros de altura en el parque Yongdusan, situado en Jung-gu, Busan, Corea del Sur.
La torre Busan, construida en 1973, sólo se ha utilizado para fines de entretenimiento y no tiene ningún equipo de transmisión establecido en la torre a diferencia de muchas otras torres con miradores construidos principalmente como torres de radio. La cubierta cuenta con vistas panorámicas y una pequeña cafetería, que es sólo accesible durante las horas de trabajo a través de dos ascensores de alta velocidad. La base de la torre está interconectada con algunas galerías y tiendas de recuerdos. La torre se suele mencionar en las guías turísticas como un buen lugar para conseguir una vista del puerto de la ciudad.
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Decidí que no tenía sentido subir a la cima de la torre, dado que ya había hecho un montón de fotos del puerto de la ciudad desde el observatorio gratuito de Lotte Mall.
Dado que tanto Seúl como Busan tienen mascotas, estoy empezando a notar que lo de crear personajes simpáticos para hacer de mascotas de cada ciudad al final no es tan único de Japón como yo pensaba. Igual creo que me sigo quedando con las mascotas de Japón dado que son más kawaii, como Snow Miku en Sapporo o Yumomi-chan en Kusatsu Onsen.
En la base de la torre de Busan probé por primera vez usar una máquina expendedora coreana, con wones en efectivo que tenía (un billete de ₩1000 y una moneda de ₩500). Me compré una Chilsung Cider.
Por cierto, esta máquina expendedora luce sospechosamente similar a las que se ven en Japón, lo que me hace pensar que se la compraron a un fabricante japonés (¿Suntory quizás?).
A las 21:00 pasadas empecé la caminata en bajada para salir de este parque ubicado arriba de una montaña, y para ya volver al hotel.
Cerca de las 22:00 llegué al hotel y ya no volví a salir.
Ame,
Kato
Alto gato!
Hermosa la calle principal, me encantan las escaleras esas. Qué ciudad iluminosa que es de noche. Hermoso todo