Primera jornada en Florencia

Kara Ema:

Técnicamente mi primer día en Florencia fue el lunes, pero como llegué a la tarde y tenía algunas cosas que hacer decidí quedarme el hotel ese día, así que pasemos directamente al martes.

El plan del día era simple: salir temprano del hotel, ir al centro urbano, recorrer todos los atractivos turísticos más importantes de la zona al norte del río Arno, y volver tarde. La parte al sur del río Arno quedaría para el miércoles.

Antes de pasar a lo que hice, me gustaría contarte algunas cosas que pude notar sobre Italia y los italianos, en comparación con lo que he venido observando de los otros países donde estuve hasta ahora:

  • Uno de los estereotipos de los franceses que había escuchado era que fumaban mucho. Sin embargo, en los pocos días que estuve en Italia ya he visto mucha más gente fumando en la calle que la que vi en los varios meses que estuve en Francia.
  • La pasticceria italiana es tan buena o hasta mejor que la francesa. Al menos aquí tienen mucha más variedad de facturas. Algunos ejemplos que probé: aragostine (como una mini medialuna de masa crocante rellena con crema o pasta de avellanas) y cannoli (similar a los cañoncitos de dulce de leche, solo que de vuelta con una masa bien crocante y rellenos con crema o pasta de avellanas).
  • Es impresionante la cantidad de personas que se ve circulando por las calles con vehículos de dos ruedas, es decir con bicicletas, motocicletas, motonetas, ciclomotores y monopatines.
  • Las aceras de las calles florentinas son a menudo híper estrechas: apenas entran dos personas pegadas una al lado de la otra, lo cual muchas veces hace que te tengas que bajar a la calle para sobrepasar a otro peatón.
  • Caminar por la vía que bordea el río Arno es una experiencia extraordinaria. Me di cuenta de que en general las ciudades más hermosas del mundo suelen tener un río que las atraviesa: París con el Sena, Florencia con el Arno, Londres con el Thames.
  • En Venecia me quejaba de que no había suficientes zonas verdes. Florencia es todo lo contrario: la parte al sur del río Arno está colmada de parques, jardines, plazas y plazoletas, uno al lado del otro. È meraviglioso.

Ahora sí, arrancamos. El martes caminé 22 kilómetros. Salí del hotel a las 8:15 y regresé a las 18:15.

Lo primero que hice fue tomar los lungarni (calles que bordean el río Arno) hasta el Ponte Vecchio.

El Ponte Vecchio es un puente medieval sobre el río Arno en Florencia (Italia). Es un símbolo de la ciudad y uno de los puentes más famosos del mundo, uno de los pocos puentes habitados que se conservan. Atraviesa el río Arno en su punto más estrecho.

Wikipedia
Ponte Vecchio

Le tomé un par de fotos pero no lo atrevesé; eso vendría más adelante. Invece, me fui a visitar la Galleria degli Uffizi, probablemente el museo de arte más importante de toda Italia.

Como cada vez que voy a un museo, hago un juego de intentar encontrar a las niñas, dado que parecería que todos los pintores y escultores de la antigüedad se olvidaron de que existían. Una sola encontré en todo el museo, y eso que era grande. El resto de los niños eran casi todos putti. Y en cuanto a los adultos, la enorme mayoría eran hombres mostrando orgullosamente su miembro viril. No, no estoy bromeando: me daba la sensación de que dos de cada tres esculturas que pasaba eran de hombres completamente al natural. Las pocas mujeres desnudas que había, en general solo mostraban su parte superior; la inferior quedaba estratégicamente cubierta detrás de algo.

Mi cuadro favorito de todos los que vi ese día
Mi escultura favorita de todas las que vi ese día
Posiblemente la única niña en todo el museo: Bia de Médici, hija del gran duque de Toscana, Cosme I de Médici

A las 10:00 terminé mi visita del museo y me fui para la Piazza della Signoria, frente al Palazzo Vecchio.

Palazzo Vecchio

De ahí me fui hasta la Piazza della Repubblica, pasé frente al imponente Duomo di Firenze (Cattedrale di Santa Maria del Fiore) y después me fui para el Museo Archeologico Nazionale y luego al Museo dell’Opificio delle Pietre Dure, aprovechando que tenía entradas gratis que venían incluidas con mi entrada al Uffizi.

Piazza della Repubblica
Duomo di Firenze
Cupola del Brunelleschi
Inscripciones egipcias en monumentos funerarios
Sarcófago egipcio
Quimera de Arezzo (arte etrusco)

Hasta ahí las fotos que saqué en el museo arqueológico (la parte de los egipcios me pareció simplemente fascinante). Luego el museo de la piedra dura.

Se denomina piedra dura a una técnica de las artes decorativas consistente en el embutido por taracea de mármol o piedras semipreciosas como el jade, el cuarzo, el ágata, el jaspe, el lapislázuli, la calcedonia, el granito, el pórfido, etc. La artesanía de piedras duras se conoce habitualmente por el término italiano pietra dura (o, en plural, pietre dure), ya que fue en este país donde se inició esta técnica en el Renacimiento. Con esta técnica se solían realizar sellos, objetos de adorno personal o pequeñas piezas de decoración.

Wikipedia
Pieza de arte en pietra dura
Las piedras semipreciosas. Mi favorita es la malaquita (la verde en la tercera fila desde abajo)

A todo esto ya eran las 13:15, y ya me estaba agarrando hambre. Cuando pasé por la catedral vi un sitio interesante para comer unas pastas, así que tenía pensado volver ahí. En el camino me topé con una tienda de todo por 99 céntimos de euro. Como era la primera vez que veía una de estas en Europa, no pude resistirme a entrar a probarla. Me compré cinco cosas y las pagué 4,95 €. No había etiquetas de precio en ningún artículo dado que todo salía lo mismo. Lo interesante es que había cosas iguales pero de distinto tamaño (e.g. paquetes grandes y pequeños de galletas Oreo, botellas grandes y pequeñas de Coca-Cola).

Los fettuccine al ragù que me pedí para almorzar

De ahí me fui a tomar un helado a la gelateria Vivoli. Había leído en internet que es una de las mejores, y eso parecía por la gente que había. Me pedí de mousse al caffè y de creme caramel salato. Una vera delizia.

En este punto ya había recorrido los sitios más interesantes del norte del Arno y todavía me quedaba toda la tarde, así que decidí volver al Ponte Vecchio y esta vez sí cruzarlo.

Negocios sobre el puente (casi todas joyerías y artículos de lujo)

Una vez del otro lado del puente, me fui para el Piazzale Michelangelo, donde se pueden encontrar las mejores vistas panorámicas de toda la ciudad.

De ahí me fui para el Giardino delle Rose que quedaba justo al lado. Ahí me senté a descansar un buen rato hasta que, a eso de las seis menos cuarto cuando ya empezaba a caer el sol, decidí emprender el camino de vuelta al hotel.

A la noche salí al Carrefour Express a comprar unas cosas para comer. Normalmente no suelo comprar gaseosas, pero cuando vi que había Pepsi Twist y Coca-Cola Gusto Limone, me dije que tenía que probarlas sí o sí.

Lo que compré en el supermercado

Eso fue todo por el primer día. A domani per il secondo!

Ame,
Kato