Jornada de sábado en Itoshima

Kara Ema:

El sábado fui a pasar el día a Itoshima, una ciudad en la prefectura de Fukuoka, inmediatamente al oeste de la ciudad de Fukuoka. Mi jornada allí podría dividirse en tres partes: parque, playa y montaña.

Parte 1 – Parque

A las 8:30 salí de casa para ir a tomarme el tren para ir a tomarme el metro para ir a tomarme el autobús que eventualmente me dejaría en mi primer destino programado para el día.

Tras una hora y media de viaje y dos cambios de transporte, a las 10:00 llegué al Parque Deportivo Imazu, que ahora que lo veo en el mapa me doy cuenta de que técnicamente forma parte de la ciudad de Fukuoka, pero está muy cerca del borde con Itoshima.

Tenía ganas de visitar este parque desde que lo vi en un video de YouTube que nos mostró una de nuestras profesoras en clase, sobre una persona intentando hacer un 足つぼ (ashitsubo):

YouTube player
Video que nos mostró la profesora

Es relativamente común encontrarse con ashitsubo en los parques japoneses. Es una especie de circuito armado con piedras de distintos tamaños y formas, y la idea es pasar por él sin calzado para poder sentir las piedras en la suelda de los pies. Se la considera una «terapia (o reflexología) podal», ligada al concepto de puntos de presión.

Los puntos de presión […] son áreas en el cuerpo humano que al ser manipuladas de alguna manera específica pueden producir un dolor considerable u otros efectos como mareo, desmayos, ardor, etcétera; aunque también hay puntos que causan efectos beneficiosos para la salud, como disminuir dolores de cabeza, detener el hipo, aliviar dolores de estómago, relajar, etc.

Wikipedia
Ashitsubo en el Parque Imazu (I)
Ashitsubo en el Parque Imazu (II)
Ashitsubo en el Parque Imazu (III)

Además del ashitsubo, el parque también contaba con una pista de obstáculos. Me habría gustado probarla, pero había un cartel que decía que estaba «diseñada para niños de entre 6 y 12 años». Técnicamente no decía que solo personas de esas edades tenían derecho a utilizarla —de hecho en el video anterior puede verse a un adulto usando la tirolina—, pero por las dudas preferí abstenerme.

Esos niños podrán disfrutar de la pista de obstáculos pero al menos yo puedo comer prepostres

Algunas fotos más de otras partes del parque por las que pasé:

Campo de fútbol
Juegos para niños
Sendero para caminar o hacer jogging
Camino principal

Tras haberme recorrido todo el parque, a las 11:00 me tomé un autobús hacia mi siguiente destino dentro de Itoshima.

Parte 2 – Playa

El autobús me dejó frente a la playa de Sakurai Futamigaura. Esta playa es especial dado que es exclusivamente paisajística, es decir, su único propósito es estético—sirve como bonito paisaje y atracción turística, pero nada más. Está prohibido bañarse o instalarse a tomar sol, o por lo menos no había nadie que lo estuviese haciendo. Todos pasaban a admirar la belleza de la playa y continuaban su camino a lo largo de la costa.

Así que eso tuve que terminar haciendo yo también. A pesar de que había ido con la idea de meterme al mar (tenía una toalla y un traje de baño en la mochila), desafortunadamente no lo pude hacer.

Sakurai Futamigaura ha sido seleccionado como lugar de belleza escénica por la Prefectura de Fukuoka como una de las «100 mejores playas de Japón». […] Además del paisaje natural durante el día, hay muchos visitantes a la hora del atardecer por su romántica belleza.

Situado en el mar a unos 150 metros de la costa, el «Meoto Iwa» es conocido como un símbolo de la búsqueda de pareja y de la armonía matrimonial, ya que hace que parezca que las parejas se llevan bien. […]

Premium Stay Kyushu
Playa Sakurai Futamigaura
El atractivo principal de la playa: las rocas Meoto Iwa unidas como si fuesen una pareja, y una torī delante de ellas para marcar que es un lugar sagrado.

Tras admirar la belleza de esta playa, me fui a caminar por la costa hasta la playa de al lado, llamada Palm Beach.

Playa Palm Beach
Sendero al lado de la playa, con un cartel indicando los distintos lugares para comer que había por la zona. A lo lejos en el mar (justo a la derecha del cartel) pueden verse las rocas Meoto Iwa de la playa anterior.
Lugar de descanso y de pícnic frente a la playa

Ya estaba empezando a tener un poco de hambre así que me puse a ver los menúes de los varios sitios de comida que había por ahí, pero ninguno me convencía en precio ni en aspecto, así que decidí postergar mi almuerzo para un poco más adelante.

Continué mi caminata por la costa, pero esta vez en la dirección contraria, pasando nuevamente por la playa Sakurai Futamigaura y siguiendo hacia el sur, dado que era en ese sentido donde tenía que ir después. De todas formas me pensaba tomar otro autobús, pero empezar a caminar en ese sentido significaría un trayecto de bus más corto.

Caminando por la costa oeste de Itoshima

En un momento mientras estaba caminando de repente me encontré con una cabra pastando al lado de la calle. Me dio un poco de lástima porque estaba atada con una cuerda de apenas unos metros y no tenía nada de sombra ni agua. Me acerqué a ella con algo de recato y le acaricié el lomo y la cabeza por entre los cuernos.

Cabra al costado de la carretera

A las 13:30 llegué a un restorán llamado Homori, el cual parecía tener buenas reseñas y rica comida, así que paré ahí para almorzar. Me pedí un menú relativamente abundante dado que para la próxima actividad que tenía planeada necesitaría de las calorías.

Mi almuerzo: teishoku (menú fijo) de pollo nanban y filete de Hamburgo.

A las 15:00, tras el almuerzo y un trayecto de quince minutos en autobús, llegué a un parque llamado Parque Central de Shima. En él estaban haciendo varias actividades de feria.

Feria en el Parque Central de Shima (I)
Feria en el Parque Central de Shima (II)

Pero la razón por la que me bajé del autobús frente a este parque no fue para visitar el parque sino para escalar la montaña cuya base quedaba cerca de allí.

Parte 3 – Montaña

La última actividad que tenía planeada para el sábado era escalar el monte Kaya. A diferencia del monte Misen que escalé recientemente en Miyajima, la subida al monte Kaya fue bastante sencilla. Pero la bajada… la bajada fue la muerte (o casi llegó a serlo).

Otra diferencia es que para escalar el monte Misen utilicé una aplicación que me mostraba el camino exacto que tenía que tomar en un mapa, con un puntero que me iba marcando me ubicación a medida que me iba moviendo por el sendero. Mientras que para el monte Kaya en vez de usar una aplicación simplemente me valí de esta guía en Internet, del sitio web Fukuoka Now.

La región de Itoshima es conocida por sus largas playas de arena, la cultura del surf y la temporada de ostras en invierno. Pero también es un paraíso para los excursionistas, ya que combina senderos técnicos con hermosas vistas de la costa norte de Kyushu. Kaya-san (可也山) es una corta caminata de una jornada que está convenientemente situada junto a algunas de las mejores cabañas de ostras de Itoshima y con fácil acceso a la red de transporte público de Fukuoka. Sus dos miradores ofrecen un panorama que se extiende desde las cuevas costeras de Keya no Oto hasta la punta de la Torre de Fukuoka, mientras que sus resguardados bosques y senderos costeros permiten hacer senderismo durante todo el año en una de las zonas más pintorescas de Fukuoka.

Fukuoka Now

Tanto para subir como para bajar del monte Kaya son unos 2800 metros de marcha y se tarda alrededor de una hora y media. La cima del monte está ubicada a una altura de 365 metros.

El manso ascenso

El sendero de subida a la montaña fue súper interesante. Te hacía pasar por unas especies de trincheras, flanqueadas por muros de tierra, por árboles y bambúes. Había tantos árboles que el cielo prácticamente no se veía, con lo cual a pesar de que todavía era de día y el sol estaba alto, tuve sombra la mayor parte del camino.

Era una ruta de senderismo relativamente fácil, con escalones de madera en las partes más empinadas y complicadas. Cada tanto me cruzaba con grupos de personas que subían o bajaban, dentro de los cuales había varios que iban con niños.

Ruta de ascenso (I)
Ruta de ascenso (II)
Ruta de ascenso (III)
Ruta de ascenso (IV)
Ruta de ascenso (V)

Poco antes de llegar a la cima el camino se hizo mucho más plano. Fue entonces cuando me encontré con un columpio. A diferencia de la pista de obstáculos del parque anterior, esta vez —aprovechando que no había moros en la costa—, lo utilicé para balancearme unos minutos, y de paso recuperar mi aliento y mi ritmo sinusal.

Columpio en el medio de la ruta de senderismo
Otra cosa que me encontré en la ruta poco antes de la cima: un pequeño santuario.

Eran las 16:20 cuando llegué a la cima, tras poco más de una hora de senderismo. El paisaje que me recibió fue el siguiente:

Vista desde la cima del monte Kaya (I)
Vista desde la cima del monte Kaya (II)
Vista desde la cima del monte Kaya (III)

El intenso descenso

Recuerdo haber entrado varias veces a Decathlon —tienda francesa de indumentaria y accesorios de deporte—, haberme paseado por la góndola de artículos de randonnée (senderismo), y haberme preguntado a mí mismo si realmente merecía la pena comprar algo de eso. Después de todo, ya venía haciendo un montón de senderismo y nunca había sentido necesidad de utilizar ningún accesorio especializado. Todo eso cambió después de que hice —y sobreviví a— la ruta de descenso del monte Kaya.

Las estoy llamando «ruta de ascenso» y «ruta de descenso» porque fueron las rutas que tomé para subir y bajar de la montaña respectivamente (o mejor dicho: las que la guía que seguí me hizo tomar). Pero quizás un nombre más apropiado para ellas sería «ruta principal» (la que todo el mundo elige tanto para subir como para bajar), y «ruta alternativa letal (solo para amantes de la aventura masoquistas y suicidas)».

Te voy a copiar el primer párrafo de la parte de la guía que explica cómo hacer el descenso:

Vista absorbida, fotos tomadas, vuelve a pasar por el Santuario Kanari y el santuario más pequeño hasta encontrar el cartel que marca el descenso (小富士梅林へ 2500m). Síguelo cuesta abajo, donde el sendero está marcado por una cuerda negra y amarilla, necesaria para el empinado descenso. Si ha llovido recientemente, este tramo puede resultar extremadamente resbaladizo. El sendero está bordeado de bambú y de gruesas lianas que a menudo cuelgan a la altura de la cabeza sobre el camino. El descenso se mantiene empinado durante un kilómetro antes de aplanarse en una cresta. Aunque parece que el camino sigue adelante, hay que seguir la señalización hacia la derecha, donde un sendero corto y suave desciende por un valle y cruza un pequeño arroyo antes de unirse a una carretera.

Fukuoka Now

Tengo varios problemas con este párrafo:

  • «El descenso se mantiene empinado durante un kilómetro» Tontería #1. Se mantiene empinado la mayor parte del trayecto.
  • «donde un sendero corto y suave desciende por un valle» Tontería #2. Corto y suave será tu aparato genital, pero este sendero definitivamente no era ni corto ni suave.
  • «este tramo puede resultar extremadamente resbaladizo» Tontería #3. Técnicamente es correcto lo que dicen, pero no le hace justicia a la realidad. Estas dos palabras tendrían que estar escritas en mayúscula y resaltadas en rojo y en negrita, acompañadas de una leyenda que recomiende fuertemente el uso de accesorios especializados como calzado antideslizante y un bastón de senderismo.

Yo no tenía ninguna de las dos cosas, así que la pasé bastante mal. El problema no era tanto el hecho de que el camino fuese híper empinado, sino eso combinado con lo peligrosamente resbaladizo que era el lodo que cubría gran parte de la superficie.

A todo eso había que sumarle otra cosa molesta más. A diferencia del camino principal, este se notaba que no era uno muy frecuentado ni mantenido, con lo cual estaba lleno de telarañas, arañas, árboles caídos en el medio del camino, pozos y demás. Menos mal que por lo menos las cuerdas (o «líneas de vida») estaban todas sanas. Mientras me estuviese agarrando a esas cuerdas me sentía relativamente a salvo.

En un momento tuve que hacer algo que realmente no quería, pero no me quedó otra alternativa: me senté en el suelo y empecé a deslizar mi trasero por el barro, mientras iba bajando poco a poco, con una mano siempre sobre la línea de vida, y la otra cogiendo un palo de madera que estaba usando como si fuese un bastón de senderismo.

Aunque había partes que no me podía dar el lujo de arrastrarme sentado, por ejemplo una en que la cuerda pasaba por un camino de unos treinta centímetros de ancho, donde a un lado había una pared de tierra y raíces, y al otro había un abismo. Fui pegado a la pared lo más que pude, agarrándome tanto de la cuerda como de las raíces, y tratando de encontrar el mejor (o menos peor) lugar donde pisar.

Esa fue una de las partes más aterradoras de la bajada. La otra fue sobre el final, cuando la guía me dijo que el camino se iba a hacer «corto y suave», entonces yo pensaba que ya tendría que estar llegando al final, pero continuaba avanzando y el camino no solo no terminaba más, sino que tampoco parecía hacerse más fácil. A todo esto el sol se estaba empezando a poner. Se estaba por hacer de noche y yo todavía seguía luchando con el lodo, las arañas y la pronunciada pendiente.

Cerca del final solo podía pensar en dos cosas: «¿Qué diablos estoy haciendo aquí?» y «¿Este camino terminará en algún momento?». Solo dos cosas me dejaban un poco tranquilo: el hecho de que el camino siguiera siendo visible (aunque sobre el final había partes donde me costó un poco encontrar la continuación) y el hecho de que siguiera siendo cuesta abajo. Eso significaba que mientras continuara avanzando, eventualmente llegaría a algún sitio.

Nunca antes había hecho una ruta de senderismo tan dura, y no planeo volver a hacer algo similar en el futuro cercano. Aunque tampoco me arrepiento de haberlo hecho, dado que terminó siendo una gran e interesante aventura. Lo que sí: para la próxima me tengo que comprar zapatillas de senderismo.

Así arrancaba la ruta de descenso
Palo en un mano, cuerda en la otra.
Resbalando por el lodo
Árboles caídos en medio de la ruta
Final de la ruta. Recién cuando vi el mar a lo lejos pude empezar a respirar con tranquilidad y sentí por primera vez que sobreviviría.
Mar y luna en la hora azul

Es impresionante lo justo que llegué a terminar este sendero mortal. Justo cuando llegué al mar el sol se estaba terminando de poner, a las 18:15. Si hubiese tardado apenas unos diez minutos más, me habría encontrado en la oscuridad total en plena ruta de descenso, lo cual habría sido extremedamente peligroso y terrorífico considerando todas las telarañas que había que habrían sido imposibles de ver en la noche.

Estadísticas de la escalada al monte Kaya. Izquierda: trayecto de subida; derecha: trayecto de bajada. Notar cómo mis pulsaciones estuvieron más altas durante la bajada que durante la subida.

Todavía me quedaba un buen tramo de caminata más hasta llegar a la estación para tomarme el metro para tomarme el tren de regreso a casa. Tres kilómetros de marcha más tenía que hacer. Pero valió la pena porque enfrente de la estación me estaba esperando una tierna estatua de tres niños sentados soñando despiertos:

「夢見る頃」(Yumemiru koro; Cuando sueño)

A las 19:00, tan pronto como llegué a la estación, me fui al baño a cambiarme la ropa llena de lodo y telarañas. Por suerte tenía una camiseta más en la mochila y mi traje de baño que no había podido utilizar para bañarme en la playa.

A las 20:15 llegué a casa, tras una extensa y agotadora jornada repleta de aventuras en la hermosa ciudad de Itoshima.

Ame,
Kato