Jornada en Saga para ver sus dos festivales más importantes

Kara Ema:

La región más occidental de Japón se llama Kyūshū. He estado viviendo en ella durante los últimos tres meses. En ese tiempo ya he visitado la gran mayoría de sus prefecturas (en negrita las que visité):

  • Fukuoka
  • Kagoshima
  • Kumamoto
  • Miyazaki
  • Nagasaki
  • Ōita
  • Okinawa
  • Saga

El viernes sumé una prefectura más a mi lista de visitadas, Saga, quedándome únicamente la isla de Okinawa para completar la región (que por cierto siempre pensé que era una región aparte, pero hoy aprendí que es considerada parte de Kyūshū, a pesar de estar separada por varios kilómetros de mar).


El viernes no tuvimos clases. En su lugar, la escuela organizó un evento especial: una excursión a la prefectura de Saga, para ir a ver los dos festivales locales más importantes que estaban teniendo lugar ese día.

Muchos japoneses viajan a Saga por estas fechas, específicamente para ir a ver estos festivales. Si no fuese por ellos Saga tendría prácticamente cero turismo, dado que no tiene atracciones que te hagan querer visitar la prefectura por fuera de las fechas de los festivales.

A las 10:00 salimos con un autobús desde la escuela y a las 11:30 llegamos a nuestra primera parada: Karatsu, una ciudad de Saga donde estaba teniendo lugar el festival Karatsu Kunchi.

La ciudad de Karatsu es famosa por el festival llamado Karatsu Kunchi, el cual es llevado a cabo anualmente desde el 2 de noviembre al 4 de noviembre y es visitado por aproximadamente 500,000 turistas de todo Japón y otros países. El festival consiste de 14 hikiyama (carrozas hechas de muchas capas de papel maché) siendo transportadas alrededor de las estrechas calles de la ciudad a las llamados de «Enya!». Algunos miembros hikiyama dicen «Yoisa!». Regularmente durante el Karatsu Kunchi, la gente de este pueblo abre las puertas de su casa a amigos y extraños para comer y beber, el principal objetivo es disfrutar la comida, la cerveza, el shochu y tener una conversación animada.

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El autobús nos dejó frente a la estación ferroviaria de Karatsu. Desde ahí me fui a caminar por las calles lindantes, buscando las carrozas del festival. En un momento empecé a encontrarme con calles flanqueadas por una multitud de personas, a la espera de que pasaran las carrozas. Seguí andando un poco más hasta que llegué a un puente, donde me frené. No habría transcurrido más de un minuto desde que me detuve en ese puente cuando empecé a ver las carrozas acercándose por la calle. Así que decidí quedarme allí a verlas a todas pasar.

Gente a los lados de la calle, esperando las carrozas.
Primera procesión que vi pasar

Las procesiones estaban compuestas por gente de todas las edades, encabezadas siempre por los niños primero, luego los más grandes, y finalmente la carroza. Todos iban agarrados de dos grandes sogas y enunciando aclamaciones ritualistas como «¡Enya! ¡Enya! ¡Enya!».

Uno de los catorce hikiyama que vi pasar

Me puse a ver de vuelta el video que filmé de la procesión que había visto en Málaga, para recordar cómo era y poder armar la siguiente tabla comparativa:

ProcesiónMálagaKaratsu
FinalidadReligiosaCultural
Objetos que carganPasos con imágenes religiosasCarrozas de distintos animales (hikiyama)
Dónde dejan los objetosDentro de sus respectivas iglesiasLos ponen todos juntos en la calle principal para exhibirlos y que la gente vaya a hacerse fotos con ellos
La gente aplaudeNo
Participan niñosMuy pocos (monaguillos)Muchos
Instrumentos musicalesDe orquestaTradicionales (taiko, shakuhachi)
Otros materiales utilizadosCirios, cruces, inciensosSogas, banderines
Duración y momento del díaVarias horas; a la nocheUna hora; al mediodía
Atuendo de los participantesUniformes, túnicas y trajesHappi, zōri y hachimaki
PopularidadLocalRegional (mucha gente viaja desde lejos para presenciar el evento)
Puestos de comida y suveniresNo (al menos no instalados específicamente por el evento)Sí, todo a lo largo de las calles principales
Comparación de las dos procesiones que vi; una el año pasado en Málaga, España y la otra este año en Karatsu, Japón.

Creo que no hace falta que te diga cuál de las dos procesiones me gustó más, ¿o sí? Lo siento Jesús pero si tengo que elegir entre ti y DRAGONES voy a terminar yendo siempre por los dragones 🐲.

Montaje de las procesiones de Karatsu Kunchi

Cuando finalmente pasó la última procesión —llegué a pensar que no terminarían de pasar nunca—, al principio empecé a caminar en la misma dirección donde iban todas las procesiones y las personas que las estaban viendo. Pero al minuto cambié de idea y encaré en la dirección contraria, hacia el castillo.

Grupo de chicos caminando por la calle tras haber participado de la procesión. Notar sus happi, zōri y hachimaki.

Un happi (法被, 半被) es una vestimenta tradicional japonesa, parecida a un abrigo. Es de manga recta y normalmente confeccionado en algodón y de color añil o marrón. Suelen llevar algún tipo de distintivo (o kamon) en la espalda. Se llevan directamente encima de un Fundoshi (ropa interior tradicional). Es usado en festivales, en celebraciones sintoístas o durante el yosakoi.

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Las zōri (草履) son sandalias japonesas, planas y con correas hechas de paja de arroz o de otras fibras vegetales, tela, madera lacada, cuero, caucho, o materiales sintéticos. Las zōri son bastante similares a las chanclas, que aparecieron por primera vez en Nueva Zelanda y los Estados Unidos en algún momento alrededor de la Segunda Guerra Mundial como imitaciones de goma de las sandalias de tiras de madera larga usadas en Japón.

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Un hachimaki (鉢巻) es una cinta, normalmente de tela roja o blanca, que los japoneses se anudan en la cabeza como símbolo de esfuerzo o constancia. Es una palabra compuesta de hachi (frente) y maki (cinta), pues la cinta cubre la frente, que es donde suele exhibirse algún símbolo o palabra relacionados con la perseverancia y la voluntad de éxito del portador de la cinta.

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Río Machida. A la izquierda a lo lejos se puede ver el castillo de Karatsu, que es hacia donde me dirigía.

En la entrada al parque Maizuru, el cual rodea al castillo, me encontré con e hice amigo de un koneko (gatito).

¿Quién es un lindo gatito? Este de aquí.

Mientras lo estaba acariciando apareció un grupo de extranjeros (probablemente gente de mi escuela que vino en el mismo autobús que yo) y todos estuvimos de acuerdo con que el koneko era muy kawaii.

Grupo de extranjeros admirando la ternura del gatito
Cerca del gatito también me encontré con esta tapa de alcantarilla para mi colección. Parece ser que es de un juego de Square Enix llamado Romancing SaGa.
Vista de Higashikaratsu (parte este de la ciudad) desde el parque Maizuru
Castillo de Karatsu

Cuando salí del parque me volví a cruzar con el koneko y me volví a quedar unos minutos acariciándolo. Luego me fui caminando de vuelta al centro de la ciudad.

A todo esta ya eran las 13:20, y a las 14:00 tenía que estar de vuelta en el autobús para ir a otro sitio. Es decir que me quedaba poco más de media hora para terminar de recorrer el centro de Karatsu y buscar algo para almorzar.

En el centro me encontré con un mundo de gente —piensa que ahí seguramente estaban casi todos los habitantes locales más todos los que habían venido desde otras ciudades para ver el festival— y con un montón de yatai (puestos) vendiendo comida, juegos, suvenires y demás.

Este es un clásico juego de ferias japonesas. Tienes que intentar agarrar uno de los juguetes que están flotando en el agua con una red, intentando que no se rompa la red. Si lo consigues te llevas un premio.
Multitud de gente paseando y comprando en los yatai frente al santuario de Karatsu
Un oso inflable gigante que colocaron al lado de la torī del santuario de Karatsu
Muchos yatai, mucha gente.
Un yatai vendiendo cosas de Spy x Family
Esto fue lo primero que me compré para comer: hashimaki (básicamente un okonomiyaki envuelto en palillos).
Al final de la calle me encontré con este personaje y con todos los hikiyami, que habían sido colocados uno al lado del otro.
La exhibición de los hikiyami y la gente sacándoles fotos.
Segunda cosa que me pedí para comer: tsukune (bolas de pollo en una brocheta; en la imagen es el que está más cerca de mí).

A las 14:00 me fui con el bus a la ciudad de Saga, donde estaba teniendo lugar otro festival llamado Saga International Balloon Fiesta.

La Saga International Balloon Fiesta (佐賀インターナショナルバルーンフェスタ) se celebra a principios de noviembre de cada año en la prefectura de Saga, Japón. En 2014 tuvo lugar entre el 30 de octubre y el 3 de noviembre.

La fiesta se celebra en las afueras de la ciudad de Saga, a lo largo del río Kase. Ha pasado de ser una reunión de 5 globos aerostáticos a una competición en la que participan más de 3500 personas como voluntarios, y se ha ganado la reputación de ser una de las mejores competiciones de globos del mundo. También es un momento popular para los turistas, ya que el Festival Karatsu Kunchi se celebra al mismo tiempo en Karatsu. Desde 1980, el lugar de lanzamiento ha sido visitado por más de 10 millones de espectadores.

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Por desgracia, no pude ver ningún globo volando porque al parecer el viento era demasiado fuerte y no los podían lanzar. Igualmente, al igual que en el festival de Karatsu, estaba repleto de yatai así que al menos pude pasearme por ahí un rato y comprarme algo más para comer.

A las 15:00 llegamos al festival de globos sin globos.

Entrando al festival
Mesas para sentarse a comer lo que te comprabas en los yatai
Primera vez en mi vida que veo un taiyaki con relleno de caramelo. Obviamente que me lo tuve que comprar; después de todo todavía no había comido postre. Estuvo oishii (delicioso).
Carpa gigante que instalaron con más mesas y más yatai
Este fue el único «globo» que vi en todo el festival de globos, que ni siquiera era un verdadero globo sino un impostor de decoración.

Antes de irme del festival pasé por una jihanki (máquina expendedora) para comprarme una bebida. El 90% de las veces que me compro una bebida en Japón termina siendo una botella de café con leche frío. Pero a veces me gusta probar otras cosas también. Esta vez me compré algo que no había visto nunca antes: una especie de gaseosa saborizada con gusto a lichi. Imagínate una lima-limón, pero que en vez de saber a lima o a limón sabe a lichi.

El lichi tiene un valor especial para mí dado que me recuerda a Sarah, simplemente porque la primera vez que lo probé fue en forma de helado en una heladería en Francia mientras estaba con ella. Tiene un sabor muy rico y dulce.

En este punto eran las 16:00 y recién a las 17:30 me tenía que reunir de vuelta con la escuela en el bus para volver a Fukuoka. Me quedaba una hora y media y ya me había recorrido toda la zona del festival, así que decidí aprovechar para ir a otro lado.

Me fui a un parque que quedaba cerca, llamado Parque Shinrin de la Prefectura de Saga.

Estanque en el parque Shinrin
Tirolina en el parque Shinrin

Cuando vi esta tirolina y vi que no había nadie alrededor —estaba todo el mundo en el festival de globos preguntándonse dónde estaban todos los globos—, me dije «este es mi momento de probarla». Tras verificar que fuese lo suficientemente resistente para sostener mi peso, me intenté subir, pero acabé fallando miserablemente. Me di cuenta de que el problema no es mi peso sino mis dimensiones, que hacen que sea difícil mantenerse en el aire agarrado de la soga. Algún día lo volveré intentar.

También aproveché para subirme a los juegos y hacer fotos desde arriba…
… y desde abajo
Calle y camino bordeando el río Kase

Por este camino emprendí la vuelta hasta donde estaba estacionado el autobús. A las 17:30, luego de que todos los demás alumnos y profesoras regresaran del festival, arrancamos la marcha de vuelta a la escuela.

Ame,
Kato