Resumen de mi cuarta semana en la ribera francesa

Kara Ema:

Hoy se cumple un mes desde que estoy en Francia. No me lo parece ni por asomo. Siento que fue ayer el día que llegué, cuando Charlotte me fue a buscar al aeropuerto al mediodía, y a la noche conocí a Sarah tras regresar de su clase de danza. Pero a la vez también siento que fue hace mucho más: hemos compartido tantas cosas ya con mi familia de acogida que me suena extraño pensar que solo las conozco desde hace un mes. Con Sarah ya nos llamamos con palabras tiernas y cariñosas como «pequitas» y «cocochito», y ocasionalmente nos decimos «te quiero» — pas «je t’aime» par contre, à cause de l’ambigüité inhérent dans cette phrase. El francés a veces puede ser súper ambiguo, en especial con los siguientes verbos afectivos con dos acepciones distintas, una más fuerte que la otra: «aimer», «embrasser», «baiser» y «câliner». Después también hay algunas palabras que pueden tomar un montón de significados distintos, como «baguette» (puede significar «pan», «palitos chinos», «palillos de batería», «varita mágica» y «batuta») y «gâteau» («torta», «pastel», «tarta», «galleta», «budín»).

Como de costumbre, esta semana estuvo repleta de actividades. Sarah comenzó su stage (pasantía) en la misma escuela donde yo estoy tomando clases de francés. En su collège le pidieron que hiciera uno en cualquier empresa para empezar a ir viendo cómo es la vida laboral, las rutinas, los procedimientos, las tareas administrativas, el manejo del personal, y demás.

El sábado pasado fuimos con Sarah a hacer une randonnée (caminata) y du vélo (bicicleta) por una colina, la cual solía ser un volcán y ahora es un gran parque de veinte hectáreas, lleno de vegetación y senderos bonitos. Nos quedó pendiente para otro día terminar de recorrer el sendero que llevaba a la cima de la colina, dado que hacía demasiado calor y estábamos con la bici, lo cual complicaba un poco la subida.

El domingo fuimos a pasar la tarde a la piscina de la residencia, que es enorme —con dos toboganes, tres fuentes y un puente que la atraviesa. La acababan de abrir justo esta semana, y a buena hora dado que está empezando a hacer bastante calor. Toda la semana estuvimos alternando entre la piscina y el mar para ir a bañarnos y refrescarnos.

El lunes a la mañana me fui a recorrer el centro de Cannes. Pasé por delante del Palais des Festivals et des Congrès, que es donde se celebra el famoso festival internacional de cine. También entré a la oficina de turismo que está al lado para averiguar qué actividades había para hacer con las chicas. A la noche fuimos al teatro a ver una obra musical súper guay; se trataba de dos personas —un hombre italiano y una mujer de ascendencia franco-china— que actuaban y bailaban, haciendo toda clase de piruetas y giros complicados con sus cuerpos, tanto de forma separada como con movimientos coordinados entre los dos. Fuimos con varias amigas de Sarah, una de las cuales se volvió con nosotros a la residencia y se quedó a dormir hasta el miércoles.

El miércoles (sí, me salteé el martes—no pasó nada interesante ese día; yo tuve clase de francés y Sarah tuvo su stage y su clase de danza) fue de lo más top de la semana: fuimos con Sarah y su amiga a pasar la mañana a la playa, y a hacer wakeboard y esquí acuático. Podíamos elegir cuál de los dos hacer. Yo elegí esquí acuático porque ya había hecho esquí sobre nieve, entonces supuse que a lo mejor sería más fácil para mí que el wakeboard. Y a juzgar por cómo les fue a las chicas (ellas eligieron wakeboard, y se cayeron un par de veces más que yo [para todos era nuestra primera vez]), creo que no me equivoqué al pensar que sería más fácil con los esquíes. De todas formas nos lo pasamos súper bien los tres, y nos sacamos un centenar de fotos y vídeos para conmemorar la divertida jornada.

El jueves la tuvimos a Juliette —la más pequeña de las hermanas— en casa. A la mañana temprano Charlotte fue a llevar a Sarah a su stage y luego se fue a su trabajo, mientras que yo me quedé con Juliette en la residencia toda la mañana. Jugamos al Uno, al dominó, al memotest, dibujamos y fuimos a la piscina. Luego la llevé al trabajo de Charlotte para que almorzara con ella así yo me podía ir a mi clase de francés. Al finalizar el curso nos volvimos a casa con Sarah, pasando antes por el trabajo de Charlotte para buscarla a Juliette y llevarla también a la residencia. Cuando llegamos las chicas quisieron ir a la piscina; yo les dije que fueran yendo primero ellas, que yo tenía que hacer una cosa antes y que luego iría.

Resulta que desde hacía unos días que venía preparando un juego de chasse au trésor (búsqueda del tesoro) para jugar con Sarah, y ahora que también estaba Juliette y teníamos toda la tarde para jugar juntos era el momento ideal para hacerlo. Así que mientras las chicas disfrutaban de la piscina y pensaban que yo estaba en el apartamento trabajando, salí a esconder las diez pistas (escritas en papeles tipo Post-It azules y cuadrados) por toda la residencia para que ellas las fueran encontrando una por una hasta llegar a la última que las llevaría directo al tesoro. Tenían una hora para hacerlo, y lo terminaron haciendo en 56 minutos. Las pistas estaban la mitad en francés y la otra mitad en español. Algunas no estaban escritas en texto legible sino que estaban cifradas o codificadas de alguna forma, y las chicas tenían que intentar descifrarlas. Pudieron encontrar y descifrar todas las pistas prácticamente sin ayuda. El tesoro estaba escondido detrás de unos arbustos, y envuelto en papel de regalo. Dentro había tres juegos de mesa: Labyrinth, Twister y Dobble. Cuando lo encontraron, lo desenvolvieron rápidamente, me abrazaron, y me agradecieron por haberles preparado el juego. Luego volvimos a la casa y seguimos jugando un rato más con los nuevos juegos de mesa, esperando a que llegara Charlotte para cenar todos juntos.

Las pistas que llevaban al tesoro

El viernes fuimos a cenar a una pizzería riquísima a la que vamos cada tanto, y cada vez que vamos pedimos dos pizzas grandes de distintos gustos. Esta vez pedimos una de mozzarella, ananas et jambon (muzarela, ananá y jamón), y la otra de mozzarella, champignons, poulet et oignons rouges (muzarela, champiñones, pollo y cebollas rojas). Luego fuimos al cine a ver Nomadland en VOST (version originale sous-titrée, es decir la versión subtitulada en francés, no la doblada, que sería VF [version française]). Estuvo buena la peli; el problema es que duró bastante y la fuimos a ver medio tarde, entonces por momentos se me cerraban los ojos a mí, y Sarah se quedó dormida acostada sobre su madre.

Ame,
Kato