Japón no es un país pensado para trotamundos. Cada vez que me mudo a una nueva ciudad tengo que visitar una oficina de correos y dos ayuntamientos, donde me hacen escribir veinte veces mi nombre, mi teléfono, mi dirección nueva y anterior. Además tengo que presentar tres tarjetas para que les pongan mi nuevo domicilio. El papeleo es tan parte de la cultura japonesa como los templos y castillos…