Velada en Shibuya – con-café e izakaya

Kara Ema:

Desde que llegué a Tokio todos los días han estado soleados, con una plácida temperatura otoñal. De esos días que no hace ni frío ni calor o hace frío y calor al mismo tiempo, dependiendo de la hora.

Ayer a la mañana no hice nada interesante.

Al mediodía salí de casa y me fui al centro comercial Aeon. Descubrí que había toda una parte en el primer piso que no había visto la vez anterior, la cual incluía un segundo patio de comidas. Así que lo recorrí mientras echaba un vistazo a los restoranes e intentaba decidir en cuál de todos almorzar. Un cartel que mostraba una hamburguesa con dos medallones de pollo y un aluvión de queso me terminó convenciendo de ir a KFC.

Mi almuerzo del miércoles en KFC

Después de comer me quedé ahí un par de horas para escribir en mi diario. Luego me fui a Baskin-Robbins (popular cadena de helados) a por mi postre: un helado de キャラメルチョコレートチーズケーキ (cheesecake con chocolate y caramelo).

A eso de las 16:00 volví a casa.

A las 17:30 bajé a la sala de estar para merendar una chocolatada mientras veía Terrace House. No, no es que hayan salido nuevas temporadas sino que se me dio por ponérmelo a ver de vuelta pero esta vez en japonés y con subtítulos en japonés.

Tomando chocolatada mientras veía Terrace House

No había nadie en la sala de estar.

Nadie en la sala de estar

Cuando se hicieron las 18:00 empezó a aparecer gente. Primero llegó Hank, el neerlandés con quien había estado hablando la noche anterior, y un rato después vino Erik, el alemán que no sabe inglés.

Yo lo estaba esperando a Erik porque habíamos quedado la noche anterior que íbamos a salir la noche del miércoles. Él me dijo que quería ir a un girl’s bar en Shibuya y me ofreció acompañarlo. Yo nunca había ido a un girl’s bar y tenía ganas de volver a Shibuya así que me dije a mí mismo «¿por qué no?», y acepté.

A eso de las 18:30 salimos para el centro de Tokio. Llegamos a la estación de Shibuya a las 19:30.

Shibuya de noche (I)
Shibuya de noche (II)
Shibuya de noche (III)

Las noches en Tokio son súper interesantes por varias razones. Una es que a los japoneses en general les gusta juntarse a beber bastante alcohol a la noche para distenderse. A la noche es cuando los japoneses se quitan las caretas que llevan puestas durante el día y puedes ver sus verdaderas caras, gracias a los efectos desinhibidores del alcohol.

Esto hace que te encuentras con toda clase de situaciones bizarras que hacen que para mí las noches en Tokio sean tan fascinantes. Por ejemplo, las siguientes son algunas de las cosas extrañas que vi anoche, durante las más o menos tres horas que estuve en Shibuya de noche:

  • Una mujer estaba siendo transportada en una camilla, probablemente dado que había bebido un poco bastante más de la cuenta.
  • Colegialas vestidas todavía con el uniforme —incluyendo la clásica minifalda— iban caminando en grupos de dos o tres, o a veces incluso solas.
  • Un hombre se había acercado a una colegiala y le estaba diciendo algo, probablemente intentando convencerla de ir con él a un hotel.
  • Dos hombres se empezaron a pelear en el medio de una calle.
  • Varios hombres estaban alzando la voz y gritando cosas.

Estas son algunas de las típicas cosas que vas a ver si visitas el centro de Tokio por la noche.

Hay un canal de YouTube que me encanta ver, sobre una persona llamada Miyachi que va a pasear por distintos barrios de Tokio por las noches con un micrófono y una cámara, y se pone a entrevistar a la gente, preguntándoles cosas como «¿cuál es el significado de la vida?». Pero la mayoría de la gente está borracha, incluyendo el mismo entrevistador, que va todo el tiempo con el micrófono en una mano y una lata de shōchū en la otra.

YouTube player
Miyachi entrevistando gente en Shibuya a la noche

El girl’s bar al cual Erik quería ir abría a las 20:00, y nosotros llegamos a las 19:55. La puerta estaba cerrada, pero no porque nosotros hubiésemos llegado temprano sino porque al parecer estaban de vacaciones. Así que al final terminamos yendo al con-café que estaba en el piso inferior, llamado Ashita Café.

Sinceramente, a mí me vino súper bien que el girl’s bar estuviera cerrado y que justo hubiera un con-café abajo que estaba abierto, dado que prefiero toda la vida ir a un con-café que un girl’s bar. Creo que ya te había hablado sobre los dos, pero para refrescarte un poco los conceptos te armé esta tabla para que puedas ver las diferencias principales entre estos dos tipos de bares/cafés:

Girl’s barConcept café
Cobra cargo de mesaEn general sí, pero suele ser más barato.
Estilo/ambienteBarSimilar al de un maid café, aunque también hay una barra como si fuese un bar.
Estilo de las chicasElegante, sexy, kirei (bonito)Kawaii (tierno), joven
Atuendos de las chicasSexy (e.g. disfraz de coneja)Cosplays de maid, colegiala, etc.
Hora de apertura y cierreSuele abrir a la noche y cerrar pasada la medianoche.Suele abrir a la tarde y cerrar antes de la medianoche.
Principales diferencias entre girl’s bar y concept café

En cierto sentido podría decirse que un concept café es como una mezcla o un punto medio entre un girl’s bar y un maid café, dado que toma cosas de los dos.

Arriba: el girl’s bar al que quería ir Erik. Abajo: el concept café al que terminamos yendo (y al que quería ir yo).

Al parecer en este con-café las chicas se vestían distinto según el día en que fueras:

  • Domingo: cibernética.
  • Lunes: enfermera.
  • Martes: animal.
  • Miércoles: clásico (maid).
  • Jueves: colegiala.
  • Viernes: guerrera.
  • Sábado: atuendo de playa.
Cartel en la puerta del con-café mostrando todos los tipos de cosplay que había según el día.

Apenas entramos notamos que el lugar era bastante pequeño: solo una barra con alrededor de siete asientos. Al principio pensamos que no había nadie, ni clientes ni empleadas, pero luego vimos que una de las chicas que trabajaba ahí estaba haciéndose selfis a un costado. No pude evitar preguntarme si las selfies se las estaría haciendo para ella misma o porque la empresa se lo pedía, para luego venderle las fotos a los clientes o cosas así.

Cuando la chica —que luego nos dijo que se llamaba Rai— nos vio entrar, se dejó de hacer fotos y se fue del otro lado de la barra, al mismo tiempo que nos invitaba a sentarnos.

Mi amigo Erik no sabrá mucho japonés pero al parecer sí que conoce las preguntas más importantes. Al no saber japonés el pobre casi que no pudo hablar mucho con las chicas, pero a Rai le preguntó dos cosas que estaba interesado por saber:

  1. 何歳ですか。 (Nan sai desu ka; ¿Qué edad tienes?)
  2. 私と付き合ってください。(Watashi to tsukiatte kudasai; ¿Quieres salir conmigo?)

Muy bien Erik, me parece perfecto. Así es como se conquista a las chicas: yendo directo al grano. Nada de preámbulos ni de charlas aburridas sobre temas triviales. La primera pregunta seguramente la habrá hecho para estar seguro de que no se iba a meter en problemas legales, y una vez que Rai-chan le confirmó que era mayor de edad Erik contraatacó con la segunda pregunta.

Rai dijo que tenía 21 años. Más tarde entró otra chica más al café, que hasta ese momento había estado abajo en la calle haciendo publicidad para captar clientes. Nunca le preguntamos el nombre, así que para fines prácticos le voy a inventar uno: Yuka.

Esta vez fui yo quien le preguntó a Yuka por su edad. Yuka respondió instantáneamente con una respuesta preparada: cinco años. No es la primera vez ni la segunda que me hacen esto las chicas japonesas cuando les pregunto por su edad. No sé por qué les gusta tanto hacer esto pero me divierte. Supongo que es simplemente porque prefieren no revelar su edad real y dejar que el cliente imagine que son más jóvenes de lo que realmente son.

Estuvimos una hora en el con-café, durante la cual Erik no paró de pedirse bebidas alcohólicas (incluyendo varios shots), una tras otra tras otra. Al tercer shot que pidió yo lo miré con cara de «¿en serio?», mientras tomaba un sorbo de mi primer de los únicos dos vasos que me pedí. Cada vaso de bebida alcohólica salía ¥900 y cada shot ¥1500, con lo cual Erik terminó pagando considerablemente más que yo.

Durante esa hora yo aproveché para hablar lo mayor posible con las chicas y preguntarles de todo: sobre sus pasatiempos, sobre si tienen novio, qué les gusta hacer, a dónde les gusta ir, si le gusta el animé, qué clase de música les gusta, si habían viajado alguna vez al exterior, etc. Estoy empezando a notar varios patrones en mis conversaciones con chicas japonesas, lo cual me está haciendo entender un poco mejor cómo piensan y cómo les gusta vivir la vida.

Por ejemplo, una de las cosas más típicas que las chicas japonesas me suelen decir cuando les pregunto por sus hobbies es dormir. Yo siempre les respondo de la misma manera: «¡Qué aburrido! ¿La vida es una sola y tu pasatiempo favorito es dormir? ¿En serio? ¿Con todas las cosas divertidas que hay para hacer en Tokio?».

Rai-chan me contó que le gustaba dormir y yo le respondí de esta manera, tras lo cual ella me dijo: «Es que a mí no me gusta Tokio. Hay demasiada gente. Además no me gusta salir. Soy más de quedarme en casa». Le pregunté si era hikikomori y me dijo que sí.

Otro patrón común que he notado es cuando les pregunto si tienen novio. Casi siempre suelen responder que no tienen y que no les interesa tener—que «no los necesitan». Rai-chan me dijo que no tenía novio y que prefería la vida de soltera. Yo le respondí: «tiene sentido, no tienes novio porque eres hikikomori».

En un momento le dije a Rai-chan que sus coletas me gustaban, que eran muy kawaii. Me agradeció el cumplido, pero se me quedó mirando como esperando que le dijese algo más. Al parecer estaba esperando que le dijera que su cara también era kawaii, lo cual obviamente hice. Me dijo: «menos mal, pensaba que solo te gustaba mi peinado».

En otro momento Erik le dijo a Rai que quería hacerse una foto con ella. Rai le agradeció y le informó que cada cheki costaba ¥1000. Erik aceptó y se fueron juntos al lugar para sacarse fotos donde estaba Rai cuando entramos al café. Ambos hicieron una pose kawaii mientras Yuka les tomaba la foto con una cámara instantánea.

A las 21:15 nos despedimos de las chicas y nos fuimos a un izakaya a cenar. Allí nos pedimos los dos clásicos que uno se pide cada vez que va a un izakaya: cerveza y tsumami, en particular yakitori.

El yakitori que me pedí para comer. Como puedes apreciar en la foto, Erik ya se había bajado todo su primer vaso de cerveza mientras que a mí todavía me quedaba más de la mitad.

Cerca de las 23:00 nos fuimos de vuelta para la estación de Shibuya a tomarnos el tren para la share house. Llegamos a casa alrededor de la medianoche.

Por cierto, si te has preguntado cómo hacía yo para comunicarme con Erik si Erik no sabía inglés, la respuesta es con mucha ayuda de los traductores automáticos en nuestros respectivos teléfonos. Igual también estaba el hecho de que él sabía un poco de japonés y yo sabía un poco de alemán, lo cual ayudaba hasta cierto punto.

Ame,
Kato